Hana observó con admiración el hotel donde se llevaría acabo la cena. Una cosa era atender a pomposo alfas o betas y otra muy diferenteera participar en la élite. Sonrió con nerviosismo y vio cómo algunas personasla miraban como bicho raro, algunas tuvieron el descaro de reírse en su cara. Levantóla vista y empezó a caminar con paso firme, sin temor alguna. No le gustaballamar la atención, pero cuando se necesitaba era experta en hacerlo. Sonriócon coquetería a algunos alfas y siguió moviendo sus caderas mientras algunasomegas le golpeaban el hombro a sus acompañantes.
AdriánObservó los papeles que tenía en sus manos y los tiró alsuelo, asustando a los presentes. Su asistente se acercó a él con miedo de serdevorado por su mirada, pero este se congeló en su lugar. Adrián se levantó desu asiento y empezó a caminar de un lado a otro como león rugientebuscandodevorar a las cuatro presas que tenía en su oficina. El olor desus feromonas ahogaba a los que yacían a su alrededor a tal punto q
Hana estaba sin palabras, era la primera vez que habíapasado su celo con un hombre después de tanto año de soledad. Lo que estaba ensegundo plano era estar con un alfa en celo, y no era un alfa común y corriente,era nada más y nada menos que Adrián Lemietre, hijo mayor de una gran fortuna,el sueño húmedo de varias mujeres. Sin embargo, en ese momento a él no leimportaba el status social, pues la estaba besando como si no hubiese unmañana. Hana sabía que los alfa por naturaleza eran muy sobreprotectores consus parejas, al igual que posesivo y dominante en el acto.
Hana no hallaba las palabras o más bien no encontraba algúnobjeto para darle en la cabeza a Adrián, su “alfa”. Su omega interno ya bailabala conga innumerable veces, pero ahora que ya tenía la marca, estaba más felizque nunca. Sin embargo, su parte razonable quería partirle la cara o lo que sea.Maldijo que su naturaleza fuera demasiado débil para no lanzarle el sofá o el retretedel baño. Adrián, como el alfa que era en toda su regla, infló su pecho conorgullo al saber que ya había encontrado a su pareja ideal y a la madre de susfuturos cachorros, dejando másexpuesto sus feromonas por todo elapartamento. Buscó sus manos, a lo que Hana suspiró rendida, pues ya no teníaotra alternativa. Ya era su omega.
Hana contempló el lugar con recelo. Se escondía detrás de laespalda de su alfa; al estar unidos a través de la marca, este podía sentir elcúmulo de emociones que estaba sintiendo su omega. Adrián, como el caballeroque era, abrazó a Hana mientras liberaba un poco de sus feromonas para calmarla ansiedad de su omega y así se relajara. Unos pasos pusieron los pusieron enalerta, pero más a Hana, quien se escondió más en el cuerpo de su pareja. Apesar de que el olor de Adrián era fuerte, el de la persona que estaba enfrentede ellos la estaba debilitando por completo, lo que la hizo sentir mas nerviosade lo que ya estaba. Hana salió de su “hogar”, que eran los brazos de Adrián, yobservó al alfa que la miraba como si
Dos semanas despuésHana sintió un leve mareo y dejó las bandejas de lado. Llevabados semanas sintiéndose cansada; el cuerpo lo sentía pesado, como si estuviesecargando todos los problemas del mundo. Siempre dormía más de la cuenta, estocausaba que siempre llegara tarde a su trabajo. Se volvió más sensibles a losolores que había a su alrededor, desde el olor de la loción de Adrián en lanoche, hasta el olor de un paquete de ga
Nadie dijo que los trabajos eran fáciles, era todo lo contrario, era como tener un barro en el trasero y te hace sentir incómoda. ¿Y por qué me sentía así? Bueno, para empezar, desde que había entrado a la empresa, todo el mundo me evitaba como si tuviera la peste negra. La persona que me tenía que entrenar para desempeñarme en el área de cobro, no me enseñó a usar los programas que utilizaban, así que busqué ayuda de mi mejor amigo, es decir, YouTube,quien me enseñó con ocho maestros, pero lo que más me tenía cierta… ¿envidia o celos? Era que el sexy me seguía por todos lados, era como un patito siguiendo a la mamá, y eso a veces me sacaba de quicio.Entré a mi cubículo y vi un vaso de café con una nota. Leí la nota, esta decía:Para la mujer más linda de todas.Puse los ojos en blanco mientras guardaba la quinta nota de la semana; le regaló el café a una de las pocas que lo toleraba en su área. Empezó a trabajar de nuevo.<
Sabía que por naturaleza los alfa eran muy posesivos y algo celosos, pero Adrián se comportaba más como la bestia que llevaba adentro. Desde que había sentido el olor de Joaquín en mi cuerpo, se volvió más sobreprotector de lo que ya era; cada vez que iba al trabajo, siempre me abrazaba tan fuerte que me envolvía con sus feromonas, aunque fue una batalla titánica para que darle mis motivos para no dejar el trabajo. Pese a que aceptó a regañadientes, después de varios pucheros y un: “No te besaré ni te abrazaré. Estoy molesto”, terminó aceptando. Cuando podía, besaba mi vientre o ponía su mano como si buscará algo o más bien a alguien. Me parecía demasiado extraño porque las y los omega recesivos están el mínimo por ciento de tener un embarazo. Algunos casos podían ser tanto el deseo de madre, que en realid
Hana abrió los ojos como platos luego de escuchar las palabras que salían de la boca de Adrián. Se enderezó de la cama donde iban a yacer, pero después de haber oído aquello, sus feromonas, que estaba utilizando para atraer a su alfa, ahora olían a inseguridad y a miedo. Adrián abrazó a su omega y besó su cabello. Ella se sentía protegida entre los brazos de su alfa.—¿Estás seguro de lo que dices? —indagó nerviosa mientras jugaba con sus manos.—Sabes que los alfa sabemos cuándo sus parejas están esperando familia. Desde hace unos días te había sentido algo diferente y tu olor cambió a durazno. ¡Amo el durazno! —sonrió alegre—. No puedo creer que ya vaya a ser padre. ¿No estás feliz?—Claro que estoy feliz, pero tengo miedo por lo que pueda pasar.Adri&aac