Capítulo 63
A Ana se le tensó el cuerpo instantáneamente. Al siguiente momento, Gabriel se inclinó cerca de su oído, su aliento cálido provocándole una sensación extraña.

—Hay cámaras —susurró suavemente.

Con estas palabras flotando en el aire, Ana se esforzó por mantener la calma sin mostrar ninguna señal reveladora. Señaló a la chica que estaba al final de la fila. Mientras las no elegidas se retiraban una a una, Gabriel llevó a Ana al sofá cuando la puerta se cerró.

La iluminación de la sala privada era tenue, con un suave aroma a sándalo flotando en el aire. Hacían una pareja elegante, su postura íntima y sugerente. La mano de Gabriel, con sus dedos bien definidos, seguía firmemente sujeta a la delgada cintura de Ana. Ella sentía un inexplicable calor, especialmente donde la mano de él ardía contra su piel.

Intentando no concentrarse en esa sensación, Ana levantó la mirada hacia la joven frente a ellos.

—¿Qué edad tienes?

Lorena bajó la cabeza, incómoda con su reveladora vestimenta mientras ja
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