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¿Por qué no estoy en la lista?

Capítulo #4

31 de agosto del 2018 12:05 pm… 

Pov’s Aina

Ya ha pasado toda la mañana entre clases y ya voy a hacer el anuncio de la lista. Me dirijo a la cafetería con mis amigas. Los rumores de James se han corrido más rápido que nunca y se ha hecho popular en un día, gracias a mí.

«Qué mala eres»

«Gracias»

«Pobre de ojos bellos»

«¿Ahora también sus ojos? Tienes un fetiche con él, niña»

«Tu igual, querida»

«¿Yo?, para nada»

«Yo soy tú…»

— ¡Aina! —chasquean unos dedos frente a mi cara.

—Dime —le contesto a Acacia.

—Ya están la mayoría aquí. ¿Podemos comenzar?

—Claro. 

—Hola, estudiantes del colegio Javier. Vengo a traerles una idea para la próxima competencia de baile y campeonato de fútbol. Es una lista de etiquetas. Se etiquetará a una persona del colegio que cumpla con esa regla. Tendrán dos días para inscribirse y después deben esperar cinco días para que yo escoja quién es apto para esa etiqueta. La o el que fuese seleccionado, ayudaremos a que se ligue con uno de los chicos o chicas del colegio competidor. Si tienen alguna duda, pueden acercarse.

Se aproximan algunas personas y cada vez se va creando un grupo más grande. Comienzo a moverme según me van haciendo los alumnos las preguntas.

—Aina —me llaman, giro y estampa James sus labios en los míos en un beso feroz y rápido. 

No me da tiempo ni a detenerlo, cuando él lo corta y se acerca a mi oído.

— ¿Todavía estás dudando de qué soy hombre? Si quieres te muestro en privado si la tengo corta.

Gira y se va dejándome anonada.

— ¡Aina! —me llama Ainara — ¿Qué pasó con James?

—ESTO ME LO VA A PAGAR —chillo.

Salgo de la cafetería hecha un mar de enojo. ¿Cómo pudo besarme? ¿Cómo pudo insinuarse a mí de esa manera? 

— ¿Todavía estás dudando de qué soy hombre? Si quieres te muestro en privado si la tengo corta —repito imitando su voz.

¿Qué se cree el pedazo de inútil este? Que me va a besar y que yo no haré nada malo. Lo veo en el patio entre un grupo de chicos. Me aproximo, está virado así que no me ve. Toco su hombro y él gira. Le doy una bofetada que hasta a mí me ardió la mano. 

—Uh —vociferan todos los presentes.

—Eso es por hacerte el gracioso ante todos.

—Puedo ser tu payaso cuando quieras —me bufonea.

Voy a darle otra bofetada, pero aguanta mi mano y se acerca a mis labios.

— ¿QUÉ ESTÁ PASANDO CON MI CHICA? —grita Evans.

«Salvada por la campana»

«Calla tú, ahora»

—Nada tío —habla pacíficamente James.

Que tranquilidad siente al hacer todo lo que está formando. Sin darme cuenta, Evans le da un golpe en la cara y James se la devuelve con el doble de fuerza, provocando que Evans cayera al suelo. Estando ya así, James comenzó a golpearlo sin parar hasta que llegan dos profesores y los separa.

Dos horas después…

Salen por fin James e Evans de la oficina del director.

— ¿Qué te dijo?

—Estamos suspendidos por tres días —comenta lleno de furor, Evans.

—Lo que faltaba. ¿Cómo entrenarás?

—No entrenaré hasta que entremos nuevamente.

—Entonces, ¿entrarías el martes?

—Eso pensé, pero no podemos contar ni el sábado ni el domingo, así que sería de lunes a viernes.

Abrazo a Evans y por detrás se escuchan unos aplausos.

—Felicidades a la parejita por su actuación, quedó de película.

Mi novio fue a golpearlo nuevamente, pero yo lo aguanto.

—No vale la pena, mejor, vámonos.

Fuimos hacia el estacionamiento, me voy a sentar a manejar, pero no puedo, hoy he esforzado demasiado el tobillo y no puedo pisar bien los pedales. Evans conduce y me lleva hasta mi casa y yo dejo que se lleve el auto y vaya directo a la suya, no sin antes, cargarme hasta mi habitación para que yo pueda descansar.

