Capitulo Un Milagro en su CaminoLos últimos meses habían sido de pura felicidad para Alberto y Georgina. Desde que comenzaron su relación de verdad, después del juicio y la tormenta que significó enfrentar a Francis, todo había sido estabilidad y amor en su hogar. La madre de Paula había sido condenada a muchos años de prisión por el intento de secuestro de su hija, pero su temperamento agresivo dentro del penal le había sumado aún más tiempo. Las peleas con otras reclusas y su incapacidad para seguir las reglas la convirtieron en un problema para la institución, asegurando que su libertad no llegaría pronto.Para Alberto y Georgina, eso significaba tranquilidad. Sus hijas estaban a salvo, su familia prosperaba, y cada día era un paso más en la vida que habían decidido construir juntos.Sin embargo, los últimos días, Georgina había estado sintiéndose extraña. Todo comenzó una mañana en el trabajo cuando, de repente, un fuerte mareo la obligó a detenerse. Se apoyó en el escritorio, r
Capitulo:Por ti, mi amorLa casa de Emanuel y Verónica estaba llena de vida esa noche. Los globos dorados y blancos adornaban el jardín iluminado por luces cálidas, y una gran mesa estaba dispuesta con bocadillos y bebidas para los invitados. Todos estaban allí para celebrar un logro importante: la graduación de Carolina Ramos.Ella estaba radiante, con su diploma en mano y una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Vestía un elegante vestido azul, el mismo color que Ismael siempre decía que resaltaba sus ojos. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y su mirada reflejaba la emoción del momento.La música sonaba de fondo mientras los invitados charlaban y reían. Verónica y Emanuel estaban de pie al lado de Gloria, con lágrimas de orgullo en los ojos. Laura y Matías conversaban animadamente, mientras que Georgina, con su pancita ya notoria, se apoyaba en Alberto, quien le acariciaba el vientre con ternura mientras Paulita y Eleonor jugaban cerca de ellos.Cuando llegó el
Capitulo Los preparativos de la boda Los días pasaban y la emoción en la casa de Carolina e Ismael crecía cada vez más. La fecha de la boda se acercaba y, aunque la felicidad reinaba en sus corazones, los preparativos estaban resultando más complicados de lo que esperaban.—Yo quiero algo sencillo, Isma —dijo Carolina mientras hojeaba un catálogo de vestidos de novia—. Algo íntimo, con nuestros amigos y familiares más cercanos.Ismael la miró con una ceja arqueada, cruzándose de brazos.—¿Sencillo? Caro, te mereces el evento del año. Quiero que todo el mundo sepa que la mujer más increíble del planeta me dijo que sí.Ella soltó una risa divertida.—¡No exageres! No quiero una boda de revista, solo algo especial para nosotros.—¿Y qué tiene de malo una boda de revista? —preguntó él con picardía, acercándose y abrazándola por la cintura—. Quiero verte con un vestido espectacular, en un salón de ensueño, con flores, música en vivo, un pastel gigante...Carolina puso los ojos en blanco
Capítulo: La charla esperada entre padre e hijoLa noche estaba tranquila en la casa de los Ferreira. Afuera, las luces de la ciudad titilaban con un resplandor tenue, y la brisa fresca anunciaba que la boda de Ismael estaba cada vez más cerca. Dentro del estudio, Emanuel miraba la copa de whisky en su mano sin realmente prestarle atención. Su mente estaba en otro lugar, en otro tiempo.El sonido de pasos lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y encontró a Ismael en la puerta, con las manos en los bolsillos y una expresión seria. No era la primera vez que intentaban hablar de aquel tema, pero siempre quedaban cosas sin decir. Hoy, Emanuel sabía que su hijo estaba listo para cerrar esa herida.—Me encontraste justo cuando pensaba en vos —dijo Emanuel, dejando la copa sobre la mesa—. ¿Querés un trago?Ismael negó con la cabeza y se acercó, tomando asiento frente a él.—No vine por un trago, papá. Vine porque creo que es hora de hablar.Emanuel suspiró y asintió. Sabía que este mo
