Hebert Punto de VistaDurante muchos años, viví mi vida en calma. Sin grandes tormentas. Solo una navegación tranquila.Pero en el transcurso de las últimas semanas, mis emociones habían estado en una montaña rusa. La mayoría de las caídas habían sido aterradoras. Escuchar que mi padre había tenido un accidente me hizo retroceder inmediatamente a cuando era un niño y me enteré de la muerte de mi madre.Como siempre que quería escapar, buscaba consuelo en el placer del sexo con Geraldine. Pero, entonces, ella empezó a tocarme de formas que yo deseaba desesperadamente y que, al mismo tiempo, me aterrorizaban. Era demasiado peligroso dejarme calmar por ella emocionalmente.Cuando se fue esa noche, estuve a punto de pedirle que se quedara, pero afortunadamente tuve la fuerza de dejarla ir. Por un momento me planteé terminar nuestra relación de amigos con derecho a roce porque no me gustaba el poco poder que tenía cuando estaba cerca de ella. Pero la necesidad de verla no tardó en superar
Geraldine Punto de VistaLo único que tenía el sexo con Hebert era que nunca había ambigüedad entre nosotros. Cada uno sabía lo que el otro quería, y cómo se sentía, al menos físicamente. Las demás veces que estuvimos juntos, me había sentido insegura sobre lo que Hebert pensaba o sentía. Para ser honesta, yo tampoco estaba siempre segura de lo que pensaba o sentía. Bueno, eso no era exactamente cierto. Sí sabía lo que estaba pensando y sintiendo, solo sabía que no debía pensarlo o sentirlo.Por ejemplo, ¿qué significaba que Hebert me hubiese traído a su casa esta noche? Muchas veces sentía como si tratara de huir de sí mismo y de mí, y otras veces era como si se acercara a mí más todavía. A veces, parecía que ocurría de forma simultánea. Me preguntaba si eso significaba que sentía algo por mí, pero luego me recordaba a mí misma que no importaba porque iba a mantenerse firme en su promesa de no enamorarse nunca.Al final, cualquiera que fuese el tormento que lo carcomía, lo hizo a un
Geraldine Punto de VistaCuando llegué a casa, pasé el resto del día pintando. No era el tipo de arte que acabaría en una galería, era más bien pintura de frustración. Pintura terapéutica. Se notaba por la forma que el trazo del pincel tenía sobre el lienzo; los colores se mezclaban, a veces con dureza, otras con suavidad. Eran colores vibrantes y furiosos que se fusionaban. Al final del día, saqué el cuadro que había empezado de Hebert.A partir del boceto, empecé a pintarlo. Todavía estaba lejos de estar terminado, pero poco a poco la imagen de él se iba revelando en el lienzo. Quería molestarme con él por cómo había respondido a las habladurías sobre nosotros, pero ahora, con unas horas de distancia y en frío, podía ver que mi reacción no había sido muy distinta a la suya. Nada más ver la noticia los dos pensamos únicamente en nosotros mismos. Supongo que esa era la razón por la que él y yo nunca funcionaríamos como pareja. Los dos éramos demasiado egoístas.Más tarde esa misma no
Hebert Punto de VistaMe alegré de que mi hermano Albert nos convocara a todos en casa de mi padre para una reunión familiar. Me costaba resistirme a Geraldine, aunque sabía que era lo mejor. No solo para mantenernos fuera de los titulares, sino también porque no podía confiar en mí mismo cerca de ella.Había algo reconfortante en volver a la casa en la que había crecido con mi padre. En muchos sentidos, era un cascarón de hombre desde que murió mi madre, y al mismo tiempo se había dedicado a asegurar que sus hijos tuvieran amor y apoyo, dándonos una infancia tan maravillosa como pudo sin tener a nuestra madre al lado.La casa estaba cerca de la playa porque a él le encantaba el surf, y yo esperaba que se recuperara y volviera a estar en el mar pronto.Estábamos en la terraza trasera donde mi padre estaba sentado rodeado de mis hermanos Noé y Albert. Carter estaba fuera, en una especie de convención de finanzas. No sentamos alrededor de la mesa mientras tomábamos las bebidas frías, di