El fin de semana pasó veloz, el tiempo de inscripción a la lista se acabó y ya tengo decidido a quién voy a seleccionar, solo queda ver después con mis amigas, amigos y novio si están de acuerdo. Entre los que se anotaron, está James, pero una parte de mí no quiere que se ligue con alguna chica. ¿Celos? No pueden ser. ¿Otra cosa? No lo sé. Pero también he visto la posibilidad de ponerlo y buscarle a una chica que no sea muy elegante para que no se bese con ella. Todo está dentro de lo posible y todavía no pienso descartarlo. 

El lunes llegó más rápido todavía y ya me encuentro hasta mejor del tobillo. El domingo me lo pasé ejercitando y viendo si ya puedo caminar sin muletas y sí, pero no puedo abusar mucho tampoco. El colegio pasó apresuradamente y ya me veía de regreso a la casa. Sin Evans se hace las cosas un poco aburridas.

«Sin James igual»

«Hace días no venías»

«Pensaba en el beso que te dio y que tú le pagaste con una cachetada»

«¿Qué hago, pues?»

«Ve a verlo»

«¿Cómo podría ver a semejante espécimen?»

«Tú sabrás que haces»

«Oye»

Se fue, me dejó con un lío mental.

El martes decidí ponerme un vestido ceñido a mi cuerpo, mostrando mi cintura y mis voluptuosos senos y trasero. Recé porque los turnos pasasen veloz para poder ir a ver a James. Sí, lo pensé mucho, y creo que nos debemos algo los dos. Pero, ¿algo cómo qué? No sé, solo sé que tengo que verlo, tengo que ver esos labios que tanto me hicieron desvelar el fin de semana y esos ojos marcados en mi mente cuando me preguntó si creía que es hombre. Lo único que puedo asegurar, es que besa divinamente, cómo si sus labios fueran hechos al molde de los míos…

—Señorita Allard, ¿nos resuelve la ecuación? 

Estoy en medio de un turno de mates, no se me dan mal, pero no me gusta ir al pizarrón.

—Claro, profesor Ansien.

Me levanto de mi asiento y cuando me acerco a resolver, suena el timbre, me libro de hacer el ejercicio, pero a la vez salgo a toda prisa para no ver a mis amigas y hermano y poder ir a mi objetivo.

Voy al estacionamiento, enciendo el auto y me pongo en marcha hacia mi destino.

«Cuando llegues a su casa, ¿qué le dirás?»

«No lo había pensado»

«Pensemos, pues»

«Ya sé»

«Acaba de decir»

«Las cajas, me llegaron dos cajas y una nota diciendo que eran las últimas de esta familia y que hasta que no terminase, no mandaría el otro secreto»

«Ahora ya tenemos objetivo, dalo con todas»

Sin ya darme cuenta, llego a su departamento. Vive solo, así tengo más posibilidad de que nadie se entere de que estuve aquí. Bajo del coche, le pongo la alarma y me dirijo a la entrada del edificio. Su departamento es el primero que se ve. Toco el timbre y a los pocos segundos sale James, sin camisa y en bóxer.

«Por los mismísimos dioses»

«Eso mismo digo yo»

«Y ves como se le nota»

Inconscientemente bajo mi vista y luego la vuelvo a subir y la vuelvo a subir.

—Sube la vista a mis ojos, si no es molestia —repite mis palabras.

— ¿Por qué no te vistes mejor? —le sigo la rima

—Porque estoy en mi departamento, solo y puedo estar como yo desee.

—Entonces si yo —me acerco a él y a su boca —te beso, ¿me alejarías o me continuarías?

—Haz la prueba.

Ahora si estampo mis labios con los suyos, formando un beso primero lento y luego feroz. Yo me lancé a sus brazos, él me aguantó, yo enredé mis pies en su cintura y luego, él me entró a su departamento y cierra la puerta. Me lleva hasta el sofá

«Aprovecha, esto no se da todos los días»

«Ahora no molestes»

«Okay, Darling»

Comienza a besarme y a tocarme y yo hago lo mismo. Recorro con mis manos todo su cuerpo, hasta tocar esa dureza que tiene allá abajo. Él pasa sus manos por debajo de mi vestido, hasta alcanzar mi zona húmeda.

