Capítulo 108
Paula estaba empapada en sudor.

Con las manos a la espalda, retorciéndose nerviosamente, su interior era un caos absoluto de terror.

Si hubiera sabido que su tío Gabriel estaría aquí, ¡ni siquiera habría venido para pagar la fianza de su mejor amiga!

—Tío, seguro que hay un malentendido, déjame explicarte.

Paula comenzó a exprimir su cerebro buscando excusas.

Andrés era un experto en arruinar coartadas.

Salió de la sala de descanso un paso atrás de Gabriel:

—Las explicaciones son solo encubrimientos, y los encubrimientos son inventos. Paula, ¡mira qué clase de amigos te has buscado!

Siendo la señorita de los Herrera, ¿cómo había podido descarriarse así?

Esos tipos con los brazos tatuados claramente no eran buena gente, con sus bocas llenas de groserías y sin educación alguna.

A Andrés le daba asco mirarlos un segundo más.

¡¿Y Paula los consideraba amigos y venía a sacarlos bajo fianza?!

¿Se había vuelto loca ella, o era él quien había perdido la cabeza?

—¡Cierra la boca!

Paula dio una
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