quien estará en ese elevador?
Luciana con el rostro rojo ante la desesperación se encontró con Milenka en el elevador.— Amiga ¿estás bien?— cuestionó la rusa— ¿qué sucede?La pelirroja sin pensarlo dos veces se abalanzó en el elevador y comenzó a tocar desesperada el botón para que se cerraran las puertas, el tiempo estaba en contra.— ¿Qué tienes? ¿qué pasa? ¿qué te hizo ese maldito?— Decía Milenka— Deja que hable con él.— ¡No!— gritó Luciana desesperada— sácame de aquí Milenka, sácame de aquí por favor.— Lo sabía — dijo la pequeña rubia— sabía que ese hombre te tenía encerrada.Luciana veía cómo los números de los pisos en la pantalla del elevador iban disminuyendo, el tiempo se terminaba.— Escúchame bien — dijo Luciana— necesito que sepas la verdad, estos dos pequeños no son de Mauricio, son de su hermano, de Erick Contreras,— Luciana no sabía si lo que estaba haciendo era lo correcto, ninguno de los dos era alguien adecuado para ellos— él me tiene amenazada ¿comprendes? necesito que tú lo sepas, si yo
Mauricio estaba descontrolado, habían rastreado a Luciana.— Señor la señora se encuentra en el auto de Milenka Pankratov.— Me importa un carajo en el auto de quien esté— Dijo Mauricio al teléfono— Quiero a mi mujer ahora y así debe ser.— Sí señor.En ese momento se encontraban en la carretera, era la única vía de posible dirección, el auto iba a una alta velocidad por lo que ellos comenzaron a cercar el lugar.Todos los agentes estaban a la espera de ella deteniéndose, el plan era que después de haberla hecho parar debían bajar segura a la señora Contreras, pero sorpresivamente todo salió completamente diferente.Los agentes solo fueron espectadores al encontrarse con el auto color rojo derrapando por la nieve e irse por un barranco.Nadie sabía que debían hacer ¿Proteger a la señora? ¿Dejarla como un accidente lamentable? Por todos era sabida la mala relación que había entre ellos.El agente encargado del operativo, con la mano temblorosa volvió a llamar al señor Contreras.— S
Finalmente habían llegado, Luciana estaba usando un hermoso vestido de novia, blanco como la nieve mostrando toda la ilusión de una nueva vida, un nido lleno de amor, aunque su mente estaba oscura y perturbada.“Esto realmente no debería ser así, no debería suceder, no debería estar aquí” Pensaba llena de dolor al darse cuenta que había perdido la autoridad sobre su vida.El auto se detuvo en la entrada de la Villa de la familia Contreras, una de las más poderosas del país, aunque para ella era más un castigo que un premio.“¿Seré acaso la princesa que está a la espera de su honorable héroe? ¿Mauricio será más un amigo que un compañero de vida?” se preguntaba con nostalgia.— No quiero que hagas nada extraño— Susurró Rosa con autoridad y disgusto por estar ahí. — Ya sabemos a lo que vienes y lo que tienes que hacer, cualquier cosa fuera de eso me obligara a tomar cartas en el asunto…La mujer que acompañaba a Luciana era una especie de guardia o niñera que estaba encargada de asegur
La mente de Luciana había tomado el control de sus pensamientos arrastrándola una vez más a un momento específico, una semana antes cuando todo había empezado.La mañana había comenzado agitada, Luciana recibió una llamada a la escuela en la que trabaja, su amado padre había sido atropellado y estaba en cirugía, al llegar al hospital Luciana se acercó a una oficina que estaba sólo al llegar.— Andrés… — Dijo entre jadeos— Andrés… Castro.El hombre comenzó a teclear en la computadora, sin evitar ver con desdén a la mujer pobre que tenía enfrente.—Hay una factura pendiente de pago por cinco mil dólares. Para obtener los beneficios de familiar de un paciente es necesario hacer un depósito previo.— ¿Cuánto? ¿Beneficios? ¿No puede decirme si mi padre aún está vivo? ¿Qué clase de hospital es este? Que me cobran antes incluso de decirme si mi padre sigue vivo.— Señorita es necesario cubrir las facturas, de lo contrario se solicitaría el alto de los medicamentos. — Continuó el hombre.— ¡P
