Capítulo 6: Celos

- … - Roxana sintió un sentimiento horrible de impotencia ante eso y solo se quedó parada mirando como nuevamente se marchaba y la dejaba sola e igual por las palabras que dijo… significaba que nuevamente se había reencontrado con Lisa.

 - Ah… - habló Eduard tocando el rostro de ella.

 - Perdón Eduard, parece que estamos en el mismo barco porque quedamos en medio de todo este drama – indicó triste sujetando la mano del bebe quien empezaba a reír a recibir esos mimos – bueno al menos esta vez no estoy sola.

 El resto de la tarde noche Roxana se dedicó a cuidar a Eduard y acomodar sus ropas en otra habitación y dejarle la principal a Víctor para evitar tener más enfrentamientos con él.

De esta forma empezó una nueva semana y justo en esos momentos Roxana se despertó escuchando los balbuceos del pequeño, por lo que con cuidado se levantó fue a bañarse e igual le cambio su pañal y ropas al menor antes de bajar a desayunar. 

 Tras acabar el desayuno, Roxana salió arreglada cargando a Eduard para llevarlo con sus abuelos para que le cuidaran en lo que ella iría a trabajar.

 - Buenos días – saludó Judith al ver a la castaña ingresar a la cocina con el pequeño.

 - Buenos días señora – mencionó ella acomodando a Eduard en su silla especial.

 - Roxana, puedes llamarme suegra ya que ahora eres parte de la familia.

 - Am… hehe perdón, es que aún no me acostumbro.

 - Descuida vamos poco a poco – indicó ella y en eso miro a todos lados notando que ella estaba sola – ¿y mi hijo? - preguntó frunciendo ligeramente el ceño.

 - Él ya se adelantó a la oficina y yo igual ya voy saliendo para tomar el autobús para llegar a tiempo y…

 - Espera Roxana – Judith la miró a ver confundida - ¿por qué vas a tomar el autobús?

 - Eh… bueno es que yo…

 - Ven toma una taza de café conmigo y ahora te lleva el chofer al trabajo – indicó la mujer pidiendo que le sirvieran el desayuno a la castaña - anda desayuna tranquila y recuerda en que vengas si no estas cansada puedes pasar por Eduard, ya que nosotros entendemos que a veces el trabajo es pesado y deseas descansar un poco antes de cuidar al pequeño.

 - Muchas gracias por el apoyo – mencionó apenada empezando a desayunar y contestando algunas preguntas de su suegra sobre sus gustos y pasatiempos.

 Tras acabar el desayuno ella se despidió de sus suegros y Eduard para subir al auto e ir a la empresa, donde noto que varios empezaban a murmurar al verla pasar.

 - Ah… - Roxana dejó escapar un suspiro muy sonoro al llegar a su escritorio y dejar su bolso sobre el escritorio.

 - Buenos días señora jefa – en eso Roxana solo sonrió y al girarse vio a su amiga acercarse a ella.

 - No empieces Karina – indicó Roxana divertida, notando la sonrisa pícara de una chica pelirroja.

 - Y como no quieres que empiece, aunque tienes razón y debería pegarte y gritarte – indicó haciendo un puchero – eres mala porque nunca me dijiste, casi me atraganto con ese vaso de coca que disfrutaba cuando vi en la tele que eras tu quien se casó con Víctor.

 - No te dije porque nunca fue mi ambición casarme con él… - indicó un poco triste, porque realmente ella solo apreciaba al pelinegro como un buen amigo ya que este estaba muy enamorado de otra.

 - Eso lo sé…

 - ¿Eh?

 - Vamos Rox, estoy jugando contigo porque sé que no eres así – indicó tomándola de las manos – además somos amigas desde pequeñas y si ese pequeño fuera tuyo yo lo habría notado.

- Jeje gracias… al menos alguien no me cree una perra oportunista.

