Esta vez, Natalie no dudó en conectar directamente.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?

La voz de Natalie era fría, pero esa persona sonrió.

—Señorita Silva, no tenga tanta prisa. Has contestado a mi llamada, significa que confías en mí, así que podemos hablar de lo que sigue.

—Has pensado demasiado. Que haya contestado no significa que te crea. Sólo quiero saber qué pasa.

Lo que odiaba era que alguien le ocultara algo.

—Para mí es lo mismo.

Percibiendo el descuido de esa persona, la paciencia de Natalie se estaba agotando.

—¡O me dices tu propósito, o no vuelves a contactar conmigo!

—700 mil dólares y te daré el vídeo original.

En este momento, Natalie colgó el teléfono.

Cuando volvió a llamar, colgó otra vez.

Después de un par de veces, esa persona sabía que ella no contestaría y comenzó a enviar mensajes de texto.

[Señorita Silva, podemos hablar de nuevo. Si no quieres pagar 700 mil dólares, ¿qué tal 450 mil?]

[¿300 mil?]

[¡150 mil! Ese es el precio más bajo. No se puede ser más bajo.]

Nata