Era el primer día que iba a entrenar con Odette y llegaba tarde. La cama kingsize que había comprado Alex para nuestra habitación era jodidamente cómoda, eso sumado al hecho de que no la habíamos utilizado para dormir en la mayor parte de la noche había hecho que nos despertáramos tarde de nuevo. Alex me iba a acompañar al claro del bosque donde había quedado con Odette y luego se iría a trabajar en lo que sea que trabajen los reyes. Desayunamos entre besos y caricias. Desde que marqué a Alex parecía una perra en celo. Las sensaciones, los sentimientos, todo se había multiplicado por mil. Sentir a través del vínculo de pareja su excitación y lo que sentía al mirarme y al tocarme era más increíble de lo que habría podido imaginar. No nos habíamos despegado físicamente desde entonces y los dos estábamos haciéndonos los remolones para alargar ese momento un poco más. Estaba muy ilusionada con mi nueva vida. Vivir con Alex era un sueño del que no quería despertar. Nos adentramos por
KassandraEn el momento en el que abrí mis ojos un dolor se instaló en uno de los lados de mi cuello. Joder, ¿qué había hecho ayer para amanecer con esta punzada? . Unos brazos me tenían rodeada y el aroma de Alex inundaba mis sentidos. Como si tuviera un sexto sentido para detectar cuando me despertaba Alex abrió sus preciosos ojos verdes. —Buenos días mi amor, siento muchísimo lo que pasó ayer, se me quedó el móvil en el coche y pasaron las horas sin darme cuenta— el moreno me miraba con ojos angustiados. En ese momento vinieron a mí las imágenes del día anterior, el entrenamiento con la bruja, la caminata hasta la ciudad, como encontré de milagro la urbanización y como me senté a esperar a que Alex viniera porque el guardia no me dejaba entrar. —Entré en pánico cuando revisamos toda la ciudad y no te encontraba. Lo siento muchísimo nena— su dedo acariciaba mi mejilla. —Bueno ayer aprendí que tengo que llevar el móvil cargado de batería,aprendí a llegar a casa y que esta urbani
KassAlex me contó que su viaje había sido desgarrador. En una manada aliada habían encontrado a una niña muerta a orillas de un río. Al principio pensaron que la pequeña podía haber muerto ahogada pero al descubrir que su sangre había sido drenada dieron parte al consejo real, el cual estaba encabezado por Alex. —¡Dios, es horrible!, pobre pequeña. ¿Quién le haría algo así a una niña? ——Eso es lo peor, que no tenemos idea. Al principio, antes de ver el cadáver, pensé que podría tratarse de un vampiro o de algún animal salvaje pero luego descarté esas hipótesis al ver el cuerpo— El moreno se tumbó en la cama igual que lo había hecho yo minutos antes. —¿Por qué? ——Porque en el cuerpo no había rastro de mordeduras o de colmillos. El cuerpecito de esa pobre niña estaba intacto. Parecía una muñeca inerte— Alex desvio su mirada hacia otro lado, estaba claro que estaba afectado por lo que había visto —Solo hay una manera de poder drenar la sangre de un cuerpo sin dejar marcas, con magia
KassImaginaba que Alex volvería tarde a casa de su urgente viaje así que aproveché el día para hacer la compra y limpiar un poco la casa. Más tarde me llamó y me confirmó que no llegaría antes de la cena. Llamé a Jack para almorzar juntos pero estaba de escapada de fin de semana con su pareja. Mi otra opción eran mis amigos y vecinos Eli y Tyler así que fui a su casa. El rubio abrió la puerta y me invitó a pasar con una sonrisa. Cuando llegué al salón mi amiga estaba inmersa en una montaña de papeles. —¿Te han mandado todo ese trabajo para casa? ——Tu amiga quiere ganarse un puesto en la empresa siendo la más eficiente— dijo Tyler pasándome una cerveza. —No me lo han mandado pero quiero estar familiarizada con toda la situación financiera de la empresa para demostrarles que aunque sea una estudiante estoy muy implicada con el puesto y puedo hacer el trabajo de un profesional— cuando a Eli se le metía algo en la cabeza no paraba hasta conseguirlo. —Estoy segura de que vas a ser
