ELLA LO ESTABA DEJANDO…La noticia de que Madison planeaba irse había caído como un balde de agua fría sobre Omar. Su mente se llenaba de pensamientos frenéticos, intentando encontrar una manera de detenerla. Pero entre el torbellino de emociones, una pregunta se abría paso con fuerza: ¿Debería realmente detenerla?Sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de su tío. ¿Cómo podría dejarla ir después de todo lo que habían pasado juntos?Entonces se acercó a su tío con una mirada determinada.—Tío, yo hablé con ella, sé que lo que está pasando no es fácil… pero… ¡Es tan obstinada!Rashid lo miró con seriedad, leyendo la angustia en los ojos de su sobrino.—Omar, entiendo que te preocupe, pero esta es una decisión que Madison debe tomar por sí misma.Omar frunció el ceño, sintiendo una mezcla de frustración y desesperación.—¿La apoyas en esto? ¿La dejarás ir aun cuando apenas la conoces? ¿Cómo puedes hacerlo?Rashid suspiró y colocó una mano en el hombro de Omar.—Lo único q
USTEDES REALMENTE SON… Madison se montó en el avión mientras Madani dio todas las órdenes precisas. Viajaría en el avión presidencial, y había acabado de despedir a su padre, a Zahida, y al mismo padre de Omar, pero Omar no había venido con ellos, y lo entendía.Ahora que tenía el cinturón puesto, recordó esta última semana. Omar fue bastante distante, pero ella se centró en su padre y en esta nueva relación que estaban construyendo.Tampoco podía sacarse de la cabeza aquella sonrisa victoriosa de su misma hermana. Una hermana que aún no veía como tal, y no supo cómo lidiaría con eso en un futuro.Durmió en todo el vuelo, y Sara fue quien la recibió con gritos en el aeropuerto de San Francisco.—Me alegro tanto de verte, gracias por estar aquí…—¿Qué esperabas? Estoy tan ansiosa de que me cuentes todo…Madison soltó el aire, pero no tenía de otra.Además, se quedaría unos días en la casa de Sara mientras encontraba algo para alquilar.En cuestión de dinero, ahora no tenía que preocup
VOLVÍA A ELLA… Madison se giró lentamente, encontrándose con la figura de Omar de pie detrás de ella. Su presencia la tomó por sorpresa. Pero lo que más la impactó fue también la presencia de su padre. Ella no supo cómo actuar, si estar feliz de verlo de pie, con un semblante más saludable o sentir pánico que aquí estaba frente a Jhon y su madre. —¿Omar? —susurró, incapaz de contener la sorpresa en su voz, y luego miró a su padre cuando Omar asintió lentamente. Sus ojos oscuros reflejaban una intensidad que la hizo estremecer. Todo volvió a ella de golpe, lo había extrañado demasiado como para aceptarlo y su cuerpo se tensó ante ese par de ojos que miraba hacia el frente con ira. Entonces Omar dio un paso hacia el lado de Madison, pasando junto a ella para enfrentar a Jhon y Ana. —No puedo creer que estén aquí, exigiendo dinero después de todo lo que han hecho a costa de Madison… —dijo resonando con autoridad. Jhon y Ana intercambiaron miradas nerviosas, pero no retrocedieron.
