La madrugada se hacía presenté y los invitados del reino Águila de Oro, fueron invitados a quedarse por ésa noche (con la advertencia de que sus pulgares serían cortados sí ponían un pié fuera de su habitación)
-Hoy fue una noche magnífica, la princesa Andrea es magnífica y cada vez quiero estar más y más con ella.
Creó que me estoy enamorando.- dijo Jax, bailando felizmente con una almohada.Su padre tenía razón, no encuentro a la chica que siempre soñó, una valiente aventurera que no le tenga miedo a nada, pero encontró a una mujer que lo dejaba suspirando y no podía dejar de pensar en ella.
Quizás Andrea sea algo torpe, no muy valiente como sus hermanas y no le guste la violencia, pero era comprensible, paciente, amable y firme, cosas que lo cautivaban cada vez más y más.-Yo… ¿
Las tres hermanas se encontraban sentadas en el suelo, estando Andrea algo nerviosa y delante de ellas, estaban sentados los tres hermanos, estando Samuel muy nervioso y Arturo estaba algo molestó por que seis personas de la realeza se encontraban sentados en el suelo y una chica sin título se encontraba acostada en su cama, comiendo uvas.-Así que, ¿qué dicen? ¿Jugamos a verdad o bes… digo, reto?- preguntó Candy, con su habitual sonrisa alegre.-Claro, será divertido.- respondió Jax que para fortuna y a la vez desgracia de la princesa Andrea, ya estaba completamente vestido.El plan de las hermanas era descubrir las maldiciones de Samuel y Arturo, y como no sabían como hablar del tema por ser algo delicado, decidieron iniciar ése juego.-Las damas primero.- dijo el príncipe Arturo, con una sonrisa amable.Ahora sus hermanos verían que cuando quiere, e
Los príncipes, los únicos seres que en ése momento se daban por acabados, estaban en shock al ver como el rey abrazaba a sus confundidas hijas.-Que bueno que estén aquí, estaba tan preocupado por ustedes.- exclamó el hombre, felíz por que sus hijas estaban bien.Las hermanas se miraron entre sí y Andrea decidió romper ése incómodo momento.-Papá, ¿ahora qué te pasa?- preguntó la rubia.En ése momento ellas tenían que estar intentando calmar a su padre para que no asesine a los príncipes, no intentar consolarlo.El hombre se separó de sus hijas y las mi
Nuevo día se hacía presenté y todos se reunían para despedirse del caballero negro.-Sí vuelves a poner un pie por éstos lados, perderás los dos pies.- dijo en un susurro la princesa Stephanie con mirada amenazante mientras hacía una reverencia, despidiéndose del hombre.Por culpa de ése hombre y su broma, el príncipe Samuel tuvo miedo y tuvo que dormir muy tarde.-Nos engañaste a todos, tienes mis respetos y prepárate por que quiero venganza.- dijo la princesa Candy, dándole un golpe en el hombro con mirada sería, llena de respeto.A ella no le hacían bromas, ella era la que hacía las bromas y nadie podía camb
La maldición de los príncipes fue revelada ante las princesas que quedaron conforme con la aclaración.Ya no tenían dudas ni preguntas, su único objetivo ahora era romper ésas maldiciones para que los príncipes tengan una vida normal.-¡Un momento!¡¿Me están diciendo que su maldición es la mala suerte?!¿Siquiera conocen a Andrea?Su nivel de mala suerte sobrepasa los 9000.- dijo Candy, refiriéndose a Samuel mientras señalaba a su desdichada hermana que la miró con enojó.¿En verdad se atrevía a insultarla lugo de revelar tantos de sus secretos, secretos que su padre no conocía?-&ie
Samuel caminaba por los pasillos del gran palacio del reino Fénix, con la mirada llena de decisión, dirigiéndose al jardín.Ahora que aceptó que le gusta la princesa Stephanie, debía decírselo antes de que ella sé dé cuenta de que es un... feo ogro.El chico se detuvo y miró al suelo, pensativo.¿Y sí ya era muy tarde? ¿Y sí ella todo ése tiempo sólo quería ser su amiga? ¿Y sí ella ya tenía a alguien? ¿Y sí es rechazado y ella se le burla en la cara y les dice a todos para que el rumor se esparza, haciendo de él un objetivo de burla donde sea que vaya?Sí, ahora que lo
Príncipes y princesas se dirigían hacia la torre del dragón, montando sus veloces caballos, dispuesto a rescatar al príncipe cautivo.-No una, ¡van dos veces que Sam es secuestrado por un dragón!- gritó Jax, claramente enojado por ser su hermano secuestrado otra vez, por el mismo dragón.Esta bien que tenía mala suerte, pero hasta éso debía tener un límite ¿no?-Primero como la princesa Samanta y ahora como el príncipe Samuel.- dijo Candy, muy animada.Por fín cumpliría sus sueños de ir a una aventura con sus hermanas, Luz, un gran príncipe como Jax y el otro tipo.
La distancia que separaba a la princesa y Luz de la torre donde yacía cautivo el príncipe Samuel, ya no era larga pero ahora las dos se habían detenido ya que el capturador de príncipes, se encontraba a metros de ellas, en su forma humana.-¿Dónde está Samuel?- pregunto Stephanie con seriedad.El dragón con forma humanoide dio un suspiro y negó con la cabeza.-No puedo creer que nos acabamos de encontrar y lo primero que me preguntas es por ésa vergüenza de hombre.En fín, no te preocupes que está bien, aunque claro, está inconciente ya que me aburrió.El tipo es un mal perdedor en ajedrez, ¿sabías?- dijo el monstruo.
La batalla había acabado, la princesa Stephanie una vez más, rescató a su frágil príncipe de las garras del dragón.La chica ahora se encontraba en el jardín del palacio, practicando con la espada.La amenaza del dragón terminó, pero una amenaza peor seguía y ni siquiera ella estaba preparada.La princesa, dio un suspiro y clavo su espada en el suelo, antes de voltear y sonreirle a su príncipe, quien hasta ahora había permanecido inconciente.La batalla más dura de todas, acababa de dar inició y sólo los mejores podían ganar, la batalla del amor.-Al fín despiertas.<