Capítulo 45
De cualquier manera, Natalie no estaba apurada.

Cuando regresó a la sala de nuevo, encontró a Leonardo solo en el amplio salón, sentado en el sofá y mirándola con los ojos entrecerrados.

Natalie no pudo evitar fruncir el ceño. Ricardo tenía tantas ganas de hacerle la barba a Leonardo, ¿pero por qué no estaba allí ahora?

—¿Dónde has estado?

Tan pronto como se pronunciaron esas palabras, la atmósfera en la sala se volvió inusualmente tensa.

Lo que Natalie dijo en el jardín había estado encendiendo la ira en Leonardo.

Pensó que ella iría a pedirle disculpas, pero desde ese momento no la había visto, así que su enojo no hizo sino aumentar.

Natalie, sin perder la compostura, tomó asiento frente a él y respondió: —Estuve platicando con mi abuela. ¿Dónde anda la demás gente?

—No tengo idea. ¿No crees que deberías aclarar lo que dijiste en el jardín?

Natalie levantó la vista para encontrarse con él, y al ver la ira en sus ojos, se enteró de que aún estaba enfadado.

—Pues, creo que lo que dije
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