Capítulo 5

leticia fontenelle

Llegué a casa de madrugada y entré lo más silenciosamente posible para que Naná no me viera en esas condiciones, lo primero que hice fue darme una buena ducha y ponerme el camisón. Tomé la medicina para el dolor de cabeza que parecía estar matándome, y me acosté, pero no pude dormir nada, el maldito recuerdo del cabrón hablándome horrores, vino a mi cabeza.

Creo que nunca olvidaré su mirada de odio y sus palabras, nunca jamás, ahora me olvido de ese hombre. Eso tuvo que pasar para que yo supiera que el hombre es el peor hombre sobre la faz de la tierra.

Nuestro primer beso fue tan bueno, fue un sueño, pero luego, cuando descubrió que era virgen, se corrió y ni siquiera lo vi, solo recuerdo el dolor cuando metió ese enorme pene dentro de mí y grité. dolor, pero cuando el dolor mejoró y fue mejorando hasta que no me dejó correrme, lo cual mis amigos dijeron que era delicioso. No sentí nada porque ese cretino rubio me sacó esa verga galáctica. Al menos espera a que yo venga, ya que me iba a maldecir con todos los malos adjetivos posibles. solo me vengo con su boquita en mi intimidad

Y la desgraciada tiene un beso que nunca he sentido en mi vida, deliciosos besos. Él es todo caliente en realidad, lástima que fue grosero conmigo, me equivoqué mucho al no haber dicho nada, pero no me dio tiempo ni para decir una sola palabra, me agarró fuerte... y qué agarre ese. es, ¡Dios mío! Tiene un grip magnífico, aunque nunca me ha pillado así nadie. M*****a sea, tampoco debí ceder a mis sentimientos y dejar que un hombre borracho me besara, luego me desnudé y comencé a besarme por todo el cuerpo.

Sólo unos besos y nunca salió. Quisiera irme, pero mi corazón le pertenecía a él, amo a ese hombre con todo mi corazón, pero como dije, me olvidaré de él de todos modos, juro que me olvidaré de él.

Salí del hotel sin que él lo viera, no dije nada, solo compré un boleto y me fui de ahí, no quería mirar su cara llena de acusación hacia mí, de ninguna manera. Si me viera, podría pensar que estaría esperando algo de dinero de él.

Nunca volveré a ese lugar de nuevo, ni siquiera jodido.

Me desperté sin ganas de levantarme, pero me levanté y fui a hacer mi aseo personal, me puse un vestido holgado y fui a la cocina. Naná ya estaba allí y se sobresaltó al verme.

—Hija mía, ¿qué haces en casa? ¡Pensé que solo regresabas por la noche!

— Sí, iba a volver solo por la noche, pero volví antes. Terminó el trabajo y ya no me necesitaba allí. Ella me miró un poco sospechosa, pero no preguntó nada. Llegó el otro día y estaba de nuevo en casa.

"¿No vas a trabajar hoy?" Nana volvió a preguntar.

— No, no lo haré nunca más, renuncié a mi trabajo.

— ¿De verdad, hija mía?

— Ya basta de trabajar de secretaria, ¡estoy cansada! Acabo de decir eso, eso es todo...

Los días pasaban y a mis dos y únicos amigos les resultaba extraño no presentarse allí, así que ambos vinieron a mi casa. Ni siquiera sabía, cuando me di cuenta, estaban dentro de mi habitación, un lugar en el que solo yo vivía.

— ¿Qué cojones te pasa, doña Letícia? dijo Rebeca.

El mandón.

"Nada", respondí en ese momento.

“M****a, qué demonios. Puedes decirnos ahora mismo lo que te hizo tu bastardo jefe y no mientas, porque presiento que algo ha pasado. - Dijo Rebeca, de nuevo sin dejar que Camila abriera la boca.

"Ja, eres un psíquico ahora, ¿eres un amigo?" Respondí.

Con la loca Rebeca, que aun casada, seguía loca como siempre, que es lo bueno que tiene, se hizo rica con sus cuadros y su marido tiene tanto dinero que ella no tuvo que trabajar. Es tan rica, incluso más que yo, pero sigue siendo la misma persona humilde e ilustrada de siempre.

- ¡Habla luego! dijo la otra mandona, Camila.

“Joder, ni siquiera podemos estar en paz. No pasó, nada, simplemente no quiero trabajar más allí con ese hombre. Lo dijo con tanta ira que las chicas pronto se dieron cuenta.

"Dime qué hizo ese cabrón, para que pueda ir a su empresa ahora y arrancarle la polla". O el corazón. Todavía no sé qué le voy a sacar a ese cabrón si te hizo algo – ladró Rebeca.

Dije la verdad, solo omití algunos detalles. No iba a decir que el cretino me dijo cosas horribles después de quitarme la virginidad.

Le acabo de decir que dormimos juntos y ahora me da vergüenza mirarlo a la cara. Que ya no soy virgen y eso fue horrible.

— Amigo, pero luego es una delicia. Cuando te acostumbras a que te penetre un pene, todo cambia. Ya no querrás dejar de follar. - comentó la loca Rebeca.

Le sonrío a la cara de mi amigo loco, al menos me hacen olvidar la tragedia de mi vida, se quedaron conmigo todo el día.

"¿Por qué no trajiste a los niños?" Me hacen feliz mucho! Y extraño a mis dos amores, ya sabes.

- ¡Hay! Amigo con el que queríamos estar a solas

tú. Realmente deberíamos ponernos de acuerdo para ir a Lapa, los tres solos… — sugirió Rebeca.

Me reí y dije: ¿quieres morir Rebeca? Sueñas que tu marido te dejará ir a Lapa sola con nosotros y sin él a tu lado.

"Él no me manda, iré si quiero". Es que hoy no tengo ganas, déjalo para otro día… - concluyó.

¿Ahora a ver si iba a Lapa sin hablar con su turco? Está mal eh. Sabe lo celoso que es su marido y hasta demasiado. Pensé que sus celos mejorarían con el tiempo, pero parece que solo aumentan.

Era bastante tarde cuando se fueron.

Miré la cara de Nana.

"¿Quién te envió a decirles que estaba enfermo?" - Yo pregunté

“Estaba preocupado por ti, hija mía. - se justificó.

"Está bien, pero no te preocupes, ¡estoy bien!" Respondí.

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