Kurt

__ Trae mi celular - demando a la niña que corre como correcaminos escapando del coyote. Se mueve entre los arbusto en tanto quiero atraparla pero no se deja creyendo que todo es un juego - Mayleen, estoy hablando en serio

__ El tío Enzo me presta el suyo cuando viene - alzo la mano pero sale corriendo en dirección contraria haciendo que pase por encima del arbusto con intención de alcanzarla

__ ¡Mayleen trae eso o vendo tu conejo! - advierto, hace caso omiso y siento que la estoy consintiendo mucho al tener la libertad que tiene. La culpa es mía de todos modos.

Fui quien la hizo con ese carácter. Maldito pensamiento mío de hace tres años creyendo que un niño de cinco no joderia tanto, pero eso no puede ser más desacertado.

Desde que llegué a Berlín no se me había despegado en ningún instante, todo le parece un juego, al menos lo mío porque se me abalanzó encima y no se quiso separar más. Estoy lleno de pelo de rata, comida del mismo animal y unos tantos brillantes que no sé