— ¿Y entonces?

Olivia abrió los ojos y vio a Diego allí, mirándola.

Ella negó con la cabeza.

— ¿Qué tal si salimos un rato de este salón y disfrutamos de la fiestecita que están haciendo la gente afuera? — tenía una caja en sus manos y Olivia sabía lo que era — Bento pidió dársela. Los omegas siempre se celebran en este lugar… Nathan también consiguió el suyo.

Olivia se levantó acercándose a Diego. Quitó la tapa, permitiéndole ver lo que había allí. Era un vestido hermoso.

El Lobo no pudo contener una sonrisa, tomando la pieza y dirigiéndose al baño a ponérsela. Al bajar las escaleras lució el vestido, que era de encaje blanco, de tirantes anchos, con un escote delicado y discreto, que llegaba cerca de los tobillos. Encaje en flores y arremolinados, dejándolo suelto sobre el cuerpo de la joven.

Olivia decidió no usar zapatos, dejando su cabello suelto, que le llegaba hasta la cintura. La niña apareció en el lugar, observando a un grupo de hombres usando tambores y maracas¹. Notó que a