Narra Megan.

Estoy en una nube, todavía puedo oler su aroma en mis sábanas, por primera vez en mucho tiempo me levanto feliz.

Atiendo a los niños, preparo el desayuno y los dejo jugando con la chica que me ayuda. Que pena que no me pueda decir su nombre, nunca voy a entender esas estúpidas normas.

Estoy en la sala, veo como la capitana entra en la sala, pero viene sola, la saludo con educación y sigo recogiendo los juguetes esparcidos por toda la habitación, que son bastantes la verdad.

Es extraño, ella permanece aquí, estática, mirándome con un aire de superioridad, no sé qué mosca le habrá picado! Supongo que el general no tardará en venir y se irán a su despacho.

Soy levantada del suelo por el pelo, siento que si sigue tirando me lo va arrancar.

- Suéltame, suéltame, qué diablos te pasa? Digo gritando.

- Me pasa, que te odio con todo mi ser. Vas a pagar por ello perra. Dice arrogante.

Me defiendo, le araño las piernas sé que el castigo por agredir a un alto mando se paga con la mue