El jueves, hacia la hora de comer, llamaron a la puerta. Me sobresalté. No estaba acostumbrado a los ruidos repentinos. Era extraño lo rápido que me había aclimatado al silencio de este apartamento.Me apresuré a mirar por la mirilla. No había nadie fuera. Me puse nerviosa, casi desconfiada, pero no
Me quedé inmóvil, sin querer invadir su espacio personal."¿Qué pasa?", preguntó con indiferencia. Su tono era más suave de lo que estaba acostumbrado. Normalmente me trataba con tanta desconfianza, que la naturaleza amistosa de la pregunta me hizo reprimir una sonrisa."Quería asegurarme de que te
*Amara*Pasé la mayor parte del viernes preguntándome a qué venía la visita de Hale. No esperaba que viniera, y menos tan tarde. Sin embargo, algo parecido al alivio me invadió cuando lo vi frente a mi puerta.Su visita fue corta e incómoda, pero Hale era tan reservado y cuidadoso que no me sorprend
"Hmm". Su respuesta no me transmitió nada y me dejó aún perplejo. "¿Te importa si uso tu baño?""Claro", le dije. Empecé a indicarle dónde se encontraba, pero, por supuesto, ella ya lo sabía.Saqué mi teléfono y le envié un mensaje a Hale.'¿Tienes una tía llamada Mónica? Aquí hay una mujer que dice
"He hecho que las amas de llaves preparen una habitación en la casa para ti. Estaré allí en breve. Declan te buscará algo para cenar. ¿Podemos vernos allí?" preguntó Hale, con tono derrotado."Eso suena muy bien, querida", se tranquilizó Mónica, dando un paso alrededor de Hale para poner una mano en
El sábado por la mañana, sobre las diez, llamaron a mi puerta. Parecía que aquí recibía más visitas que en mi otro apartamento. Al menos, había estado esperando ésta."Sophie", saludé, abriendo la puerta para dejarla pasar.Sophie entró con tres bolsas de ropa en la mano y una enorme sonrisa en la c
"Estoy tan agradecida de que estés bien. Sonabas fatal por teléfono aquella noche. Espero que no te importe que se lo dijera a Matt, no sabía qué otra cosa hacer", admitió disculpándose."No, no, me conseguiste ayuda cuando más la necesitaba. Siempre te deberé una por eso", le confesé, mostrándole u
"Lo eclipsas. ¿Puedo ponértelo?", preguntó expectante."Por favor", respondí, girándome para que pudiera colocármelo alrededor del cuello.Con delicadeza, me lo colocó encima, las manos apenas rozando la piel de mi cuello. Fue rápido, sus movimientos seguros, y el momento terminó en un instante. Des