Capítulo cincuenta y dos. Bajo la piel del monstruo.— — — — Narra Brad Lancaster — — — —Las palabras de Arthur retumban en mi cabeza como un eco que no quiere apagarse. No las repito en voz alta. No quiero que cobren más poder del que ya tienen. Pero me persiguen. Me despierto con ellas. Me acuesto con ellas. Y ahora mismo, mientras conduzco sin rumbo fijo después de que Amy saliera a escondidas esta madrugada, no puedo sacármelas de encima.Amy no está. Y algo en mí dice que no se trata de una escapada por ansiedad. Ella no me lo habría ocultado. No después de todo lo que hemos compartido. La cama estaba fría cuando estiré el brazo y no la encontré. La casa en silencio. El celular sin señales de mensaje. Su bolso… su chaqueta… faltaban. Y entonces lo supe. Tiene que ver con él. Con Arthur.—Mierda —golpeo el volante con fuerza, acelerando por la autopista desierta. Si le ha hecho algo… si se ha atrevido siquiera a tocarla, no sé qué soy capaz de hacer. Porque ya no puedo seguir ign
Capítulo cincuenta y tres. La mentira perfecta. — — — — Narra Amy Carlson — — — —Me miro al espejo del baño por tercera vez en menos de un minuto. La marca en mi rostro empieza a tomar un color violeta más intenso. La base no puede disimularla por completo. Me duele, pero no solo por el golpe. Me duele por dentro, como si algo se hubiera roto de forma definitiva.—¿Te duele mucho? —pregunta Brad, recostado en la cama con los puños cerrados.Asiento con la cabeza. No sé si me pregunta por la cara o por el alma.—Te juro que esta vez no se va a salir con la suya —dice con la voz quebrada—. No más juegos, no más amenazas, no más poder para ese bastardo.Arthur no es un hombre. Es una plaga. Un veneno que ha ido corrompiendo todo lo que toca, incluida su propia familia.—¿Y tu madre? —pregunto con cautela.—No ha salido de su casa. No me ha llamado. No me ha escrito. Nada.—¿Tú crees que... sabía que Arthur me haría eso?Brad me mira como si quisiera evitar la pregunta, pero no puede.—
Capítulo cincuenta y cuatro. El Juego Peligroso.— — — — Narra Amy Carlson — — — —La amenaza de Arthur sigue resonando en mi mente, como una amenaza silenciosa que no deja de rondar. Su voz tan fría, tan calculadora, y esa promesa que lo acompañó: “Si no haces lo correcto… me veré obligado a cortar esto de raíz. Para siempre. No sabes con quién estás jugando” Mi piel se eriza solo de pensar en ello. Estoy acostumbrada a que Arthur Aramendi sea una figura dominante, un hombre cuyo poder ha sido la columna vertebral de su vida. Pero lo que me hizo va más allá de cualquier advertencia que hubiera imaginado. Me promete que, si sigo defendiendo a Brad, si sigo metiendo las narices en su vida, las consecuencias no solo afectarán a él, sino a todos los que están cerca de él.Mi respiración se acelera mientras veo a Brad al volante, la tensión palpable en cada centímetro de su cuerpo. Sé que algo dentro de él ha cambiado. Ha escuchado las palabras de su padre, y lo ha afectado más de lo que
Capítulo cincuenta y cinco. La punta del iceberg.— — — — Narra Brad Lancaster — — — —El sonido de mi teléfono interrumpe el silencio denso de la casa. Me siento en el borde de la cama, con la vista fija en el teléfono en mi mano, como si esperara que el dispositivo explotara o algo que lo hiciera aún más inquietante. Amy está en el baño, y el hecho de que estemos aquí, solos, después de todo lo que ha pasado con Arthur, parece una ironía. No hay paz en nuestra vida. Cada día es una nueva guerra.Es una llamada de un número desconocido, pero sé exactamente de quién se trata. No me atrevo a contestar, pero mi dedo sigue allí, suspendido, dudando entre aceptar o rechazar.Arthur. No puedo escapar de él, y lo peor es que él sabe cómo hacerme sentir vulnerable. Sabe exactamente qué tocar para que me tambalee, qué amenaza lanzarme para que mi mente se nuble. No importa cuán lejos huya de su sombra; siempre está a mi lado, acechando.Finalmente, decido responder. No puedo darme el lujo de
