Me desperté sobresaltada. Recodar esos momentos no eran de mi agrado. Volver a mi pasado no era bueno para mí. Tenía mucho tiempo que no recordaba lo sucedido hace tiempo por culpa de Jorge. Debía tratar de superar lo malo y, enfocarme que mi bebé está en perfecta condiciones y, David no va a permitir que nos pase nada a ninguno de los dos.-Señorita, ¿se encuentra bien? -preguntó el enfermero.Lo miré confundida. Acababa de despertarme por culpa de ese sueño. Él, por su parte, me miraba... me miraba y me miraba. Esperando que le respondiera. Sin embargo, lo único que pude hacer fue obsequiarle una sonrisa y asentir.-Karla, ¿te pasa algo? -pregunta Raquel.-Estoy bien -respondo levantándome-. Solo necesito refrescarme.-¿A dónde vas? -pregunta al ver que me acerco a la puerta.-Estaré afuera, querida -le digo-. Volveré en unos minutos.Sin darle oportunidad de responderme, salí de la habitación.En el pasillo se encontraba Gregorio y Santiago hablando. Ambos, al verme, se me acercan.
Dormí perfectamente bien desde que toqué la cama. Por tres razones. Una; porque necesitaba descansar. Dos; porque el sueño se apoderó de mí Y, tres; porque David entró y no pensaba moverse de ahí hasta que me viera dormida. Al menos eso me dejo muy claro. Haber descansado me hizo bien. Al levantarme, me sentía tranquila y descansada. En pocas palabras, no tenía nada en la cabeza. Me metí al baño, me lavé la cara, me duché super rápido y salí lista para irnos. Raquel estaba despertando y la ayudé a tomar una pequeña ducha. Vamos, no metí con ella pero estuve pendiente por si le dolía el tobillo o algo. Pero no. Gracias a Dios todo fue bien. -Gracia, Kar -me dijo al salir a la habitación. Allí, ya se encontraban David y Elliot. Al vernos, Elliot se acerca a Raquel, le planta un beso y dice: -Por un momento pensamos que se habían tirado por la ventana. Su comentario nos hizo reír a todos. Me alegraba que ya estaba de buen humor. David se acercó a mí e hizo lo mismo que su hermano
Cuando llegamos a casa, a las doce del mediodía, la primera en salir para recibirnos es Carmen. Al ver caminar tranquilamente a Raquel, salta, grita, llora, hace de todo. Estaba feliz. Se le veía.-Oh, Raquel, cuánto me alegro que ya estés en casa -dijo abrazándola, y al verme me abraza también-. Cuánto os extrañé a ambas. Daniela estuvo toda la noche a mi lado, me dolía horrores la cabeza.-¿Te encuentras mejor? -pregunté.-Como nueva -respondió Carmen alegre-. El abuelo de Karla tenía una pastilla para el dolor y me la ha dado.-No hemos podido dormir muy bien -dice él bajando las escaleras de entrada-. Pero gracias a Diosito ya está mejor nuestra Carmencita.Mi abuelo siempre le ha dicho así por cariño. Carmen nunca se ha quejado y así se quedó. Pero eso sí, solo lo acepta de mis abuelos. Que alguien más se lo diga y se forma la tercera guerra mundial. Mi cuñada, encantada por aquel apodo sonríe y añade:-La preocupación no me dejaba dormir. ¿Qué puedo hacer? Mis dos cuñadas estaba
Gregorio miró al frente, hizo un asentimiento con la cabeza y volvió a mirarme. Volteé y vi a Alejandro mirándonos. Se veía molesto.-Lo siento -dijo él-. No puedo, señorita López.-¿Qué... qué es eso de ? -pregunté-. ¿Mi hermano te ha prohibido hablar conmigo acaso?No respondió. Sólo me miraba... me miraba y me miraba. Cerró los ojos por unos segundos y, al abrirlos, asintió.-Debo salir -respondió a cambio-. De verdad lo siento, pero no podemos hablar. No insistas.Lo solté, asentí y me dirigí hacia mi hermano.-Eres un imbécil -él me miró estupefacto y, antes que dijera algo, añadí-. Ni tú ni nadie me va a prohibir hablar con quién yo quiera. Agradece que él tuvo el valor de salvarme. Sí no fuese sido por él, tu hermanita chiquita estuviera muerta -esa frase lo destrozó, lo vi en sus ojos pero no me importó, seguí reprochandole-. Pero, ¿es que acaso no tienes cerebro? Sí me hubiese dejado morir, lo matarías. Y, cómo me ha salvado, ¿le prohíbes hablarme? ¿Qué acaso
