El día de la boda... (parte 3) Robert llegó al lado del padre que estaba secando su frente con un pañuelo blanco. - Disculpe la demora padre. Dice Robert uniendo sus manos. - ¿Hay algún problema muchacho? Pregunta el padre a Robert. - No, ninguno, la ceremonia ya está a punto de comenzar. Dide Robert mirando al padre y volviendo su mirada hacia los invitados, todos tenían sus miradas en él. - Menudo circo. Dice Robert entre susurros y mirando al frente de nuevo con una sonrisa. Estela llega al despacho y se acerca a Elisa que está pensativa. Ernesto se levanta en alerta. - ¿Llegó el novio? Estela asiente. - Si, podemos comenzar la ceremonia. Elisa se pone de pie con una sonrisa, toma el brazo de su padre y camina hacia el altar emocionada. Estela los sobrepasa para estar adelante antes que ellos dos. Elisa se detiene y ve a Robert parado en el altar, está mirando hacia el frente. Sin voltear a verla. - Si él te hace sufrir, te juro que le haré pagar muy caro. Dice Erne
El día de la boda... (parte 4) Robert había llegado a su mesa pero no vió a Elisa, miró hacia los lados pero no estaba por ningún lado. - ¿Adónde se fue Elisa? Estela lo mira y observa alrededor. - Seguramente fué a hablar con sus amigas. Robert suspira. - Elisa no es buena bebedora. Elisa que estaba caminando con una botella de champagne hacia el baño se encontró con sus amigas Sheyla y Natasha en el. - ¡Amiga! Ibamos directo a hablar contigo. Sheyla la abraza pero Elisa la empuja. - No me toques. Natasha y Sheyla se miran entre ellas. - ¿Qué pasa? Ambas notas el tambaleo de su amiga. - ¿Estás borracha de nuevo? Pregunta Sheyla tratando de sostenerla cuando está a punto de caerse. Elisa quita su mano enseguida. - ¡No! ¡No estoy borracha! ¡Estoy más lúcida que nunca! - A tu padre no le gustará verte así. Odia que bebas hasta enloquecer. Elisa sonríe. - Me importa un comino lo que piense mi padre. Lanza la botella al piso y sus amigas reaccionan dando pasos hacia a
- No puedo irme a Las Bahamas ésta noche, estoy muy cansada. Elisa se devuelve pero su padre la toma por un brazo fuertemente. - Te irás a Las Bahamas. Elisa siente una punzada de dolor. - Me estás lastimando padre. Estela que viene llegando ve la escena y camina hacia Elisa preocupada. - ¿Pasa algo? Ernesto suelta su agarre y Elisa sube la mirada. - No, mi padre me estaba despidiendo, ya sabes, por lo de mi viaje de luna de miel a Las Bahamas. Estela frunce el ceño. - Me pareció ver cierto maltrato. Ernesto la mira. - ¿Qué trata de decir? ¿Que maltrato a mi hija? Estela niega con la cabeza. - No, no puedo cometer ese tipo de injurias contra usted pero eso fué lo que vi. Estela ve el brazo de Elisa. - ¿Estás bien? Elisa sonríe. - Si, estoy cansada por la fiesta. Mi papá me sostuvo porque me estoy cayendo del sueño. Estela asiente. - Robert está arreglando su equipaje, puedes esperarlo en el salón o el despacho. Ernesto se interpone. - Lo esperaremos en la limusin
- ¿Donde escuchaste eso? James se acerca a Thomas de manera intimidante. - Yo... escuché su conversación... Sin querer... Thomás balbucea. - Thomás, se te paga para regar el jardín no para andar escuchando detrás de los arbustos. James dice con voz autoritaria. - Lo siento... No lo hice a propósito. Anna que viene a buscar a su esposo contempla el ambiente hostil. - Thomás, es hora de irnos a dormir. Ya acabé con mis deberes. Dice mirando a James que no parece nada contento. - Si, vamos a dormir. Thomás camina del lado de su esposa pero James lo detiene en seco. - Espero que no digas nada de lo que oiste ésta noche. Thomás siente un escalofrío en el estómago. - No señor. Con su permiso. - Buenas noches señor James, que descanse. Thomás y Anna caminan hacia dentro. James resopla. - Parece que será muy difícil guardar el secreto. Mike llega al apartamento de Sophia y detiene el auto. Se baja él primero para abrirle la puerta. - Que caballeroso. - Ésto no es nada c