Capítulo cincuenta y seis. Siempre seré tuya— — — — Narra Amy Carlson — — — —Me dejo caer por la pared hasta el suelo. Siento que mis piernas no me sostienen más. Que mi mundo se tambalea y que si encuentro un precipicio por el que saltar podría hacerlo sin ningún miramiento.Si con eso salvara. Brad, joder que lo haría.Desde que ese hombre se fue las fotos que le entregó a mi marido están esparcidas por el suelo, los dos estamos en la misma posición, uno en frente del otro recostados en las paredes de nuestro recibidor.He mirado por encima lo que está en cada una de ellas, reconozco perfectamente los lugares, las salidas, los momentos que hemos viudo juntos y comenzando a sentir la paranoia llenar mis venas, me estiro hasta el control principal de la casa y toco un botón que baja los paneles de todas las ventanas encerrandonos a solas en nuestra casa. Las luces se enciende enseguida como si fuera de noche y Brad y yo solo nos miramos fijamente. Sin nada que decir más allá de lo d
Capítulo cincuenta y siete. La otra salida.— — — — Narra Amy Carlson — — — —Es tan doloroso saber que tienes que dejar ir a la persona que amas que se siente como si alguien metiera la mano dentro de tu pecho y te desgarrara el corazón con sus propias manos. Todavía peor, si esas manos son tuyas.Es imposible que podamos hacer otra cosa, llevamos días trabajando para luchar contra él y toda la tensión sube y sube pero nada, no llegamos a ninguna parte y mientras tanto Brad se lastima cada vez más.Él era feliz antes de mi. Era feliz con su vida calmada y sus ligues de una noche, pero llegué yo a ponerle su mundo patas arriba. Él también cambió mi vida y me duele tener que hacer esto, dentro de todo está mi pena pero este impass es necesario para poder se felices al final. No sé de donde saco la fuerza para hacerlo pero lo importante es que lo hago, la saco y la tengo que aprovechar. —Saldrmeos de esto, Amy —declara con tristeza mi hermoso esposo.Sé que sus palabras oponen un poco
Capítulo cincuenta y ocho. Todo lo que puedo hacer es confiar. — — — —Narra Brad Lancaster — — — — Llevo días pensando que no hay escape, que no tenemos salida por más que la buscamos. Llevo días intentando demorar esta solución pero la sola idea de perdela me rompe en pedazos. Oír como ha sufrido desde que estamos juntos acosos de Arthur, y un ataque tras otro me ha herido demasiado y solo quiero que esto acabe. Si le mato podré salvarla a ella. No quiero que Amy se sacrifique por mi. Ha sufrido muchísimo en su vida para que ahora tenga que volver a hacerlo y por mi, por mis problemas con mi padre, por mi incapacidad de solucionarlo todo. He pensando en hacerlo y luego ir a la cárcel. No me importa nada que no sea ella. No puedo confiar en mi madre, le ama demasiado y siempre se pone de su lado entonces solo me queda esta salida. Nunca pensé que sentiría estos instintos esta necesidad tan animal de matar para vivir pero es la única salida que veo Y también la más ráp
Capítulo cincuenta y nueve. Solo queda esperar. — — — — Narra Amy Carlson — — — —Aún no me he ido y ya le hecho de menos.Salgo de la casa llevándome mi ropa a un hotel. He tenido que hacer la maleta mientras él dormía y yo me reprimía las ganas de meterme a la cama a abrazarlo, a besarlo y decirle una y otra vez cuanto lo amo.Cierro los ojos mientras me lleva el taxi al hotel y se me escapan las lágrimas por los bordes porque sé cuanto va a sufrir y cuanto sufriré yo con esta decisión pero considero que es lo mejor. Considero que nada puede romper lo que tenemos aun si estamos tratando de mantenerlo para siemrpe.El viaje es corto, no tengo realmente tiempo para pensar demasiado en todo lo que está pasando cuando ya estoy en la entrada del hotel.El chófer le entrega mis maletas al botones y entro a pedir y pagar mi habitación en recepción. Mientras no tenga una casa para mi viviré aquí.No volvería jamas a la casa de mi padre, ni tengo por qué ser austera cuando tengo un marido m