Llegando a su casa, después de almorzar, ella fue a su cuarto y sacando el frasco donde estaban las arañas, empezó a devorarlas, no le gusto el sabor de las arañas, pero aun así se las termino comiendo.

Después de unos segundos, empezó a sentir que algo recorría todo su cuerpo, eso le provoco escalofríos, pero después todo volvió a la normalidad.

Ella extendió su mano para lanzar una red de telarañas, pero lo único que salió fueron unos hilos de sus dedos.

Ella estaba decepcionada pues estos hilos, aunque eran algo resistentes y brillantes no le podrían servir para defenderse pues no salía en buena cantidad como ella esperaba.

Ella siguió intentándolo una y otra vez, pero al final ella se rindió.

hasta que se le ocurrió una idea.

Ino recogió los hilos que salieron de sus manos y las guardo en una bolsa, pues recordó algo.

Un día mientras ella veía la tele, salió en las noticias de que la venta de la seda se había disparado por la gran demanda de este producto, llegando a valer 1 kilo