REINA DEL MAR. CAPÍTULO 32. CompromisosPuedo ver la consternación en los ojos de Kaori Sato, y la forma en que se gira hacia Ren, claramente esperando que él ponga orden.—¿Vas a dejar que tu… amiga me hable así? —le dice con un tono de víctima que me hace hervir la sangre, pero controlo mi cara todo lo que puedo.—No soy su amiga —digo antes que él abra la boca—. Soy la mujer con la que vive. ¿O no te has dado cuenta de que ya no duerme en la casa Toshiro?Kaori palidece porque al parecer es noticia para ella.—Eso es imposible… Ren nunca ha tenido nada formal —balbucea como si pensara en voy alta.—¡Oh, tranquila, yo no soy formal! Solo lo tengo en mi casa para follármelo —replico y Kaori da un paso atrás como si la hubiera abofeteado.Ren suspira y se pone en pie con cara de que le duele la cabeza. Se acerca a mí y me lanza una mirada que aparenta ser de reproche, con énfasis en “aparenta”, porque puedo reconocer perfectamente ese brillo malvado en sus ojos.—Ruby tiene el molesto
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 33. Una clase magistralRen gira la cabeza como si empezaran a hacerle una sesión de exorcismo y yo me ahorro las explicaciones poniendo el teléfono en altavoz. Frunzo el ceño mientras escucho a mi contacto al otro lado del teléfono.—¿Tienes alguna otra información? —pregunto.“Sí, es un carguero de Sylus. El Lancaster salió con buena carga poco después de que desapareciera la mercancía del Caparán. El manifiesto dice que traen diez contenedores vacíos y ya sabes lo que eso significa”.—Que deben traer carga ilegal de la que cuesta mucho dinero perder —murmuro y me quedo pensativa por un minuto—. Sigan el protocolo. Manténganlo en la mira. Isaías se comunicará con ustedes para darle las instrucciones.“Entendido”, es todo lo que se escucha antes de que la línea se corte.Cuelgo y Ren se me queda mirando mientras hago otra llamada.—Isaías, tenemos el ojo sobre el carguero Lancaster —le aviso—. Moviliza a todos, llévalos al puerto, saca las lanchas a dar un pa
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 34. Un veneno dosificadoEl abuelo está feliz, se le sale hasta por los poros, y sé que el noventa por ciento de eso no es porque Ren se haya ido de su casa, sino porque se fue para venir a la mía. Ya debe estar el pobre hombre soñando con los bisnietos.—Vamos, vengan. —Nos empuja hacia el interior del salón y por supuesto que en el mismo momento en que la sinvergü… señorita Sato nos ve, se le pone la cara como una manzana en temporada.Se acerca a nosotros con su expresión de reproche, pero antes de que pueda empezar con su veneno la saludo con la mayor elegancia y le entrego el regalo de bienvenida que trajimos para ella. Kaori saca de la bolsa una cajita cuadrada, perfectamente envuelta con un lazo de seda. Kaori se acerca para recibirlo.La abre y hace un gesto automático de desprecio porque es evidente que no le gusta y que además piensa demostrarlo usando sus más amplias capacidades de expresión.—Una pulsera de jade —dice en voz baja, mirándola entre su
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 35. Reina de un imperioLa noche tiene todo lo necesario para terminar en desastre, hasta que el abuelo Kaizen, que hasta ahora había sido un espectador amable, se gira con ese tono que te recuerda que alguna vez comandó cosas mucho más peligrosas que una cena familiar.—Kaori —dice serio, sin levantar la voz—. Eres nuestra invitada, pero espero que no la clase de invitada que vino a crear conflictos en mi familia —sentencia haciendo que su “sobrina postiza” retroceda un paso—. Ya que estás aquí, debes respetar a la pareja de Ren. Esto no es la Corte Imperial para andar demostrando jerarquías.Ella se congela y por un segundo se le rompe la máscara. Apenas es un parpadeo, pero suficiente como para que lo reconozca. Luego sonríe otra vez, con esa sonrisa llena de cuchillas escondidas que ya no engaña a nadie.—Claro, claro. Disculpa si no te di tu lugar, Ruby, pero las parejas son tan volátiles hoy en día. Todo se rompe con tanta facilidad… sobre todo cuando al