Se sentía atrapada, resguardada, protegida, expuesta, la complejidad de las emociones de Luciana era tal, que en un momento se encontraba con toda la certeza de querer alejarse de él y al segundo siguiente creía que ese pedazo de piel cálida y reconfortante era el lugar correcto.Un cosquilleo comenzó a subir por sus piernas la caricia sutil de sus dedos, de manera que todo su ser empezó a temblar… estaba nerviosa, ante él, ante lo desconocido.Sí, lo hizo, tembló como colegiala en su primera vez, antes de ese beso, antes de ese primer roce, pero la diferencia era que ella no conocía a quien haría todo lo que estaba por venir.Luciana se concentró en el rostro que tenía frente a ella, con rasgos marcados, como si de un general se tratara, autoritario, acostumbrado a jamás recibir un no por respuesta aun así algo la tranquilizaba. “Su mirada era segura y fuerte, aun no logro entender por qué me hace sentir que podría ver mi alma si lo deseara” Luciana se encontraba divagado en su
La noche, se volvió día y Luciana despertó sintiendo como si todo lo sucedido la noche anterior hubiera sido parte de un sueño completamente ilógico e imposible, las sensaciones tan abrumadoras y los sentidos demasiado sensibles.Sus pensamientos y sus acciones de esa noche no eran propias de ella.Pero la habitación donde se encontraba no era la misma en la que llevaba años durmiendo, y ese conjunto de recuerdos sólo tomaban fuerza conforme iba tomando conciencia de dónde estaba.Su marido, el hombre con el que había aceptado casarse, no era una persona discapacitada en absolutoUn calor abrazador, no tan fuerte como lo recordaba pero sí algo parecido a si fueran vestigios de lo que había sucedido entre ellos y eso la asustaba.Lo desconocido y no tener el control siempre la mantenían alerta.Quería moverse, quería salir de ahí pero un peso ajeno a ella la estaba rodeando.“Es su brazo” pensó apenada de saber que todo lo que su mente arrojaba eran recuerdos y no sueños vagos, su éxt
Luciana se encontraba ansiosa ¿cómo podría haberse equivocado de una manera tan monumental?Se suponía que ésta era la puerta que Rosa, su guardiana le había indicado, a pesar de no encontrarse en sus cinco sentidos, había tenido cuidado para no cometer un error, pero por lo visto de nada había servido.En ese momento, rumores que había llegado a escuchar del otro de los herederos Contreras comenzaron a aparecer en su mente, y de manera sorpresiva los datos eran ordenados para lo alterada que estaba en ese momento.Según se decía Erick era un hombre que estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para conseguir lo que quería y deseaba.Muchas personas creían que ese accidente que ocurrió años atrás, el mismo que ahora tenía amarrado a una silla de ruedas a Mauricio y que había terminado con la vida del señor Contreras, padre de ambos, había sido provocado por Erick, pero no se había hecho nada por “falta de pruebas”, aunque nadie se detenía de insinuar en cada oportunidad que tenían,
Luciana estaba perdida, todas las señales estaban ahí frente a Mauricio y el rostro de Erick al mirarla con total descaro y lascivia eran suficiente para aumentar todas las inseguridades que Mauricio podría tener.—Miranda— pidió Mauricio con tranquilidad pero ella no respondió— Miranda— repitió el un poco más fuerte que la primera vez, provocando que ella se girara entendiendo que le estaban hablando a ella.No estaba acostumbrada a que se dirigieran a ella por el nombre de su hermana menor, pero en este momento supo debía acostumbrarse. —Dime— respondió.—Al final del pasillo, de donde yo llegué, la tercer puerta a la izquierda, es mi habitación, ahí puedes ponerte la ropa que te han preparado.Luciana se sonrojó de nuevo, tenía tantas cosas en la cabeza que había olvidado por completo que ella estaba descalza y con solo una camisa cubriendo su desnudez.De manera inmediata asintió recordando cada una de las indicaciones como si su vida dependiera de ello, no quería volver a equivoc