Capítulo 1137
— He oído que querías verme.

—Sí.

Antonia le miraba con menos odio que antes, pero con menos cariño, y más complejo.

—Ven y siéntate.

Había dado casi todo lo que tenía a Leonardo durante más de veinte años y se había sentido orgullosa de él. De repente un día supo que no era su hijo, y ninguna madre podía soportarlo.

Así que cuando Tadeo se los llevó a Imperialia para encerrarlos en un sótano oscuro, Antonia estaba resentida con él.

Se odiaba a sí misma por criar al hijo de otro, y odiaba que su propio hijo había muerto al nacer...

Sin embargo, cuando Leonardo la rescató a ella y a Ramón, pero no quería ver a ellos, supo que Leonardo también le guardaba rencor, y que por eso tampoco quería verla.

Leonardo se sentó junto a la cama, con expresión aún tranquila.

—Si quieres algo, puedes decirlo.

Antonia suspiró, —Leo, sé que he sido demasiado fría contigo estos últimos años, pero después de este incidente, me di cuenta de que no puedo culparte, después de todo, tú tampoco sabías la verdad
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