Capítulo 831
El aroma a pino de su cuerpo la envolvió y se sintió tranquila y en paz.

Natalie cerró los ojos y le respondió con crudeza.

Al notar que no se resistía, Leonardo la agarró por la cintura y el beso se hizo más intenso.

Poco a poco, ya no se dio por satisfecho y directamente levantó a Natalie y la colocó en el sofá, se acercó a ella.

El ambiente ambiguo se extendió por el salón, y sus respiraciones se hicieron cada vez más aceleradas, las grandes palmas de él se aferraron a la cintura de ella, calientes y rodantes, haciendo que su cuerpo brillara de color rosa.

De repente, el timbre del móvil les interrumpió.

Natalie abrió los ojos empañados, miró a Leonardo y dijo: —Te llaman.

Los ojos llenos de deseo de Leonardo se fijaban en ella, sus ojos desorbitados, sus labios rojos ligeramente hinchados, como una sirena chupasangre, poniéndole cachondo.

—No importa.

Dicho esto, Leonardo siguió besándola, pero el móvil sonaba sin cesar.

Tras otro beso, Natalie lo apartó y se sentó, —Contesta la ll
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