Casi todos resultaron heridos en algún lugar en diversos grados. Los aventureros también habían sufrido algunas bajas, aunque menos que el ejército. Los miembros del grupo se encargarían de los cuerpos de los compañeros de equipo muertos. Si el difunto era un aventurero solitario, su cuerpo sería quemado en el lugar y las cenizas serían enterradas cerca. La mayoría de las personas de este mundo preferían enterrar su cuerpo en el suelo después de la muerte, pero los aventureros eran diferentes. Si enterraban los cuerpos de los aventureros muertos en el suelo, podrían terminar como alimento para los monstruos al día siguiente. Para ellos, esto era una desgracia aún mayor para los difuntos, por lo que la práctica común era quemar sus cuerpos hasta convertirlos en cenizas antes de enterrar las cenizas.

Con la ayuda de otros aventureros, Aren incineró el cuerpo de Jessie y recogió sus cenizas con un trozo de tela, luego cavó un hoyo cerca y lo enterró. Quería colocar una lápida para Jessie