La impresora suena y suena sin parar. Sophia ha estado desde hace un rato sacando copias que le había ordenado su jefe Richard Thompson. - Al parecer sólo haré ésto mientras dure en éste trabajo. Suspira y sigue sacando y metiendo hojas en la impresora. Ya le dolía el dedo de tanto tocar el botón. Un trabajo que ella pensaba sería maravilloso y de ensueño se había convertido en una cacería presa-depredador. Richard es un completo idiota y lo había demostrado en tan poco tiempo. - Debería renunciar a éste trabajo. Buscar alguno en otra empresa. Ella se dice para si misma. Termina de sacar la última fotocopia y acomoda en orden todas. Se coloca el pelo hacia atrás y sale de la oficina de impresiones. Se tropieza con Troy. - ¿Vienes a sacar fotocopias? Ella pregunta sonriente. - Si, aunque tú ya has acabado. - Llevaba media hora metida allí. Ambos sonríen. Sophia se queda callada. - Nos vemos luego. - De acuerdo. Si. Iré a sacar fotocopias. Troy sigue y Sophia empieza a ca
- Espero sea una broma. Richard dice un poco agitado. - Ella no sabe nada de marketing y publicidad. Es sólo una asistente. Sophia une sus manos inquietas. Robert está traqnuilo y sereno. - Mi jefe tiene razón. No estoy capacitada para encargarme del diseño de un logo. Sophia estaba segura que era una sucia jugada por parte de Robert. Él sabía perfectamente su nivel bajo de estudios y de experiencia. La estaba poniendo a prueba. Lo que ella consideraba estúpido ya que era ella la que tenía que usarlo y acabar con él a cómo dé lugar.. - No sólo es el diseño del logo. Quiero que te encargues de diseñar la publicidad de nuestra alianza con Temp. - No entiendo. Robert se levanta. - Richard podrá guiarte y ayudarte con tus dudas. Cuento contigo. Ahora debo retirarme, tengo un almuerzo con el director ejecutivo de una empresa japonesa. Quiero que prepares todo el estudio de mercado y tendremos una reunión en la sala de juntas en tres días. - ¿Tres días? Es muy poco tiempo para pr
La incomodidad invadía el auto de Robert. Tanto él como Sophia no estaban muy a gusto de estar lado a lado. Ella lo odiaba con todas sus fuerzas y él lo sabía. Lo que no sabía eran los motivos de ese odio. Ella había perdido su bebé a causa de Robert y entererarse de que todo su preocupación era sólo un teatro, una apuesta. Sophia cerró los puños aguantando unas lágrimas. Se negó a ser una más en la lista de Robert, pero si quería hacerle pagar toda su humillación tenía que estar cerca de él, seguirle la corriente, así le doliera en el fondo de su corazón. El silencio los rodeaba. Robert soltó una mano del volante.- Estás muy callada.Sophia lo ignoró.- Gracias por ésto. Si no hubieras estado justo en ese momento yo...- Te hubieras buscado a alguien más. Robert volteó a verla.- ¿Qué?- No deberías voltear tu vista del camino. Puede ocurrir un accidente.Robert se abstiene de seguir hablando y se concentra en conducir. Sophia lo mira.- No debí decir eso. Yo...- No te preocupes.O
- Fué un placer conocerlos. Es cierto lo que dicen de tu Robert. Eres un buen negociante. Renji hace una reverencia hacia Robert. Sophia observa en silencio. - Un gusto conocerla. Robert es muy afortunado de tener una mujer tan maravillosa a su lado. Sophia sonríe. - Un placer. El asistente de Renji le dice algo al oído. - Debemos irnos. Debo volver lo antes posible a Tokio. - Un placer Renji. Tendré tu hotel listo en tiempo record. Renji asiente. Se despide de ambos y sale del restaurante. Sophia y Robert caminan con pasos lentos hacia la salida. Sophia se detiene. - Es muy agradable. No pensé que los japoneses fueran tan... - ¿Cursis? Pregunta Robert mirándola. Sophia sigue con su vista fija al frente. Robert la mira de arriba a abajo. Contempla su figura un rato. Sophia siente su mirada encima de ella. - ¿Qué miras? - Tu embarazo. Robert se voltea hacia ella y mete las manos en los bolsillos. Se encoge de hombros. - ¿Cómo va? Sophia lo mira de reojo. Ella empieza a