Geraldine Punto de VistaCada vez que me sentía triste por el hecho de que Hebert y yo ya no nos viéramos, me reprendía por ello. Se suponía que era una relación sin compromiso y, por muy engreído y difícil que fuera Hebert, había acabado enamorándome de él.Me dije a mí misma que debía estar agradecida de que tuviera la fuerza de alejarse, aunque eso aumentase mi tristeza por el hecho de que pudiera hacerlo. Aunque una parte de mi corazón se había unido al suyo, pues estaba claro que él no sentía lo mismo por mí que yo por él.Así que me sorprendí cuando recibí el mensaje de Hebert esa tarde, dándome el nombre del hotel y el número de la habitación. ¿Era esta la reunión oficial en la que me decía que ya no podíamos vernos más? ¿O había cambiado de opinión y quería continuar? Sabía lo que quería que fuera la respuesta, pero también sabía que, por el bien de ambos, probablemente debería ponerle fin.Había una parte perversa de mí que quería vestirse con un traje sexy para que él se sin
Hebert Punto de VistaGeraldine, cubierta de postre, era el puto cielo. Había conocido mujeres que podían ser aventureras en la cama, pero había algo en la efervescencia y la naturaleza aventurera de Geraldine que lo hacía aún más excitante. Esta noche, también estuvimos pegajosos.—Vamos. —Me puse de pie y la ayudé a levantarse.—¿A dónde vamos?—A la ducha. —La tomé de la mano y la llevé al baño.—Oh, mira la bañera —dijo mientras abría la ducha.—La próxima vez. —Comprobé el agua y, pensando que estaba lo suficientemente caliente, la levanté y la llevé a la cabina.—A veces eres un neanderthal, ¿lo sabías? —dijo sonriéndome.—¿Los neanderthales tenían entrepiernas grandes?Su mano envolvió mi entrepierna, haciendo que pasara de dura a acero en un nanosegundo. —Sí que la tienen.La dejé en el suelo y la giré para que estuviera de espaldas a mí. Saqué jabón del dispensador y comencé a pasar mis manos enjabonadas por su cuerpo. Ella suspiró y frotó sus nalgas contra mi entrepierna. L
Geraldine Punto de VistaEstaba sorprendida pero feliz por el cambio de opinión de Hebert. No solo quería seguir viéndome, sino que parecía querer ver hasta dónde llegaban las cosas, más allá de una relación sexual. No es que estuviéramos destinados a ser felices para siempre, porque sabía que esa parte no había cambiado para él, y por supuesto yo tenía mis propias metas que quería alcanzar.Antes, cuando quedábamos, estábamos en la cama o donde fuera teniendo sexo a los pocos minutos de llegar, pero ahora cenábamos o hablábamos e, incluso, después del sexo, hablábamos un poco más. En ocasiones, incluso, pasábamos la noche. Despertar en los brazos de Hebert era lo más maravilloso del mundo.Aunque había hablado de la posibilidad de que saliéramos en público y actuáramos como una pareja formal, al final ambos estuvimos de acuerdo en que quizá no era una buena idea, sobre todo después de los chismes que habían salido sobre nosotros. Yo seguía sin querer que me vieran como una mujer que
Hebert Punto de VistaHay un refrán que dice que los planes mejor trazados no se cumplen. Mientras miraba el vídeo de seguridad, mis planes de escapar de Geraldine se esfumaron. Entró en mi club con un aspecto muy sexy. ¿A qué jugaba? ¿Creía que ese vestido tan ajustado me haría cambiar de opinión sobre nosotros?Oí que la puerta de la sala de seguridad se abría detrás de mí y esperaba que fuera Chuck, que volvía de un descanso, pero cuando me giré para mirar, vi que era Noé. Se acercó a mí mientras miraba la imagen de la pantalla. Señaló el lugar donde Geraldine, su hermana, Amelia, y la asistente de mi abuela, Andi, habían tomado asiento en una mesa.—¿Sabías que esto estaba ocurriendo? —preguntó Noé. Negué con la cabeza. —No.—De todas formas, ¿qué hace Andi aquí? Me giré para mirar a mi hermano, preguntándome por qué le importaba si Andi estaba aquí o no—. Mira a ese cabrón coqueteando con ella.Me quedé mirándolo unos segundos, preguntándome si a lo mejor sentía algo por Andi. E