POV: Amaia.Ernesto y yo seguimos a Richard a través del pasillo hacia la salida que solo usan los empleados del club. Con una mano en mi espalda baja que me hace querer gritar, camino completamente tensa y sin dejar de mirar al frente. A nuestro paso, las otras bailarinas nos miran, incluyendo a Ámbar, que me observa con un brillo malicioso en sus ojos.Ignoro todo y a todos, concentrada únicamente en lo que se supone que haremos cuando lleguemos a donde nos llevan. Por supuesto, era de esperarse que estos “encuentros”, se llevarían a cabo en un lugar planificado solo para eso. Y aunque sé que estuve improvisando sobre la marcha, metiendo a Ernesto en esto y tratando que Adam se diera cuenta de lo que sucedía, ahora mismo no tengo idea de lo que pasará o cómo haremos para salir de este aprieto. Porque el objetivo está claro: recuperar a Audrey. Sin embargo, estoy segura de que no será nada sencillo.—No lo veo ansioso, señor Díaz —exclama Richard y yo me tenso. El agarre de Ernesto s
POV: Amaia.El agarre de Ernesto se siente más fuerte mientras yo más me resisto. Pataleo y trato de quitármelo de encima, muevo mi cabeza de un lado a otro para evitar que pueda besarme una vez más.Mi corazón late demasiado fuerte y no soy capaz de escuchar nada más, además de mis gritos internos y mi respiración pesada.—Confié en ti —susurro, en medio de sollozos, mientras mantengo mis ojos cerrados.No quiero verlo. No quiero ver en qué se convirtió mi vida y una persona que amé con todo mi corazón.Ernesto baja su mano y la mete entre los dos, aprieto mis dientes para evitar el asco que me provoca, cuando sus dedos se cuelan entre la parte inferior de mi conjunto de baile. Me muevo más, más resistencia, pero llega un momento en que necesito parar y el maldito aprovecha para colar su cabeza en el hueco de mi cuello.—Amaia, maldita sea, no te voy a violar —susurra, pero su voz atraviesa mis pensamientos como si de un altavoz se tratara y me hace reaccionar.Intento calmarme. Mi p
POV: Adam.Si ese es el camino que eligieron, ese será, pero no puede haber ningún fallo…La frase se repite en mi cabeza sin parar. La decisión que puso a funcionar las ruedas de este plan arriesgado, pero inevitable. No hubo tiempo para pensar qué hacer, solo adaptarse. La sentencia estaba hecha y solo podíamos esperar a que iniciara todo.—Eso es lo que Richard hará, ya se cansó de esperar para obtener lo que quiere. Va a por ella —informa la única persona que puede ayudar en estos momentos.—¿Estás segura de esto? —pregunto, porque sé que es arriesgado y complicado para ella.Se queda en silencio por unos segundos. Hasta que suspira.—No, pero tampoco tengo dudas de que es lo que toca. «Sí, es lo que toca». El tiempo de reacción en estos momentos es imprescindible. Preparar todo sobre la marcha es lo más difícil, pero no tenemos más opción. —No puede haber fallos —declaro, con tono amenazante.Otra vez silencio. —No lo habrá. Es difícil ver a los ojos de la persona que amas y
POV: Adam.Las horas pasan lentas, se vuelven desesperantes. Más de lo que ya es de por sí la realidad.Ni siquiera porque estoy al tanto de cada mínimo detalle, que organizamos todo un operativo en el lugar que presumiblemente Bertrans intentará vender los servicios de Amaia, soy capaz de tranquilizarme. Preferiría tenerla a mi lado, saberla protegida, que expuesta a lo que un loco de mierda quiere hacer con ella.«Debí sacarla de ahí antes de que todo se volviera esta locura». Ese es mi reclamo interno constante desde que supe que se la llevaron drogada y en contra de su voluntad.Pero no hubo otra salida. Ya Bertrans estaba decidido a dar el paso, íbamos contrarreloj y si yo actuaba en consecuencia, lo pondría al tanto de todo y no hubiera sido posible aprehenderlo por sus negocios turbios referentes a la prostitución. Seguiría libre, sin pruebas que lo inculparan y extorsionando a las otras bailarinas como lo pretende hacer hoy con Amaia.Un sentimiento de culpa me llena al saber
