Rita se aseguró de dejar a Leslie dormida, se despidió de la niñera, mientras salía con Hugh directamente a la oficina, aún no era tiempo de reintegrarse, pero la conversación con Adam no podía esperar más.Debía ser ese mismo día, ni un día después. Al llegar saludó educadamente a todos, dejó a Hugh en su área de trabajo luego de despedirse con un amoroso beso y se dirigió a presidencia. La secretaria de Adam la anunció y medio minuto después se encontraba ingresando a la oficina de su jefe y mejor amigo. —Buen día Rita, que sorpresa tenerte por aquí. Aún no es tiempo de reintegrarse.— la saludó cariñosamente. —Vaya, no sé si deba halagarme el hecho de que no me quieras de regreso. — bromeó, mientras le regalaba una enorme sonrisa. —No te confundas, solo lo hago por tu bienestar, El tuyo y el de Leslie.— compartieron un beso en la mejilla y Rita tomó asiento frente a él. —Si, lo entiendo. ¿Qué tal la noche de testosterona?, pensé que no estarías aquí, según supe has estado bebien
—¿Está todo bien, Gil?— la pregunta de John estuvo cargada de profunda preocupación, rompió el abrazo y se alejó para poder apreciar los hermosos ojos verdes de la mujer que amaba. —Si... todo esta bien. — dijo intentando sonar segura, aunque la expresión de su rostro, estaba en desacuerdo con sus palabras. —Que bueno saberlo— respondió sin retirar su mirada de ella—¡por Dios que ganas de besarte, Gil. Te he extrañado demasiado!— le dijo con ternura, mientras su mirada iba directo a sus labios, ella sonrió sintiéndose un poco incómoda, y mirándo luego a su familia. —¿Cómo está tu hermano?—Bastante recuperado, mi madre está con él y su novia ha estado allí cada día tambien, mis vacaciones están por terminar y queria tener unos días para nosotros— Gilliam sonrió. —Estabamos esperando que llegaras para poder comer todos juntos— su padre, como siempre salió a su rescate. —Claro, pasemos a la mesa. —Le contaba a John que lo hemos extrañado mucho — dijo Alex. —Y yo le he contado que
La mañana siguiente llegó y Gilliam poco o nada había dormido, se sentía terriblemente triste, y su ánimo había decaído cada vez más. Intentó llamar a John en un par de ocasiones, pero el había rechazado la llamada, enviándola directamente al buzón de mensaje. Después del desayuno, los chicos se habían marcado al colegio, su padre al trabajo, Diego estaba pintando un dibujo, mientras su madre entró a la habitación de su triste hija. —¿Puedo pasar, tesoro?—Claro, madre—respondió, sentándose en la cama y abrazando a una almohada. Gisella, entró y se sentó frente a ella, regalándole una tierna sonrisa. —Por lo que veo no te sientes nada bien hoy. Pareces bastante triste, Gilliam. —No te equivocas, madre —respondió suspirando. —Las madre tenemos un séptimo sentido, cuando de nuestros hijos se trata. ¿Has peleado con John?—No ha sido tanto como una pelea, pero me odio por haberlo lastimado—sus ojos se llenaron de lágrimas— nunca he querido hacerlo, madre, pero no podía ocultar le lo
Sebàstian se tensó, su cuerpo entero se puso rígido, salto de la cama en un brusco movimiento y se colocó rápidamente su pantalón de pijama.No, no podía ser, Gilliam no podía haberse atrevido a pronunciar aquellas palabras... —Sebàstian... detente, por favor...—sin siquiera prestar atención a las palabras de la pelirroja, se dirigió a la puerta corrediza que separaba la habitación del pequeño porche que daba acceso a la piscina. Respiraba aceleradamente y sentía frustración, demasiada frustración...Gilliam saltó también de la cama y se envolvió en su bata de seda, pasó las temblorosas manos por su revuelto cabello, y se dirigió a la piscina, en busca de Sebàstian. Lo encontró cerca de la piscina, mirando a lo lejos, dónde el sol se había ocultado ya y solo reinaba la oscuridad, el mismo lugar que unas horas antes estaba dando un espectáculo a la vista del espectador con la puesta de sol, pero la pareja estaba muy lejos de querer apreciar su entorno. —Te lo advertí, Gilliam— dijo c
