RavennaLos últimos cuatro meses pasaron como un borrón. Desde aquel fatídico día en Denver, todo parecía un ciclo interminable de esperanza y desesperación. La reconstrucción del Sur estaba en pleno auge, pero la ausencia de Rubí y la constante amenaza de Mason pendían sobre nosotros como una nube oscura. Cada día era una batalla para mantener viva la esperanza mientras enfrentábamos las dificultades de reconstruir nuestras vidas.Hoy me sentía particularmente agotada. Las náuseas y el cansancio eran compañeros constantes, y el exceso de sueño era un recordatorio de que algo no estaba bien. Caminé hacia la farmacia, intentando ignorar las miradas curiosas de las personas a mi alrededor. La ciudad se estaba levantando, ladrillo por ladrillo, pero el dolor y la incertidumbre seguían presentes en cada rincón.Al entrar en la farmacia, la dependienta me lanzó una mirada curiosa. “Buenos días, Luna,” dijo con una sonrisa educada. “¿En qué puedo ayudarla hoy?”“Me siento mal,” respondí, in
BenjaminEl día parecía arrastrarse con un ritmo agonizante. Las reuniones interminables en la nueva sede del Sur eran una distracción necesaria, pero mi mente estaba en otro lugar. Era como si mi lobo estuviera inquieto, anhelando algo que no lograba identificar. Una sensación persistente de angustia oprimía mi pecho, y cada minuto que pasaba sin ver a Ravenna solo aumentaba esa inquietud.Miré el reloj por enésima vez. Casi las cinco de la tarde y Ravenna aún no había aparecido. La frustración burbujeaba dentro de mí, mezclada con una preocupación creciente. No podía concentrarme en nada más; necesitaba verla, hablar con ella, entender lo que estaba ocurriendo conmigo y con mi lobo.Finalmente, cerré mi última reunión del día, dejando instrucciones claras para que no me interrumpieran. Salí apresuradamente, mis piernas moviéndose automáticamente hacia nuestra casa. La nueva residencia que estábamos construyendo debía ser un refugio, pero ahora parecía un lugar donde se escondían más
RavennaLos días que siguieron al descubrimiento de mi embarazo estuvieron llenos de incertidumbre y emociones contradictorias. Cada mañana despertaba con una mezcla de esperanza y miedo, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. Benjamin hacía todo lo posible para apoyarme, pero sabía que también estaba luchando contra sus propias dudas y ansiedades.Hoy caminaba por el jardín de nuestra casa recién construida, intentando encontrar alivio al torbellino de pensamientos que me atormentaba. Las flores comenzaban a florecer, un símbolo de renovación y esperanza, pero para mí, cada pétalo que brotaba era un recordatorio del tiempo que pasaba y de la ausencia de Rubí.Estaba perdida en mis pensamientos cuando escuché pasos suaves detrás de mí. Me giré y vi a Celine, la madre de Benjamin, acercándose. Su sonrisa cálida fue un alivio bienvenido, pero sabía que ella también estaba preocupada."Ravenna, querida, vine a verte. ¿Cómo estás?" preguntó con una voz suave y llena de
BenjaminEntrar en la nueva sede de la manada del Sur siempre me provocaba una mezcla de emociones. Ver la construcción tomando forma, gracias a la ayuda y dedicación de tantos, era una fuente de orgullo. Pero la sombra de Mason seguía presente, una amenaza constante que no podíamos ignorar. Hoy, la sede estaba más agitada de lo habitual. Connor, Sweetwolff, Cael y Tayrus ya estaban en la sala de reuniones cuando llegué.Sweetwolff estaba frente a un monitor grande, tecleando rápidamente. Se había convertido en una pieza fundamental de nuestra estrategia de seguridad. Connor, mi beta, estaba a su lado, observando atentamente la información que aparecía en la pantalla. Cael, siempre alerta, estaba junto a Tayrus, quien ahora lideraba nuestras fuerzas de protección.“Alfa,” dijo Connor, asintiendo con la cabeza. “Tenemos nueva información. Sweet encontró algo muy interesante.”Asentí, sintiendo a mi lobo inquieto dentro de mí. “¿Qué tenemos?”Sweetwolff me miró, sus ojos brillaban con u
