—Dios, más rápido.
— Sofía que bien te sientes.— Agh... — Llegamos juntos al orgasmo.Realmente he escuchado a demasiadas personas decir que el sexo es algo grandioso y según mi teoría hay dos clases.La clase "A": sexo desenfrenado, salvaje, rico y candente; esa clase de sexo es el malo, sudas y lo sientes dentro de ti y a pesar de que estás sintiendo descargas recorrer tu cuerpo quieres que esté teniendo sexo con todo tu cuerpo no con tu vagina, al final te sientes como un perro cogido.La clase "B": es la que te hace sentir algo cómoda, pero de una forma u otra disfrutas, no entiendo como eso logra complacer.Hay algo que marca la diferencia, las ganas de hacerte sentir, vibrar que tenga tu pareja, que él quiera hacerlo contigo o por él hace una diferencia, eso te convierte en depósito de sexo oTodos en la sala me veían asustados, pero, no conseguía formular palabra. Mi madre se acercó furiosa a mí gritó enojada:— ¡Qué patética eres! ¿Te das cuenta de que eres tan joven que tu bebé y el mío probablemente se críen juntos? — Observé a Hall en busca de una señal de ayuda y se dedicó a ignorarme, en ese momento te das cuenta de que perdonarla significó llegar al punto en que solo te utiliza, y es lo único que le importa, tu sudor, lágrimas y trabajo se fueron a la basura por y para alguien a quien no le importas. — ¿QUÉ VAS A HACER?—Sofía, déjale hablar. —Gritó Luke. —¿Es eso cierto, Sofí? —Se acercó a mí e hizo señas con las manos para sacarme de mi asombro. —Hey, Sofía.—Yo me voy a ir al
Decidí quedarme con mi padre. Me evitaba ver a un montón de personas que no eran de mi agrado, y sabía que él no les permitiría la entrada, a diferencia de mi madre y sus múltiples intervenciones. Además, todo es su culpa, ella se casó con ese hombre y eligió a su familia, no a mí. Es lo que más claro me ha quedado de esta lección y lo más difícil era tener que dejar de Lado a Luke, porque no quería estar cerca de su familia. Pasé la semana encerrada en mi habitación.—Hola — Me volteé y me encontré con Luke, traía rosas color rosado . —¿Quieres salir conmigo?— ¿Puedo ir a tu casa? —pregunté y él asintió. —Por unos días...— Sí.
Llevaba una semana observando desde lejos, al parecer todos estaban perfectamente bien, hoy sábado decidí presentarme a la fiesta del niño. Me puse vestido negro pegado al cuerpo tacones dorados y accesorios de oro, Luke me los había regalado antes de partir o al menos eso imagino porque no tenía colilla.— Buenas noches ¿la fiesta de los Caine?— Sofía. — Asentí.— Soy Pablo — Dijo con alegría.— Me alegra verte así con un puesto de bajo nivel para tu gusto.— Sof... —Le di una cachetada.— ¿En dónde es la fiesta? —corté todo intento de conversación para hacerle saber que no era grato para mí.— La tercera puerta, aquí, tu antifaz.Me fui sin agradecer y me acerqué a la puerta todos lucían amplios antifaces negros y el mío er
Sofía recién despertaba y decidió observar como Arturo se ponía la camisa y la abotonaba.— Buen día — Dijo Arturo.— Buen día — Se sentó sobre la cama y comenzó a arreglarse.— ¿Sofá, a dónde vas?—A mi casa, en realidad al hotel.— Deberías quedarte — Sofía negó inmediatamente. — El desayuno está en el sartén, apaga todo antes de irte y si no lo haces sería agradable.— Son las seis de la mañana. — refunfuñó y terminó de vestirse. — Déjame en casa de mis padres.El joven rodó sobre su cama y fue en busca de ropa y tomó una corta ducha mientras Sofía comía un poco de desayuno, era completamente difícil y le encantaba aquello para &eacut
La semana había sido demasiado pesada para Luke, por un lado, estaba Sara quien le molestaba en todo sentido y por el otro el distanciamiento y la pérdida de Sofía, la fue a esperar en la puerta de la guardería, y su plan funcionó a medias, ella y Arturo entraban al lado de Sebas quien venía saltando impulsado por los adultos.—¡Luke! —Este sonrió y se agachó para recibir el abrazo del pequeño. —¿Por qué no pasaste por mí?—preguntó indignado.—Sofí dijo que lo haría.—Pueden ir los dos. —Luke le acarició el cabello y luego observó a su hermana corriendo detrás de sus hijos. —Pobre Hall. —Musitó Sebas antes de correr hacia sus amigos.Sfía y Luke rieron a carcajadas al ver el aspecto de la chica, traía una mancha de jugo en su ca
Luke observaba a Sofía dormir plácidamente sobre el sillón, sus suspiros, su piel, su cabello más corto. Se le hacía imposible dejarle ir, pese a la obligación y el amor que sentía ya por su hijo, é deseaba que todo fuese diferente que se sintiera correcto y poder tenerlo todo; el hijo, la mujer, amor, felicidad. Luke se preguntó cómo le daría amor a su hijo si aquel sentimiento se iba con Sofía. La chica esbozó una grande sonrisa y le miró directo a los ojos.— Pareces un sádico —comentó en tono burlón.— Duérmete.— Acuéstate aquí — Le hizo una seña y se corrió hacia un lado.Luke dejó la bebida que tenía en la mano y se acercó a ella, le dio un beso en la frente y se acostó al lado de Sofía, su Sofía, la mu
.........2 meses después.......Luke y su esposa vivían en medio de un caos, Sarah había hecho lo posible por mantenerle alejado de Sofía y el saber que ella estaba cerca y él no podía verle mataba a Luke el cuál amargaba adrede sus días.—Luke cariño, he pensado que a bebé le podemos llamar como tú.—No. Tampoco se llamará como tú. —Dijo y la mujer le miró tensa antes de salir de la habitación, se le notaba más el embarazo y el bebé parecía estar bien, pero su matrimonio, la relación entre ellos era crítica. Luke dormía en su oficina, la evitaba cuando le hablaba era sobre el bebé y evitaba mirarla a los ojos. La mujer se sentía mal, triste algo deprimida.La cosa se complicó cuando un fuerte dolor de cabeza le sacó y no pudo salir de
Luke se encontraba en una sala observando a su pequeño bebé, un varón, un niño sano y con latidos fuertes, al menos eso era bueno. La cosa más buena y pulcra en su vida. Él aun se lamentaba por no poder tener a Sofía con él, incluso, se molestó por no detenerle de nuevo, pero cada vez que se acordaba que un niño estaba en camino se reconfortaba.— Luke.— ¿Qué fue Sara?—Me gustaría comprar unas cosas para el bebé.— Está bien, solo dime cuando.— Más tarde —Luke sonrió y le besó la mano. — ¿Sabes que quería una niña?— A mí sí me hace gracia.— A mí me gusta, pero, ya hay muchos en la familia.— Lo que importa es como lo criemos.— Ademá