Dentro de mí se agita un fuego temible que solo tú logras calmar con tus manos, este fuego me consume cuando no encuentro el azul de tus ojos destellando sobre mí. Eres mi aliento y mi calma.

Ángela

Esa noche el fuego de la pasión caldeaba la habitación, sus cuerpos sudorosos se entregaron una y otra vez, mientras el deseo se avivaba con mayor fuerza en cada beso y en cada caricia. Susurros y gemidos rebotaban en las paredes, sus nombres resonaban cada vez que la gloria los alcanzaba.

El infinito se volvió nada en medio del caos que entre las sábanas se convertía en todo. A Lucas aún le quedaba energía y hambre por el cuerpo de ella, en cambio, Camila se sentía agotada, cada orgasmo le había arrancado gran parte de sus fuerzas, sentía los párpados pesados y su cuerpo ya casi no le respondía, cuando su espalda se arqueó por cuarta vez y sus manos se aferraron con fuerza a los hombros de Lucas dio lo último que le quedaba.

Estaba segura de que ella perdería, pero había disfrutado hacerl