Kaylee retrocedió con fuerza mientras veía a la persona frente a ella. La mujer la observó con atención y maldijo suavemente al darse cuenta que realmente estaba viendo a Kaylee.
— ¡No puedo creerlo!—gritó Kaylee.
La mujer la miró durante unos minutos. Parecía estar en completo estado de shock. “Mierda” es lo único que pudo pensar Kaylee y sin pensarlo dos veces la obligó a salir de aquel lugar. Ricky observó a la mujer mientras ambas salían del lugar.
— ¡Que mierda!—gritó Ricky. — ¡Es igua
Kaylee guardo silencio en la habitación. Su mirada estaba completamente clavada en él. Dante seguía en la camilla mientras el doctor saturaba las heridas de su rostro. Ricky ya había sido atendido y por suerte solo tenía golpes superficiales y no tenía heridas internas. Dante la observó durante unos momentos, parecía que intentaba leer sus pensamientos con solo verla, Kaylee se percató de la mirada de Dante sobre ella y ladeó un poco su cabeza.— ¿Qué sucede?— preguntó. —Estaba completamente seguraque él seguía confundido por su relación. Incluso ella estaba confundida pero no quería pensar en ello. Solo quería vivir junto a él.Ella sabía que no podía permitir vivir toda una vida a base de mentiras, ya no podía vivir engañándose a sí misma. Estaba cansada de intentar ser alg
Dante se acercó con pequeños pasos curiosos hacia las gemelas. Observándolas se percató de su increíble parentesco. Solo podía diferenciarlas por su color de cabello, verlas a ambas era como ver a una Kaylee del pasado y una Kaylee del futuro. Los ojos de la pelirroja se clavaron en las heridas del rostro de Dante y se cruzó de brazos por un momento. Dante la observó y le regaló una sonrisa totalmente amable. Kaylee sonrió al ver a Dante intentando agradarle a su hermana.— ¿Puedo escuchar la conversación?—preguntó Dante— la verdad estoy harto de estoy en mi habitación.—No puedes— dijo Kim. —
Nicolás tomó el arma mientras sonreía con fuerza. Alzó la mirada hacia la fotografía que tenía pegada en la vieja pared de concreto de su nuevo escondite. Había pasado toda la noche pensando en lo mismo, tenía un plan que parecía perfecto. Kaylee era suya y su hermano no le quitaría a la mujer que tanto deseaba.Su principal plan se había arruinado. Durante años había mantenido a la hermana de Kaylee en aquella vieja casa. Nunca lo había pensado pero cuando lo entendió se dio cuenta de la gran joya que había conseguido hace años. Si conseguía intercambiar a las gemelas podría conseguir a Kaylee, solo tenía que teñirle el cabello a Kim. Todo había parecido tan fá
La sala de interrogación se encontraba en completo silencio, la anciana con nerviosismo se movía de un lado otro en su pequeña silla de metal. Sabía que estaba en problemas y sabía que de esos problemas nunca podría escapar, la habían encontrado, la culparían por la muerte de su hija y por cada uno de las veces que tráfico con sus “hijas”.La puerta se abrió, causando un gran sonido de la habitación a causa del chillido que provocaba la puerta al abrirse. La anciana se detuvo en su asiento y se llevó ambas manos hacia las piernas, intentando mostrar completa inocencia. El hombre de traje negro se sentó en la silla metálica y la observó fijamente, listo para destrozar a la anciana. El hombre le sonri
Dante caminó de un lado a otro. Se llevó las manos a la cabeza y maldijo suavemente mientras pensaba en lo que realmente debía hacer. Por años había deseado que su hermano finalmente pagará todas las consecuencias de sus actos, siempre había deseado que el asesinato de su ex novia se pagara y ahora que tenía la oportunidad de hundirlo por completo, no tenía idea de qué hacer.Sabía que su hermano necesitaba ir a la cárcel pero a la vez, tenía que admitir que le dolía muchísimo que su hermano terminara en un lugar tan horrible. Sabía que Nicolás se había ganado por completo su lugar en ese maldito lugar. Se detuvo por un momento y miro al padre de la mujer que tanto amaba. El hombre estaba esperando que Dante le diera una orden, sólo tenían dos opciones: Nicolásmoría o se iba a la cárcel.&mdas
Dante se abrió paso entre las personas que se encontraban en el lugar. Kaylee lo tomó de la mano y maldijo mientras veía a las personas viéndola fijamente. Todas las miradas estaban sobre ellos, todos sabían quiénes eran y que hacían en ese lugar. El padre de Kaylee se mantuvo tras de ellos, cuidándolos fijamente mientras las personas intentaban abrirse paso para poder llegar a ellos.Dante soltó un ruidoso suspiro mientras se preguntaba si lo que estaba a punto de hacer era correcto. Kaylee acarició su mano y él volteo a verla para poder encontrar la mirada que tanto le tranquilizaba. Él asintió y subió poco a poco cada uno de los escalones de las escaleras que conducían hacia la habitación donde se encontraba su hermano muerto.La puerta gris se encontraba completamente cerrada. Kaylee observó el pequeño letrero en la pared y suspiró. E
Kaylee observó a Dante mientras él mantenía su rostro completamente cubierto con el retal de tela que ella le había entregado. El rostro de Kaylee se mostraba lleno de felicidad, emoción y ansiedad. Había pasado toda la noche buscando un lugar en el que ambos pudieran pasarla bien.Estaba cansada, no lo podía negar pero todo ese cansancio le importaba un carajo. Pasaría el mejor fin de semana junto a la persona que amaba y eso era completamente suficiente. Lo único que quería Kaylee era que él pudiera pasar un momento agradable, que pudiera dejar las cosas del pasado en el pasado para poder disfrutar de su viaje.— ¿Prometes que no me vas a asesinar?— preguntó Dante mientras toqueteaba el interior del auto. — preciosa mi auto es nuevo...— ¡No lo voy a chocar!— dijo ella entre sonrisas. Dante asintió y dejó caer su rostro s
Dante guardó su teléfono cuando se percató que Kaylee salía de la habitación. Su rostro era como un espejo, demostraba por completo lo deprimida que estaba.Los ojos de Dante la siguieron por toda la sala del lugar donde habían decidido quedarse. La observó tirarse en el sofá y la escuchó suspirar con fuerza.—Oye… podemos ver películas y pedir un poco de pizza.—Quería salir—dijo ella para luego voltear a verlo y soltar el gran sollozo que había estado ahogando. Dante se mordisqueó la lengua y se acercó a ella.—Kay… ¿No se te hace que estás muy sensible?— le preguntó justo cuando se sentaba a su lado y le acariciaba el largo cabello oscuro.— ¿Sensible?— le preguntó ella, antes de reír y negar con suavidad. — supongo que me esforc