No, no debía sentir algun tipo de sentimiento hacia el hombre que le había desgraciado la vida. Perdió a su bebé por su culpa y eso era algo que no podía perdonarle, aún sintiera inemnsas ganas de caer a sus brazos. - La apuesta.Susurra Sophia. El sirviente de la mansión Trivan le dijo todo lo que tenía que saber. Robert la había usado para ganar una apuesta. Una de muchas. Una más del montón. Alejó su mano de su pecho lentamente. Robert seguía inconciente.- Te odio. Te odio con todas mis fuerzas. Eres lo peor que pude haber conocido. Maldita sea el día en el que fui a tu oficina. ¡Lo maldigo!Ella dice en voz alta.- No te perdonaré nunca Robert Trivan.Se estremece de dolor y lágrimas cuando una mano de Robert toma la suya con fuerza. Sophia abre los ojos sorprendida. Robert está temblando y sudando.- No te vayas.Robert agoniza.- No me dejes, por favor. Te necesito a mi lado.Sophia traga saliva.- Tú eres la razón por la cual sigo viviendo. Si no fuera por ti. Ya estaría muer
Una luz recurrente y fuerte hace parpadear los ojos de Robert. Se despierta y ve a su alrededor. Una habitación blanca pero con un pesado ambiente. Mira a los lados y observa a Mike sentado en una silla con los brazos cruzados y los ojos cerrados. Siente una gran punzada en su cabeza. - ¡Ah! Gime fuerte y Mike se levanta agitado. - ¿Estás bien? Robert cierra los ojos y los abre de nuevo. - ¿Dónde estoy? Mike suspira. - En el hospital. - ¿Hospital? Robert se agita y trata de levantarse. Mike lo detiene. - Cálmate. Te desmayaste en la oficina. Tienes una fuerte contusión en la cabeza. - ¿De qué hablas? Robert se lleva la mano a la cabeza. - De que sufriste un fuerte golpe. ¿No lo recuerdas? Mike le pregunta a Robert quién se queda mirando su cara sin entender. - ¿Golpe? ¿Qué golpe? Mike se mete la mano a los bolsillos y da unos pasos hacia atrás. - Entonces no recuerdas cómo te hiciste ése golpe. Robert frunce el ceño. Trata de recordar pero al presionar su mente u
Sophia baja las escaleras. Su cuerpo está tenso. Estuvo horas trabajando en la publicidad de Temp. Aún no entendía por qué Robert le había pedido hacerla si ella no sabía nada sobre eso. Apenas puede maneterse de pie. El sueño la tiene un poco mareada pero no podía irse a dormir aún. Le quedaba mucho trabajo por hacer. Vió el gran reloj de la sala y marcaba las 2:30 de la mañana. - Sólo han pasado unas horas pero parece que hubiera pasado una eternidad trabajando. Agotada se tumba en el sofá. La puerta suena y se levanta asustada. Ve a su hermano entrar. - Eres tú. Pareces un ladrón entrando de esa manera. Frank se mete las llaves al bolsillo. - ¿Tú despierta a ésta hora hermanita? ¿Te caíste de la cama? Sophia hace un puchero repitiendo sus palabras. - He estado trabajando en la computadora durante horas. Si sigo así quedaré ciega antes de anciana. Frank la ignora y sube las escaleras. - Ey. Sophia se levanta. - ¿En qué andas metido? Frank se detiene. - No es tu problem
El Señor Sombra se acerca a Frank y lo mira de reojo. - Te llevaré adonde quieras ir. Frank asiente sin levantar la mirada. Suben al auto y Frank se detiene y mira hacia atrás, el hombre muerto y el charco de sangre alrededor. Traga saliva. Los hombres encapuchados se ríen. Frank toma con más fuerza el maletín y sube al auto. - ¿Estás bien muchacho? El Señor Sombra dice y Frank asiente. - Si. Estoy bien señor. Yo le agradezco ésta oportunidad. Le juro que no se arrepentirá de contratarme. - Ya no sigas. El Señor Sombra se voltea y ve por la ventanilla. - Arranca. Le indica al hombre de traje que está al volante. Frank no deja de mirar el maletín, sus manos temblorosas lo delatan pero el Señor Sombra no lo está mirando. Parece estar más peocupado por otros asuntos que por el hecho de que contrató a un joven de 20 años para asesinar a sangre fría. Frank alza la vista y ve que están en el barrio donde viven. El Señor Sombra hace une gesto hacia el conductor y éste le entrega u