ÉL TENDRÁ QUE ESPERAR… Ana tomó su suéter y lo cerró para abrazarse con sus brazos. Estar frente al hombre que una vez amó con locura, no estaba siendo fácil de procesar, y mucho menos cuando pensó que nunca más en su vida volvería a verlo. Había una mezcla en su sistema. Una rabia incontenible, aquella con la que vivió demasiados años, y un pedazo que nunca pudo pasar. Ni perdonar. Sus ojos se cristalizaron con fuerza, y negó hacia ese hombre que parecía no le habían pasado muchos los años. —¿Qué haces aquí? —Me ocultaste a mi hija todo este tiempo… la pregunta sobra. Ana sonrió amargamente. —¿Reclamas? —Por supuesto, ella también es mía… —¿Tuya? ¡Te casaste y viviste ocho años engañándome! Rashid apretó la boca y negó. —Aun así, es mi hija… y en vez de decirme, preferiste ocultarla bajo tu matrimonio rápido… y… —¡No hables de mi matrimonio! ¡No te atrevas! —Rashid arrugó su ceño. —¿Por qué, Ana? Yo merezco cualquier cosa… ¿Pero por qué tratar a tu hija como un trapo dur
ESTÁ LOCO POR TI… La brisa marina jugueteaba con los mechones sueltos de cabello de Madison mientras estaba apoyada en el hombro de su padre, viendo el atardecer en la terraza.Rashid se había quedado con ella un par de semanas, y el día de su graduación estaba tan próxima que no se lo creía.—Este es otro tipo de atardecer… aunque no te niego que en Yemen el sol es una locura.—No lo dudo… —Madison sonrió—. Pareciera que está más cerca del cielo… aunque siempre me ha gustado San Francisco.—Es una bonita ciudad… —Rashid asintió.—Lo es, en definitiva.Ambos se quedaron en silencio con las manos entrelazadas, pero fue el tono del móvil de Rashid que los sacó de sus pensamientos.Madison pudo ver por el rabillo del ojo que el contacto decía “Mirel” y se trataba de un mensaje de texto.“Si puedes, mira este canal, se trata de Omar”Rashid frunció el ceño y Madi se quitó de su hombro.—¿Qué ocurre?Él negó.—Por el tiempo, imagino que es sobre la unión de Yemen y Omán…Ambos se metieron
¿SÍ O NO?El sábado por la mañana, Madison se despertó temprano con una sensación de anticipación. Era el día de su graduación, un hito importante en su vida. Se vistió con su mejor atuendo y se preparó para la ceremonia, mientras Rashid la observaba con orgullo. A pesar de las dificultades que habían enfrentado juntos, estaban listos para celebrar este logro, juntos.La ceremonia transcurrió con emociones encontradas. Madison se sentía emocionada por el futuro que le esperaba, pero también nostálgica por los momentos que dejaba atrás. Sin embargo, al recibir su diploma y escuchar los aplausos, se llenó de gratitud y determinación, observando a todas partes, para ver que solo Rashid estaba ahí para ella.Después de la ceremonia, había un pequeño coctel y Madison aprovechó y presentó a su padre a sus amigos de curso que se impresionaron con Rashid.Incluso Sara se lo robó la mayoría del tiempo, y ella aceptó una copa que su amigo Alan le ofreció.—Muchas gracias…—Todos estamos impresi
TE AMO…Madison sintió el corazón latir con fuerza en el momento en que el avión presidencial de Omar, anunciaba que iba a despegar rumbo a Omar.Su padre tenía una sonrisa que no podía quitarse desde que se había enterado de que su hija realmente iba a vivir con ellos, mientras que Omar no podía despegar las manos de ella.Era una sensación demasiado adictiva.Madison aceptó su mano que la tomaba y ella la apretó cuando despegaron. Incluso esa miraba llena de intensidad la dejaba sin aliento todo el tiempo.Increíblemente, después de todo, aquí estaba yendo con una decisión que estaba cambiando su el curso de vida para siempre.—¿Cómo te sientes?Madison negó.—No tengo palabras, pero una cosa si te digo, mis condiciones están sobre la mesa.Omar sonrió con picardía, y alzó los hombros.—Bueno… solo podías obtener ayuda de otras esposas, pero si no quieres… pues… —Omar chasqueó la lengua mientras Madi achicó los ojos.—En el momento en que decidas una segunda esposa, perderás la pri
ME VOY…—Me voy… —Rashid abrió los ojos y luego pasó un trago.—¿Qué?—No puedo quedarme aquí. No puedo ver como esa mujer…—Ella es tu hermana, Mirel, es la decisión de Omar y ambos se aman.A Mirel le tembló la boca.—Ninguna de las razones me interesan papá, y la verdad no pienso ser la segunda de nada. No quiero estar en la boda, ni cuando todos hablen de ella. No quiero ser parte de esto. No quiero.Rashid dio un paso hacia delante, y Mirel uno hacia atrás.—Incluso tú… también has perdido la cordura por esa mujer.—¡Esa mujer es tu hermana!—Nunca lo será, papá, nunca será mi hermana, y prefiero irme a retorcerme en mi propia bilis. No quiero ver a Omar con otra mujer, y mucho menos sabiendo que es una hermana aparecida. Envíame a otro lugar, tal vez a Europa. Necesito salir de aquí.Rashid pasó un trago grueso y luego volvió a acercarse a ella. Puso su mano en la mejilla y negó.—Si eso es lo que deseas, puedo hacerlo. Pero quiero que sepas que nunca fue mi intención que te sin