Azael.

Mi cachorrita sige sin hablar con migo, ya no quiere verme. Estoy en mi oficina, solo estoy mirando el techo, no tengo ganas de hacer, lo he perdido todo, escucho que alguien toca la puerta.

-Pasa.

Por la puerta miro que se asoma una cabecita pelirroja, ya sé quién.

-¿Qué pasa Ágata?

-Hermanito ¿cómo estás?

-Cómo me veo tevez.

-Te ves de la cingada.

-Pues así me siento.

-Mi cuñadita todavía no habla contigo.

-No, ni siquiera quiere verme.

-Te podría ayudar.

-No lo sé Ágata creo que ahora sí todo se perdió, cada vez me siento peor el rechazo me está afectando demasiado, aunque no lo halla aceptado.

-Descuida ya verás que pronto todo se pondrá bien.

-Eso espero.

Mire como Ágata salido de mi oficina, me recarguen el escritorio y qu