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Me desperté y me sentía muy pesada, todo en mi cuerpo se sentía cómo sumergido en agua, me enderecé y estaba en una camilla, pero mi mano derecha, no la podía mover, guié mis ojos hacía ahí, y estaba esposada. 

¿Qué carajo? 

Trate de quitármela, pero me dolió la muñeca, vi que entraba Ezequiel por la puerta y me abrazo. 

-¿Qué pasa?- le pregunte- ¿Por qué tengo esto? 

-Tranquila, te la van a quitar. 

-¿Por qué la tengo? 

Escuche un carraspido y en la puerta había una mujer, no la conocía en absoluto; Ezequiel se separó de mí. 

-Hola Anna, me llamo Tania, estoy a cargo de tu caso, una tragedia lo que le paso al oficial Philip- se acercó a mí- ¿Puedes contarme qué paso? 

-Primero quiero saber porque estoy esposada- le conteste. 

-Se que es incomodó, pero no tengo de otra.

-¿A que se refiere? 

-¿Recuerdas un poco de lo que paso antes de que te desmay

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