Dicho esto, él se retiró no sé a dónde. Y yo hice lo mismo. Volví a la casa y no me sorprendí cuando ví a mi hermano cerca de la puerta.-Escu... escuchaste? -pregunté con voz apagada.Tenía unas tremendas ganas de llorar. ¿Cómo podemos pensar o creer, que ocultando las cosas y mintiendonos a nosotros mismos las cosas se harán realidad? ¿Por qué tuve que mentirle a Gregorio? ¿Por qué carajos sigo mintiendome a mí misma?-Sí -respondió él y me sonrió-. Karla... -me miró fijamente a los ojos y, susurró- sabes que a mí puedes contarme la verdad.-¿De qué hablas?-Sé que mientes -respondió sin más-. Te conozco. Lo conozco. Si descubrí que tú le gustabas, ¿cómo no descubrir lo mismo de tu parte? ¿Por qué no le dijiste que sientes lo mismo, o que en el pasado te gustaba? Por qué sé que es así.Esa pregunta me pilló por sorpresa. Lo miré... lo miré... lo miré y no dejaba de mirarlo con los ojos muy abiertos.-Estás loco -dije riendo, pero mi risa salió nerviosa-. Alejandro, por favor, que es
Luego de haber hecho el amor, está vez con más cuidado y calmado, David me llevo a la ducha en sus brazos y, con delicadeza me dejó en la bañera. Se colocó detrás de mí y poco a poco fue lavandome. Me sentía cansada así que le agradezco el gesto.-¿Por qué? -pregunté de golpe, mientras sentía sus manos frotando mi vientre.-¿Por qué, que cariño?-¿Por qué me quieres? -pregunté más claro.Sentí como su comisura se levantó un poco. Luego me besó la cabeza y me hizo girar en su simple y rápido movimiento para quedar delante de él, para luego responder:-Porque en mi vida han pasado un par de mujeres luego que Sofía -dijo sin rodeos- y ninguna de ella me hizo olvidar todo el mal. Claro, no niego que sólo las usaba para el sexo -¡vaya,vaya!-. La verdad nunca me gustaron más haya del sexo, Kar. Pero tú, tú me haz hecho olvidar todo lo malo de mi vida. ¿Cómo? Pues la verdad no tengo ni idea. Sólo sé y estoy seguro que me sacaste de mi rutina. Jamás en la vida había aceptado más de un arma en
Delante de las cámaras los nervios estaban por atacar. No sé cómo no me había desmayado aún pero creo que en cualquier momento lo haría. Sin embargo, reuní todas mis fuerzas y me calme. No era momento de hacer un espectáculo.-¿Estás bien? -pregunta mi amiga-. Te noto un poco nerviosa.Me sonrióamablemente y me toma de la mano.-Lo suficientemente bien cómo para seguir -le respondo segura-. Estaré bien, te lo prometo.-Bien, entonces empecemos.-Empezamos en... -dijo un hombre- tres, dos, uno -hizo señas a mi amiga y sin problemas empezó el programa.-Buenos días, tengan todos los teleoyentes el día de hoy -dijo ella con mucho ánimo-. Ésta mañana traemos a una mujer dispuesta a decirnos una verdad -siguió- una verdad que nos dejará impactados, según las pruebas que nos va a mostrar. Espero estén tan pendiente desde casita, así cómo nosotros desde aquí -me miró y sonrió-. Ésta mujer ya a estado aquí una vez. Ya nos mostró pruebas contra su ex. Pero hoy... -tomó una pausa- hoy nos trae
Al entrar al apartamento, vi algo extraño pero no le presté atención. Seguro los chicos habían estado aquí dentro antes de ir a la oficina, o quizá estaban aquí y no donde dijeron.Elliot y Gregorio fueron a la cocina por algo de beber, mientras que yo me dirigí a mi antigua habitación. Tenía que terminar de sacar mis cosas de aquí y darle más espacio a Carmen para sus cosas, TODAS sus cosas. En mi habitación también vi algo diferente y ya me estaba entrando el pánico, así que rápidamente tomé mi bolso de viaje y alisté todo. Salí inmediatamente de mi habitación y me encontré con los chicos en la sala. Bajamos y, cuando iba a montarme al auto, recordé que olvidé mi laptop.-Vuelvo en cinco segundos, chicos -digo volteando-. Olvidé mi laptop. No tardo.-Voy contigo -dijo Elliot.-Estaré bien, cuñado.Asintió y subí de nuevo. Me tomó unos segundos llegar a mi habitación cuando recibí una llamada:-Sal de ahí, Karla, es una trampa.-Esto... esto debe ser una broma.-Luego te explico, car