Andrés, el que visita cada mes

La vida es tan extraña.

Ni siquiera eres tú quien se da cuenta.

Durante un mes, Sabrina te pide que vayas a su casa y tú te niegas; las primeras veces, porque ella se pone muy intensa y de alguna manera te convence.

“Si estás enojada con mi papá, está bien. ¡Ese es tu problema con él! ¿O no te gusta hablar conmigo?"

"Mierda, Sabrina. Me encanta tu compañía". Colocas una mano sobre su hombro. "Es sólo que... eh, tu papá".

“Amiga, tú y él sois un asunto aparte. Además, han pasado casi tres meses. Y a veces todavía actúas raro". Sabrina levanta una ceja. "Me preocupa que estés enloqueciendo".

Entonces estás de acuerdo.

Vas a la casa de John Walsh.

Una parte de ti espera que no esté en casa. La otra parte de ti imagina los miles de escenarios en los que tú y él terminarían juntos.

Puaj. Sentimientos opuestos.

Sin embargo, estás orgullosa de ti misma. Has sobrevivido tres meses sin arrastrarte hasta John, a pesar de que piensas en él cada segundo, a pesar de que tu fiebre sexual por é
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