No es que anduviera todo el día sin tanga, sino, me la quité cuando monté el auto, para que las cosas pasaran rápido, ya venía yo muy caliente.

Comienza a frotar mi clítoris y yo no puedo hacer nada más que estar bajo su mandato. Saca mis senos por encima de la copa de mi vestido y los empieza a chupar y mordisquear hasta que están erectos. Siento que estoy al borde del orgasmo.

—Ahhh… Ja… James… No pares, que me vengo.

Y de un momento a otro de placer, se detiene.

—Creo que por hoy es suficiente, me lo debes por la cachetada delante de todos.

Yo sigo impresionada. ¿Cómo pudo dejarme así? Sin pudor, comienzo yo a tocarme, pero él toma mis manos y las aguanta, hasta que pasa alrededor de cinco minutos que es cuando le propicio una patada en su zona íntima y pude levantar e irme. Entro a mi auto y manejo hasta casa de Evans, sé que él no me fallará. Al llegar, mi novio está durmiendo, según la ama de llaves, pero trae el cabello revuelto y tiene un olor a ser follada hace un instante.

—A Evans no le molestará que lo despierte.

—Señorita Allard, el señorito me dio esas órdenes. No puedo desobedecerlas.

—Agus, ¿vamos a la otra ronda? —sale Evans solo en bóxer, sin darse cuenta de que yo estoy aquí.

¿Me está siendo infiel? Él no puede hacerme esto.

— ¡EVANS! —bramo enojada.

—Aina —expresa sorprendido.

Entro a la casa, voy hasta donde está, le doy una fuerte bofetada y me voy con la misma. 

Tres días después… 12:05 pm

Las cosas con Evans no van bien. Él ha intentado hablar conmigo, pero no lo he dejado. Ahora, Acacia, Naiara, Kaya y yo vamos hacia la cafetería. Les gustó cómo me quedó la lista. Ellas son las únicas que saben que Evans me fue infiel, nadie quiero que se entere, para que no vayan encima de él, porque todavía sigue siendo mío. Llegamos y mis amigas llaman a todos para que me atiendan.

—A las dos de la tarde, comenzamos a decir quién ha sido elegido en las listas. Deben ir al salón de reuniones. Si a las dos, no están, iniciaremos de todas formas, pero quedarán afuera si no llegan. Gracias.

Empiezan los aplausos, estoy ganando nuevamente mi fama de diva.

Dos horas después…

Ya llegaron todos, todo el colegio Javier está aquí expectante con la lista, exceptuando a un chico, que pensé que vendría, pero me decepcionó. Necesitaba verlo aquí, pero no vino

— ¡Iniciamos, ahora! —comenta Naiara.

—Yo diré la etiqueta y el que fue escogido, no interrumpan, solo pónganse aquí adelante, junto a nosotras —explico todo.

Nada de James todavía y eso que le estoy dando tiempo. 

—La elegida para la chica más estudiosa es: Alexa Holden —los aplausos estallan —El elegido para el chico más estudioso es: Richard Hodson —vuelven los aplausos. 

Sigo así, con cinco etiquetas más hasta que una chica no apareció. 

—La elegida para actriz más popular es: Jazmín Lown —la chica no aparece, miro a Naiara que está a mi lado y ella toma la iniciativa.

—Dentro de una hora se elegirá quién sustituirá a Jazmín.

—Sigo —suspiro —Por último, la elegida para mejor cantante es: Alicia Kwet —estallan nuevamente los aplausos —Los elegidos, quédense, los demás alumnos, ya pueden retirarse. En otra lista estarán.

—Disculpen —levanta la mano alguien — ¿Por qué no estoy en la lista?

¡James! —murmuro alegremente.

¿Cuándo llegó? No lo vi entrar.

—Usted no ha sido seleccionado —le contesto fríamente.

—Pues, invente otra etiqueta, señorita Allard, usted puede.

—Está bien, déjame pensar —pienso un momento — ¿Cuánto le mide, señor Elis?

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