 Roxana organizó las carpetas con los informes del día y preparo todo en un informe resumido, cuando estaba por entrar a la oficina de Víctor para dejar el informe en su escritorio las puertas del elevador se abrieron.

 - Vaya si así me vas a recibir con gusto vengo todos los días preciosa – en eso Roxana se sonrojó un poco y miró asombrada al primo de Víctor: un hombre apuesto de cabello rubio algo largo y lacio, de una mirada color esmeralda, tonalidad de piel clara, alto y de complexión fornida.

 - Erik, que… ¿qué haces aquí? – preguntó asombrada la castaña recibiendo una rosa roja de su parte.

 - Ah maldito traidor regresaste – dijo Karina.

 - Jeje… aun estás enojada.

 - Obvio que sí, porque eres un traidor que se fue al extranjero y no nos dejó hacerle una fiesta de despedida, se supone éramos los 3 contra el mundo – le reclamó la pelirroja.

 - Perdón, pero tuve que ir rápido a atender unos asuntos urgentes al extranjero por la expansión de la empresa familiar – indicó apenado el rubio entregándole una rosa amarilla.

 - La rosa es linda, pero si quieres nuestro perdón deveras invitar a la comida – indicó divertida la pelirroja.

 - Me parece un buen trato – mencionó divertido.

 - Bueno yo si sabía que estabas en Holanda mirando algunos detalles de la empresa – explicó Roxana – pero… imagino que si ya regresaste es porque concluyo el negocio con éxito.

 - Estas en lo correcto guapa y justamente ayer por la tarde regrese al país, pero mi tía le encanta sobreexplotarme porque me pidió que venga a cuidar la empresa ya que me comento de la boda de Víctor y me dijo que me hiciera cargo de la presidencia porque imaginaba que él se tomaría como una semana por su luna de miel.

 - … - ante eso Roxana solo hizo una mueca, si era lógico que se tomaría una semana como minino, aunque fuera con Lisa.

 - Pero el lado bueno es que nos toca trabajar juntos y tengo una bellísima secretaria a mi lado – indicó de forma coqueta el rubio haciendo sonrojar ligeramente a la castaña.

 - Tú no cambias – indicó divertida.

 - No porque esa vez lo que dije era serio y me gustas – mencionó divertido.

 Karina rio ante eso ya que realmente pensó que su amiga se emparejaría con el rubio y no con Víctor.

 Por su lado e ignorando a todo el mundo, Víctor estaba teniendo una mañana placentera con su amada Lisa, ya que estaban disfrutando de su tiempo de luna de miel, aunque no se hayan podido casar.

 - Se supone estoy de luna de miel así que… - empezó a decir coqueto buscando empezar a masajear el cuerpo de ella, pero en eso sonó su celular.

 - Ash… deberías apagar esa cosa amor – se quejó ella.

 - Lo sé y eso hare… - empezó a decir Víctor, pero se puso serio al leer el mensaje que le acaba de llegar, el cual era una felicitación por parte de su primo que decía: “vaya Víctor felicidades por tu boda, espero que la estes pasando bien, por cierto, tía ya me dijo así que me quedare al frente de la empresa, por lo cual no debes preocuparte ya que la bella Roxana me apoyara en todo”.

Al leer ese mensaje Víctor recordó que su primo siempre había tenido un interés romántico en la castaña por lo que se colocó de pie empujando a Lisa en el proceso.

- ¿Amor? – preguntó confundida la rubia al ver que ese estaba encaminándose al baño sin ella.

- … - Lisa miró confundida eso, pero no podía leer el mensaje ya que él se llevó su celular y al escuchar la ducha prenderse se preocupó, por lo que busco confrontarlo cuando este salió vestido de la ducha - Víctor ¿qué pasa?

- Me tengo que ir – declaró haciéndola a un lado para tomar su saco.

- ¿Qué? ¿por qué?

- Porque ella fue a trabajar.