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 36. Un corazón en el fondo del océanoDelante de mí está el informe y parece que de Verdad Isaías está apurado porque el protocolo lo deja en un segundo.—Esto acaba de llegar —comienza y su voz es baja, pero tensa—, Sylus está metido en un problema. Todo el dinero que usó para intentar atraparte, la trampa con el carguero, ahora le está pasando factura. Está completamente endeudado. Sus recursos se agotaron y…—Y tuvo que contárselo a su querido padre antes de que le rompan algo más que las pelotas —sentencio y lo veo asentir.Sabía que tarde o temprano eso iba a suceder. Sylus nunca ha sido un estratega brillante, pero sí un hombre de grandes apuestas. Y por desgracia rara vez las cosas le salen como lo planea.—¿Y qué más sabes? —le pregunto, dándole la señal para que continúe.—Sus acreedores están apretándole las tuercas, así que ha puesto a toda la familia en la cuerda floja. Los Hall están tan cerca del colapso que no sé cuánto tiempo podrán seguir operan
REINA DEL MAR. CAPITULO 37. Una declaración formalEl aire de la habitación está denso, como si toda la tensión de las últimas horas se hubiera quedado atrapada entre las paredes de este cuarto. Ren está sentado en la cama, y aunque su rostro permanece inmutable, puedo ver en sus ojos que lo que está presenciando lo ha tomado por sorpresa. —¿Qué haces aquí? —gruñe con un tono tan cortante que hasta a mí me sorprende.—¡Nada de lo que dice la estúpida esta, por supuesto! —espeta Kaori con nerviosismo, cruzándose de brazos—. Solo quería ver si estabas durmiendo bien —termina, mirándolo con esa sonrisa falsa que siempre lleva atornillada, y yo no puedo evitar rodar los ojos.—¿Y para ver si duermo bien tenías que quitarte el kimono? —Ren suelta las palabras con sarcasmo, y la expresión de Kaori sufre su primer golpe de realidad, porque aún en medio de la penumbra puede verse la seda clara brillando en el suelo.La veo apretar los puños con impotencia y se inclina para recoger la parte d
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 38. Un instinto para lo desagradableEste capítulo está a punto de ser todo un caos. Y lo sé, porque lo estoy viviendo en carne propia ¡y encima fue mi decisión!Llevo a Ren hasta una propiedad que he visto muchas veces, pero que siempre he sentido que era demasiado grande para una mujer soltera como yo. Sin embargo ya no estoy soltera, y el hombre que me acompaña necesita espacio para poner su tatami y entrenar… o darme duro contra el suelo, lo que se vaya presentando en el momento.—Ya sé que parece un desastre, pero tiene un potencial increíble —murmuro y lo veo hacerme un guiño descarado.—¡Justo como nosotros! —exclama y yo suspiro porque mi maestro de espadas siempre tiene un as bajo la manga y se nota, por suerte, que le encanta el lugar.Está olvidada en el tiempo, llena de polvo y con el aire pesado de años de abandono, pero siento que podemos convertirla en algo realmente impresionante. A Ren le brillan los ojos al escuchar mis ideas, y no puedo evita
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 39. Cosas seriasLas palabras de mi padre me descolocan, y solo hay dos opciones para mí: o Ren todavía no le ha enseñado lo peligroso que puede ser, o de verdad cree que tratarme como a su prostituta y moneda de cambio personal le puede servir de algo.Sin embargo, aunque yo estoy con la sangre hirviéndome en las venas, Ren no parece impresionado; y su voz es firme y controlada cuando le responde.—¿Esa es tu última palabra? —pregunta, como si no le importara en absoluto lo que Tucker diga.Y mi padre se ríe y asiente, levantando las manos como si todo ya estuviera dicho.—Sí. Esa es mi última palabra. Quédate con mi hija y yo me quedaré con tus cuarenta millones. Es un precio justo, después de todo.Ren se vuelve hacia mí, y por primera vez desde que entró Tucker, me mira a los ojos.—Baja el arma, hayabusa —me dice con tono tranquilo, pero con una firmeza que de repete estoy tentada a obedecer—. Déjalo ir. Tucker Hall ha acordado hacerse responsable de sus d