RavennaEstaba en casa con Celine, disfrutando de un té caliente mientras la tarde se desarrollaba lentamente. Celine era una compañía reconfortante, siempre con palabras sabias y una mirada comprensiva. Hablábamos sobre la reconstrucción del Sur y los desafíos que enfrentábamos cuando mi teléfono sonó. Miré la pantalla y vi que era Benjamin.“Con permiso,” le dije a mi suegra, levantándome y saliendo de la sala. “¿Ben?” pregunté con inquietud. Cada vez que el teléfono sonaba, mi corazón se aceleraba.“Amor, necesito que vengas a la sede,” dijo, con una urgencia inconfundible en su voz. “Hay un coche esperándote. Ven de inmediato.”“¿Qué? ¿Por qué?” respiré hondo, sintiendo la tensión invadirme.“No te preocupes por nada, Luna. Solo ven. Es algo importante para el futuro del Sur, pero no estás obligada a nada,” dijo, sus palabras calmándome y, al mismo tiempo, llenándome de miedo.“Está bien. Voy en camino,” respondí, mientras la ansiedad comenzaba a crecer en mi pecho.Despidiéndome
BenjaminNecesitaba un momento a solas con Ravenna. Pedí a todos que salieran de la sala, dejando un tenso silencio entre nosotros. La ansiedad corroía mis pensamientos. Nunca pensé que Ravenna aceptaría este plan, y la realidad de ello era una mezcla de alivio y miedo.“¿De verdad estás dispuesta a hacer esto?” pregunté, intentando mantener la voz calmada. “Rav, ¿sabes lo peligroso que es?”“Lo sé y quiero ayudar. Sabes cuánto he querido hacerlo todo este tiempo, pero siempre me dejaste de lado por nuestra seguridad. Si hoy mi presencia puede ayudar a atrapar a ese monstruo de una vez, lo haré.” Su determinación me asustaba. Hace unos días estaba abatida; ahora parecía que algo la había motivado nuevamente.“¿Qué cambió? Pareces diferente,” dije, intentando entender y aceptar su decisión.Me miró con ojos llenos de determinación. “Sweet encontró a Ester, Ben. Sabemos dónde está con Rubí. Este es el momento de destruir a Mason de una vez por todas. Solo así podremos buscar a nuestra h
BenjaminRegresar a la sede después de dejar a Ravenna en casa para que preparara sus cosas fue un alivio momentáneo, pero la preocupación seguía pesando sobre mis hombros. Cada paso que dábamos nos acercaba al enfrentamiento final con Mason, y la seguridad de Ravenna y nuestros hijos estaba constantemente en mi mente. Tenía que asegurarme de que todo estuviera perfectamente alineado.Caminé rápidamente por los pasillos hasta la sala de Sweetwolff. Apenas entré, ella me miró con atención, consciente de la gravedad de la situación. “Sweet, necesito que me muestres la foto que enseñaste a Ravenna,” pedí, con urgencia evidente en mi voz.Ella se giró hacia el monitor, tecleó rápidamente y la imagen apareció en la pantalla. Ester, sosteniendo a una niña en sus brazos, era claramente visible. Mis ojos se fijaron en la figura cubierta que sabía que era Rubí.“Es ella,” confirmé, con voz firme. “No la pierdas de vista, Sweet. Vamos a centrarnos en atrapar a Mason y traer de vuelta a Rubí. No
BenjaminSubimos al coche, y la tensión en el aire era palpable. Una comitiva de seguridad nos seguía, un recordatorio constante de la gravedad de lo que estábamos a punto de hacer. Ravenna, a mi lado, estaba tan tensa como yo, pero había una determinación en sus ojos que me daba fuerza. Nuestro objetivo era claro: atraer a Mason al lugar designado para su captura.“¿Estás lista para esto?” le pregunté, tomando su mano.Ravenna me miró, intentando esbozar una sonrisa. “Lo estoy. Necesitamos hacerlo, Ben. Por Rubí y por el bebé.”Asentí, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre nosotros. “Entonces comencemos. Recuerda, debemos parecer despreocupados, pero necesitamos estar atentos a todo.” Ella asintió. “¿Sweet te puso el rastreador?” pregunté, y ella extendió el brazo, mostrándome el lugar.“Es curioso cómo algo tan pequeño puede ser tan eficiente,” dijo con una ligera sonrisa. “¿Puedo poner esto en nuestros hijos?” Sus ojos brillaron con la idea, y me reí.“Podemos pensarlo,” re