Capítulo 31

Calma me estaba pintando las uñas de los pies de color negro, ambas escuchando el último álbum de Sam Smith, sentadas en el suelo, cuando de repente el sonido de la ático como si gruesos tacones martillaran el suelo resonó alrededor.

—¿La señora Smith no se aburre estando sola allá arriba? —pregunté intentando no demostrar lo atroz que me seguía pareciendo que la tuvieran encerrada en la ático.

—Mamá nunca está aburrida —se limitó a decir Calma sin alzar la vista de la pintura que aplicaba a mis pies.

Sabía que no debía insistir, pero de verdad seguía teniendo curiosidad, así que pregunté:

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