Un Milagro en CaminoEl embarazo de Georgina avanzaba sin complicaciones, y en cada semana que pasaba, el amor en la familia crecía exponencialmente. La noticia de que esperaban un varoncito había llenado de emoción a todos, especialmente a Alberto, quien desde que supo que iba a ser padre nuevamente, no podía dejar de sonreír. Paula y Eleonor estaban felices, y cada día hablaban con la pancita de su mamá, llenándola de besos y caricias, emocionadas por conocer a su hermanito.El día de la ecografía de revelación de sexo había sido inolvidable. Georgina estaba nerviosa, no por saber si era niño o niña, sino porque aún no terminaba de creer que la vida le estuviera regalando algo tan hermoso.—¿Lista, amor? —preguntó Alberto, entrelazando sus dedos con los de ella mientras esperaban en la sala de consulta.—Lista, pero nerviosa —confesó Georgina con una sonrisa tímida.—Todo va a estar bien —le susurró Alberto, besándole la mano—. Sea niño o niña, este bebé ya es el más amado del mundo
El día tan esperado había llegado. La primavera florecía con todo su esplendor, y el ambiente estaba cargado de emoción y amor. La casa de campo, adornada con flores frescas y manteles blancos con detalles dorados, estaba lista para recibir a los novios y sus invitados. Todo estaba planeado a la perfección para que Carolina e Ismael tuvieran un día inolvidable. Unos días antes de la boda, Carolina había probado su vestido en compañía de Verónica y Gloria. El diseño elegido por su madre era simplemente perfecto: un vestido corte princesa, con mangas tres cuartos, hombros descubiertos y delicados bordados sobre la falda de tul brillante. Carolina se vio en el espejo con los ojos llenos de emoción. —Estás hermosa, mi niña —dijo Gloria con lágrimas en los ojos, sosteniendo a Alice en brazos. Verónica sonrió con orgullo, acomodando un mechón del cabello de su hija. —Sabía que te iba a encantar. Es exactamente lo que imaginé para ti. Carolina suspiró y abrazó a su madre y su abuela, si
La sesión de fotos fue un momento mágico para Carolina e Ismael la tarde primaveral envolvía la casa de campo donde celebraban su boda.Caminando de la mano, se dirigieron al puente colgante que cruzaba el río cristalino. Las luces del atardecer bañaban el agua con reflejos dorados, y la brisa fresca movía con suavidad el vestido de Carolina, haciéndola lucir como una visión celestial. Ismael no podía apartar los ojos de ella.Agarrados de la mano, los recién casados caminaban hacia un pequeño puente colgante que cruzaba un río cristalino. El lugar, rodeado de árboles frondosos y flores silvestres, parecía sacado de un cuento de hadas. El fotógrafo capturaba cada sonrisa, cada mirada, cada gesto de amor. Carolina, con su vestido etéreo y brillante, parecía una princesa en su propio cuento, y Ismael, con su elegante traje azul profundo, no podía apartar los ojos de ella.—No me canso de verte —le susurró con ternura.Ella sonrió, tocando su mejilla.—Y espero que nunca lo hagas.El fotó
El Pequeño Milagro de AgustínGeorgina llegó al sanatorio con la respiración entrecortada, aferrada con fuerza al brazo de Alberto. Sus pasos eran lentos y pesados, como si cada uno la acercara más al momento que tanto había esperado y temido a la vez. Cada contracción la sacudía con una intensidad que la hacía apretar los dientes, pero ella se mantenía firme, luchando contra el dolor. Verónica la seguía de cerca, con Emanuel a su lado, observando con asombro y preocupación cómo aquella mujer había soportado todo el día en ese estado.—No lo hice por maldad… —susurró Georgina entre jadeos, cerrando los ojos cuando una nueva oleada de dolor la atravesó—. Yo solo… quería estar presente. Quería ver la felicidad de ellos… No pensé que sería hoy.Verónica le tomó la mano con dulzura, dándole un apretón de apoyo.—No importa ahora, Georgina. Agustín ya viene, y lo más hermoso está por suceder.Los médicos no tardaron en llevarla rápidamente a la sala de partos. Alberto no la soltó ni un seg