Los días fueron pasando y Ariel ya se había reunido con otros empresarios para intentar convencerlos de asociarse a su proyecto, pero nadie más había accedido a convertirse en socio y ya no sabía que hacer, estaba sintiendo que realmente llevar este proyecto a cabo era imposible.

Solo Bastián había accedido a invertir, pero aún no había recibido su propuesta del dinero que invertiría y ella no estaba segura si debía llamar para preguntar si aún estaba interesado, cuando todo iba tan mal…

Sin embargo, aún sabiendo que debía pensar en que hacer en cuanto a todo esto, su mente seguía viajando hacia Grayson, pese a que intentaba sacarlo de su mente todo el tiempo.

Y solo se despertó de su aturdimiento, cuando la puerta de su oficina se abrió y al ver a la persona frente a ella, sus ojos se abrieron de par en par.

— Papá. — Susurró Ariel mirándolo desconcertada mientas Dominic se acercaba a ella.

— Hola hija, veo que te has estado adaptando bien. — Saludó sonriendo y Ariel asintió.

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