Lunes, siempre he odiado los lunes. Odette había recargado pilas en el fin de semana y venía más estricta y con el carácter más agrio que el viernes. Llevaba toda la mañana con la congelación del agua y, para mi sorpresa, había logrado que el pequeño charco que había formado transportando agua del arroyo se enfriara hasta el punto de congelarse pero, según la bruja, era demasiado lenta. Ni siquiera me dejó comer el almuerzo. Llevaba más de nueve horas haciendo el mismo puñetero ejercicio y la cabeza me iba a explotar. —Mañana seguiremos, espero que vengas con más ganas— escupió la bruja mirándome con cara de desagrado. Ni siquiera me esperó para ir hacia los coches, aunque agradecí que no lo hiciera. Me senté sobre la hierba y respiré hondo unas cuantas veces.Odette me había presionado demasiado y empezaba a no soportar a la peli morada con su pedantería y sus aires de superioridad. Estaba claro que la empatía no estaba dentro de sus virtudes. El sitio donde entrenábamos era precio
Eli—Cierro los ojos y sigo viendo números —me quejé. —Ven aquí muñeca— La mano de Tyler tiró de la mía y me sentó en el sofá, sobre sus piernas —Cierra los ojos.—Una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo cuando sentí sus manos en mi cabeza dándome un masaje en el cuero cabelludo. —¡Oh,dios,Tay,que manos tienes!— el rubio estaba consiguiendo que me relajara totalmente. —Mis manos también hacen maravillas en otras partes del cuerpo —susurró en mi oído mientras bajaba una mano a mi pecho derecho y pellizcaba mi pezón. —¡Tyler! —chillé a la vez que le daba un manotazo a su mano invasora e intentaba levantarme, sin éxito, de su regazo. —¡Muñeca, no vas a escapar de mí! —su brazo rodeó mi cintura y me inmovilizó pegada a su cuerpo.—Eres un tonto—bufé. Besó la curva de mi cuello justo donde estaba su marca. Las chispas recorrieron mi piel a la vez que su aroma me envolvía completamente. —No te enfades muñeca, es que te deseo tanto que no puedo dejar mis manos quietas— ahora me ten
KassEl fin de semana fue divertido. Leroy y Ben me arrastraron al parque de atracciones el sábado . Yo no tenía ánimos para nada pero al final me lo pasé muy bien. El domingo me llevaron a comer a un thailandes y por la tarde estuvimos bañándonos en la piscina de la casa con los famosos mojitos de fresa de Leroy. No sé si era porque sentían mi tristeza o qué, pero me consintieron de lo lindo. Por las noches me derrumbaba y casi siempre me quedaba dormida llorando. La excusa de las pelis románticas se me había quedado obsoleta. Alex llegó a los pocos días. Me abrazó, me dijo que me había echado de menos, que me quería mucho, pero su rutina no varió ni un ápice. Estaba bastante inmerso en la investigación, de la que no me comentaba nada en los pocos momentos en los que hablábamos. Los días pasaban y yo me sentía como una bomba a punto de estallar con Odette. Con respecto a Alex lo normal era que apenas nos viéramos durante la semana y en el fin de semana compartieramos algún rato junto
Llegué a casa y me fui directa a la habitación. Cerré la puerta y con la espalda apoyada en ella me deslicé hasta el suelo. No podía dejar de llorar. Deseé volver a Foresthill. Aquello era todo lo que yo conocía, sin lobos, ni brujas, ni dones. Solo gente normal y yo siendo una más, con mis amigas, con mi padre y viendo mucho más a Alex de lo que lo veía ahora. Mi respiración empezó a acelerarse y en ese momento sonó mi teléfono. Era Eli. —Kass, ¿estás bien?, Tyler me ha dicho que te ha visto llegando a la urbanización.¿Estás enferma? — —No, estoy bien— mi voz se entrecortaba por el llanto. —Kass, ¿estás llorando?. Voy para allá— antes de que pudiera contestar la rubia cortó la llamada. Pasaron diez minutos y Eli tocó el timbre de la entrada. Cuando le abrí la puerta de la casa no pude contenerme y me abracé a ella llorando. —Kass, Kass ¿qué tienes, qué ha pasado?——¡La odio!, ¡la odio, Eli!. No pienso ir más a sus entrenamientos. ¿Sabes lo que me ha dicho?, que no entiende como