Dante se queda helado mientras piensa en como encontraron tan rápido donde vivía. Pero no había tiempo para epeculaciones, tenía que irse lo más pronto posible. - ¿Por qué la policía está aquí? Dante los silencia con su mano. - Cállate. Dante espera unos minutos esperando si al no salir nadie los policías se van. - No se irán. A menos que alguien salga. Dante mira a su hermano. - ¿Qué? ¿Quieres que yo salga? Dante asiente. - Debes hacerlo, yo no puedo quedarme, si me ven estoy acabado. Dante pone una mano en su cabeza. - Te dejo a cargo. Yo me iré por la parte de atrás. Jack suspira disgustado. - Eres una gallina. Jack hacer muecas burlándose de su hermano. - Prefiero ser gallina que ir a la cárcel. Dante sonríe y le entrega unos billetes. - Abran la puerta, o la tiraremos. Grita uno de los policias y ambos voltean a la puerta. - Te resolverás sin mi unos días, volveré en dos, creo. Jack voltea su mirada. - Como sea. No me sorprende, siempre estoy solo. Dante l
- Robert, ven a mí, te necesito tanto. Robert voltea la mirada y ve a Elisa alejada de él. - Robert, no puedo seguir sin ti. Robert siente que su vista se nubla, Elisa va desapareciendo poco a poco. - Ven por mi. Elisa desaparece de su vista y voltea a ver alrededor. - ¡Elisa! ¡Elisa! Robert nota que está en un lugar desolado, como una especie de desierto. Se desespera y empieza a caminar buscando a Elisa pero no está, su visión de ella fue como un espejismo. Se arrodilla y empieza a aclama su perdón con lágrimas en los ojos. - ¡Elisa! Robert se despierta del sueño. Elisa que está a su lado se sienta en la cama angustiada. - ¿Qué pasa? Robert se percata de su presencia y el trance se desvanece poco a poco. Su respiración acelerada desparece. - ¿Estás bien? Elisa pone una mano en su hombro. Robert reacciona y quita su mano gentilmente. - Si, tuve un mal sueño. - ¿Un mal sueño conmigo? Elisa se ríe. Robert la mira escéptico. - Soñaste conmigo. Es una buena señal. Eli
Elisa está sentada en cama de la habitación, esperando que su desaparecido esposo la llame. - ¡Eres un estúpido Robert! Toma una almohada y la lanza al piso. Se levanta y sale de la habitación. Llega a recepción y una mujer está tecelando en la computadora. - Buenos días, quiero saber la ubicación de mi esposo. La mujer volta a verla. - ¿Elisa Robinson? Aclama la mujer, Elisa se aleja. - ¡Soy su fan número uno! ¡Eres tan hermosa! La mujer se acerca a ella y la toma de las manos. - No me toques. Elisa se aleja rápidamente. La mujer se queda quieta sin decir más palabras. - Quiero saber adonde fué mi esposo. Robert Trivan. La mujer se acomoda el traje y vuelve a su puesto. - Él le dejó un recado, que saldría del hotel. Elisa se asombra. - ¿Qué? ¿Se fué del hotel? Elisa se voltea. - Una cosa es que no me ames, pero otra muy distinta es que me dejes sola en la luna de miel Robert, eres el peor hombre que he conocido. Elisa dice para si misma. La mujer la mira esperando r
Elisa está acostada en la cama colocándose crema en la piel. Había pasado toda la tarde preocuoada por Robert, no sabía nada de su paradero y ni siquiera le había mandado un mensajde texto o una llamada. - ¡Ahhh! Grita y lanza la crema al piso enojada. La puerta suena y se abre. Elisa se aquieta. Robert entra y no le dirige la palabra. - ¿Donde estabas? Robert suspira y se quita los zapatos. - Fui a la playa. Elisa se levanta y lo reta. - ¿Con quién? - Solo. Robert camina hacia el baño pero Elisa lo detiene de un halón. - ¿Por qué me dejaste sola todo el día? Estamos en nuestra luna de miel. Las palabras retumban en la mente de Robert. - Elisa, estoy muy cansado, quiero darme una ducha y dormir. ¿Puedes entender eso? - ¡No! ¡No entenderé por qué actúas como si me tuvieras asco! ¡Tú disfrútabas del sexo conmigo antes! ¡Ahora ni siquiera me miras a la cara! Elisa toma con ambas manos el brazo de Robert. Él los toma y se suelta. - No quiero berrinches. No ahora, por favor.