Capítulo 8
Al salir del hospital, el celular de Irene empezó a sonar. Era Yoli, con un tono algo ansioso.

—Jefa, tu padre ha vuelto a causar problemas en la empresa. Sería mejor que vinieras rápido. Si el señor Robin se entera, me temo que se enfadará.

Irene sintió un sobresalto y, tras colgar, se apresuró hacia la empresa. Justo al entrar en el vestíbulo, vio a Juan sentado en el sofá, fumando de manera despreocupada.

—Apaga ese cigarrillo. —dijo ella, con el rostro pálido por la ira, el hombre sonrió.

—Claro, siempre escucho a mi hija. —Ella se sentía exasperada por su actitud.

—¡Hablemos afuera!

Llevó a Juan a una cafetería debajo de la empresa. En cuanto entraron, él comenzó a reír.

—Mi hija sí que ha triunfado, ¡ya frecuenta lugares tan elegantes!

—Si no le tienes miedo a Robin, puedes seguir viniendo a buscarme. —soltó una risa fría.

—¿Quieres asustarme? ¿Acaso él va a impedirme ver a mi propia hija?

—Puedes intentarlo y ver si interfiere o no, pero no digas que no te advertí. Si se mete, u
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