- Pues déjala, así hace algo de provecho ¿o no? – habló con sarcasmo.

- Estás tonta ¿o qué? – le dijo frunciendo el ceño.

- ¿Eh…?

- Ella es mi esposa y si fue a trabajar a la empresa YO también debo ir, no puedo ausentarme diciendo que estoy de luna de miel – indicó molesto.

- Pero mi amor… - ella trató de sujetarlo de sus ropas.

- Nos vemos en la noche.

- Entiendo…

- Perdón mi amor.

Ella buscó acercarse y darle un beso en los labios y otro en el cuello manchando su camisa con lápiz labial, para que así le enseñara a esa secretaria que él la prefería a ella.

Tras el beso Víctor salió de la habitación hecho una furia en busca de su auto y pisando el acelerador fue hasta la oficina llegando en tiempo récord, donde todos se asustaron al verlo furioso encaminarse al elevador para ir a su oficina.

Al abrirse nuevamente las puertas del elevador los vio: ahí en el pasillo estaba Erik charlando con Roxana, quien se miraba divertida y feliz.

- Y sabes esa vez si me asuste porque todo fue un mal entendido – comentó Erik, ya que le estaba contando una anécdota chistosa a la castaña.

- Jaja en serio que solo a ti te pasan esas cosas – opinó divertida Roxana.

- Ejem – en eso ambos reaccionaron y miraron sorprendidos que Víctor estaba parado junto a ellos y le dedicaba una mirada gélida a la castaña.

- Hey Vic ¿y ese milagro? ¿pensé que estarías como conejo con tu esposa? y… - empezó a decir el rubio, pero vio como su primo solo tomó de la mano a Roxana.

- Ahora no Erik… - indicó molesto jalando a la castaña para hacer que le siguiera.

- Jefe me lastima – se quejó la castaña ya que la estaba sujetando con fuerza.

- Oye ¿qué te pasa? ¡suéltala! – dijo el rubio al escuchar las quejas de ella.

- TU no te metas en lo que no te importa – dijo molesto al sentir como el intervino para que la soltara.

- Me importa porque la estas lastimando – se quejó haciendo fuerza y logrando que la soltara - ¿estás bien? – le preguntó mirando que ella se frotaba su muñeca y asentía haciendo una mueca.

- ¡Roxana ven a mi oficina ahora! – le ordenó.

Erik estaba por quejarse, pero sintió como ella lo tomó de la mano y negó, antes de ir a la oficina donde se cerró la puerta detrás suya para que hablaran en privado.

- En que le puedo servir jefe – preguntó ella mirándolo a los ojos, pero de un momento a otro el pelinegro la acorralo contra la pared y azoto sus manos a cada lado de la cabeza de ella para asustarla.

 - ¿Porque estas coqueteando con mi primo? – le preguntó dejando notar sus celos.

- Solo estábamos platicando – contestó ella y en eso vio la mancha de lápiz labial en las ropas de él.

- NO MIENTAS, ESTABAS COQUETEANDO CON EL DE FORMA DESCARADA.

- … - Roxana frunció el ceño ante ese reclamo - bueno y si hago eso, ¿por qué te importa?

- Porque eres mi esposa, así que debes estar lejos de otros hombres – le amenazó.

- Sabes jamás pensé que el gran Víctor Smirnov fuera un maldito hipócrita.

- ¿Que dices? – le reclamó rechinando los dientes.

- Así que soy tu esposa… y dime algo – habló frunciendo el ceño y mirándolo a los ojos – ¿pensaste en mi como tu esposa estos días?

- ¿Qué clase de pregunta es esa? tú no… - empezó a decir, pero en eso sintió como ella sujetaba el cuello de su camisa y al mirar a través del reflejo del espejo que tenía cerca vio la mancha.

- Creo que lo que haga no debe importarte y dudo que mientras estabas en la cama con ella en estos días pensaras que yo soy tu esposa – declaró con seguridad.

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