Capítulo 886
Justo cuando iba a preguntar de nuevo, la mano de Patricio se tensó, claramente insinuándome que no continuara.

Ya podía oír a mi hija gritando.

—¡Abuelo, vine con papá y mamá a verte plantar árboles! ¡Abuela dijo que apuraras el trabajo para empezar a comer pronto!

Rápidamente me compuse, mirando hacia donde estaba, vi a mi papá con un sombrero de paja y una toalla colgando del cuello, cubierto de sudor, tan bronceado que parecía carbón.

Pero su cuerpo se veía mucho más fuerte, hay que recordar que mi papá era un erudito de rostro pálido, ¡todo un intelectual!

Ahora, parecía un campesino trabajando en el campo.

—Papá, ¿cómo te pusiste tan moreno? —le dije señalando su cara entre risas.

Al vernos a Patricio y a mí, se puso muy feliz, señalando con orgullo a un bosque detrás de él.

—¡Mira nuestro logro! ¿Cómo no iba a broncearme? ¡Eso es señal de trabajo duro!

Luego, señaló hacia unas plantas podadas en varios estilos.

—Esas son nuestras obras, ¿qué te parece?

Patricio miró hacia allí,
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