Capítulo 1505
Antes de que pudiera terminar la frase, llegó una señal de ocupado del móvil.

Baco se congeló, parpadeó con frialdad.

Se atrevió a colgarle.

—¡Toc, toc, toc!

El secretario llamó a la puerta y entró, al ver la cara adusta de Baco, bajó la voz.

—Señor Santos, el señor Ramos quiere que vayas a su despacho.

Baco frunció el ceño, dijo con frialdad: —¿Por qué me busca?

Baco se enfadó al pensar que después de que Leonardo había venido al Grupo Santos, siempre le apuntaba en las reuniones, criticando los fallos de los planes que había hecho.

—No sé...

—¡Inútil!

Se asustó por su voz repentinamente elevada, el secretario no se atrevió a replicar, su cuerpo tembló, y agachó la cabeza sin decir nada.

Baco respiró hondo, se levantó, se enderezó el traje y dijo con frialdad: —¡La próxima vez averigua bien qué quiere antes de venir a informarme, si no, lárgate!

Después de decirlo, pasó fríamente por el secretario y se dirigió rápidamente hacia el despacho de Leonardo.

Nada más entrar en el despacho,
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