POV: Amaia.Toda mi piel se eriza al escuchar esa irritante voz. Mi estómago da un vuelco y me giro a tiempo de ver al senador que trató de violarme en el despacho de Richard hace unas noches. Me incorporo lo más rápido que puedo y me retiro el pelo de la cara para no perderlo de vista en ningún momento.—Aléjate de mí —exijo, mientras doy pasos hacia atrás, lejos de él.Intento que mi voz suene fuerte, pero se rompe a mitad de frase.Todo lo que está sucediendo me supera, ver a Audrey y no tener certeza de lo que sucederá con ella, no me deja pensar con claridad. Mi cuerpo, prácticamente desnudo, está temblando y no veo esperanzas de salir de aquí de una sola pieza. Cada nuevo paso, es más oscuro que el anterior. Si logro sobrevivir a esta noche, habré perdido una parte de mí para siempre.El senador pasa la lengua lentamente por sus labios, relamiéndose con gusto y burlándose de mi débil petición. Me da asco el solo verlo acercarse, con sus manos en la cinturilla del pantalón, desab
POV: Adam.Deshago la distancia que me separa de Amaia en cuestión de dos segundos. Una fuerza sobrenatural me embarga y arranco al hijo de puta del senador de encima del cuerpo de mi mujer. A mis espaldas escucho gritos, más órdenes y un jodido murmullo que no abandona mi cabeza.—¡Amaia! —grito, cuando la veo cerrar los ojos, al borde de la inconsciencia.Lanzo al maldito senador como un muñeco de trapo y escucho sus reclamos, mientras es aprehendido. Pero yo no miro si alguien lo sostiene, si se va corriendo a qué. Yo solo tengo ojos para ella.—Amaia —la llamo, cuando me arrodillo a su lado de la cama.Mis manos tiemblan mientras rozo sus mejillas enrojecidas y húmedas, su labio sangrante y quito sus cabellos mojados de su frente. Verifico su pulso, su respiración y suspiro con alivio cuando siento su vida latir debajo de mis manos.La abrazo, le pido perdón, le digo que la amo. Lo repito sin cesar.Hasta que la rabia regresa. Cubro sus pechos con una de las fundas de las almohada
POV: Amaia.El agarre de Richard se intensifica sobre mí. El cañón de la pistola se presiona contra mi sien. Mi corazón está por salirse de mi pecho, la sangre bulle en mis oídos y siento que en cualquier momento podría caer de rodillas. Si Richard no estuviera agarrándome con fuerza, ya lo hubiera hecho. Cierro los ojos y veo la espalda de Adam alejándose con Audrey en brazos. Siento los gritos, las órdenes, a mi alrededor. Y con cada uno, el metal frío forzándose contra mi piel.Mis manos tiemblan y las cierro en puños. No quiero que este maldito vea o sienta mi debilidad. Aprieto mis dientes hasta que mi mandíbula duele y busco esa fuerza que necesito demostrar.—Te voy a matar, zorra. Te dije que me pagarías y todo esto es culpa tuya.Su asqueroso aliento se combina con el olor rancio de sudor y tabaco. La bilis sube a mi garganta y contengo la respiración, en parte para calmar mi pecho que sube y baja demasiado rápido y también, para no provocar un desastre si termino vomitando
POV: Amaia.Dos meses después.“Volver a la normalidad” es esa frase que no tiene sentido para mí, sobre todo, porque lo que ha pasado estos últimos meses no ha sido ni de cerca lo que era normal en mi vida. Intentar recuperar lo que un día fui, antes de llegar al club, es toda una batalla, sinceramente, porque no recuerdo mucho de eso, solo sensaciones: alivio, tranquilidad.Por cuatro largos años, mi rutina diaria absorbió todo de mí. Cada sueño. Cada esperanza.Pero hoy, a pesar de saber que debo aprender a ser feliz una vez más, recupero de a poco todo eso que había perdido.Adam es el nuevo protagonista, además de Audrey. Sin él, la avalancha de emociones fuera insoportable y dolorosa. Porque no es fácil entender que soy libre, que ya el peligro constante no me acecha y que puedo darle a mi hija todo lo que merece sin perder mi esencia en el camino.Todavía despierto a media noche con el corazón acelerado, un pitido molesto en mis oídos y todo el cuerpo bañado en sudor. Es en ese