Capítulo 146
En un instante, Irene se quedó paralizada.

Nunca dudaba de la energía de Robin.

Ese hombre había hecho que pasara noches enteras sin poder dormir.

Al ver que finalmente se calmaba, una sonrisa se dibujó en los labios de Robin.

—Duerme.

...

Al día siguiente, Irene despertó y Robin ya no estaba a su lado.

El lugar junto a ella se había enfriado.

Pensó que Robin se había ido.

Pero al abrir la puerta del dormitorio, lo encontró regando las plantas en el balcón.

Irene se quedó sorprendida un momento.

Al oír el ruido, Robin levantó la cabeza.

—¿Despertaste? Lávate y prepárate para comer.

Irene dudó un momento, pero aun así preguntó:

—¿Por qué no fuiste a trabajar?

Robin, limpiándose las manos con un paño,

finalmente la miró.

—¿Cuándo planeas ir a trabajar, señorita Irene?

Irene frunció el ceño.

—Quería descansar un poco más, ¿no dijiste que si las vacaciones no eran suficientes podrían extenderse?

Robin lo había dicho.

Pero ahora se arrepentía.

Ya que ella podía aceptar trabajos por fuera, s
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