Dijo Ayla seriamente, y continuó caminando. Eve me miró levantando una ceja y sonriendo irónicamente.

- ¿Qué esperas? – dijo – ve tras tu Alfa, perrito faldero…

- Ya no permitiré tus insolencias, loba. No olvides que sigo siendo tu Alfa.

- Tu no eres mi Alfa, yo renuncié a tu manada – dijo con su mirada dolida y llena de resentimiento – estabas tan preocupado de reconquistar a tu loba zorra, que ni siquiera te percataste de ello – hablé por conexión mental a algunos lobos guerreros que merodeaban el lugar.

- Tu no debes estar aquí… has sido irreverente ante dos Alfas, no perteneces a ninguna manada… eres una rebelde – tres lobos guerreros se acercaron y se detuvieron junto a mi – en este momento serás expulsada de este territorio y tu reingreso está prohibido. La próxima vez no seré tan benevolente contigo ¿Quedó claro?

- Sí, Alfa – dijo entre dientes, mientras los guerreros la sostenían de los brazos.

Fue llevada en contra de su voluntad y a vista y paciencia de la multitud que,