Dos días habían transcurrido desde su regreso de Santorini, dos días en los que se sentía cada vez más miserable, había llamado a Sebàstian una vez, pero al notar que él no respondía, se obligó a desistir, no valía la pena intentar llamarlo, era obvio que él no respondería y se obligaba a sí misma a no someterse a ese daño. Aquél día ocurrió lo que no esperaba, su celular timbró... era John. Hubiese esperado que él no deseara hablar más con ella y de ser así, no podría haberlo culpado jamás. —Hola, John...—Hola... ¿Cómo estás?—Bien, bien—mintió, incapaz de explicarle lo que sucedía, por dos grandes motivos; el primero, no era justo con John hablarle sobre Sebàstian, y segundo, no creía capaz de hablarlo sin llorar. —¿Y tú?—Bien... yo... estaba llamando porque me gustaría hablar contigo, Gilliam, pero quisiera hacerlo en persona.— "Gilliam", era obvio que John se estaba esforzando por mantener la distancia emocional. —De acuerdo... ¿Vienes a casa, o voy a la tuya?—Hoy no me es
Gilliam presionó la mandíbula con fuerza, intentando que Nathalie no notaste lo desagradable que resultaba su presencia. Pocas veces se había cruzado con ella y lo agradecería, Nathalie era una persona poco grata. —¿Qué rayos haces aquí, Nathalie?, porque no creo que sea solo coincidencia. — le preguntó enojada. —Yo no creo que coincidencias, yo creo oportunidades. — le respondió con superioridad. —¿Me has estado siguiendo?—la miró con incredulidad,.intentando descifrar sus intenciones. —Te he estado siguiendo hace mucho, no eres tan inteligente después de todo. Conozco todo lo que has hecho últimamente, a los lugares que has ido, y hasta las visitas que has recibido en casa. —Bien, creo que estás mal de la cabeza y deberías buscar ayuda— inició su caminata hacía la salida, pero Nathalie la tomó con fuerza del brazo y la empujó de regreso dentro del baño. —¡Hey!—gimió Gil—no vuelvas a hacer eso.— le dijo enojada por la manera tan brusca que la trataba. —Ahora mismo me dirás a dó
—No debes disculparte— le dijo Gilliam observando la genuina preocupación de sus ojos. —Si debo, porque Nathalie te hizo esto por mi culpa—extendió su mano, tomando entre ellas la mano de Gilliam. —Gracias a Dios, Connie estaba allí. —¿Y si no hubiese estado?—preguntó con angustia— yo... es horrible todo esto. —Lo es, he estado pensando en tomar clases de defensa personal, hasta hoy no tenía conciencia de lo frágil y vulnerable que soy— respondió ella con una sonrisa burlona— una buena preparación para evitar problemas futuros. ¿Ella como está?—Muy mal, su cara ha quedado... algunos le llaman karma, es una pena por ella, pero son las consecuencias de sus actos. — no debes preocuparte por ella, sus actos tendrán consecuencias.—Solo quiero que esté lejos de mi. —Lo estará—asintió—Gil... no sé cómo decir esto, pelirroja. —Solo dilo—se encogió de hombros— si se trata de nosotros, creo que no hay mucho por decir, lo has dejado todo lo suficientemente claro, Sebàstian.—No sé cómo l
John entro a la habitación encontrando a la pelirroja sentada en la cama. Sintió pena en su corazón, al verla maltratada y aquella herida en su frente. —Hola...—la saludó acercándose, hasta llegar junto a ella. —Hola— le sonrió ella—gracias por venir a verme, los médicos dicen que estoy bien, me darán el alta por la tarde. Hubiese alcanzado a nuestra cita para comer y...—Nuestro encuentro es lo de menos ahora, me alegra que estés bien. —Tengo un buen ángel de la guarda—sonrió—Connie ha sido mi salvadora. —Al parecer todos necesitamos a una rubia dispuesta a defendernos—sonrió.— sentí tanta preocupación cuando Rita me llamó, ella pensó que me gustaría saber que estabas aquí. —Mis amigas siempre hacen lo correcto. Ella sabe cuánto te quiero—sonrió un poco triste— sé que estás enfadado conmigo y...—No es enfado —sonrió y se ajustó las gafas— realmente me imaginé una vida a tu lado, Gilliam, es duro cuando te arrancan las ilusiones de tajo. Siempre supe que me tenías cariño, pero q