Estimadas lectoras y lectores Al parecer las sorpresas para Massimo aun no terminan.
Señor Massimo, ¿Esto le refrescó la memoria o debo continuar detallando los verdaderos hechos?- Señor Legrand, no logro comprender. ¿Cuál sería el interés de usted sobre Alessia, mi esposa?- Bien, debo decirle algo de suma importancia. Bueno dos cosas, señor D’Angelo.Primero: Lamento infórmale que la señora Alessia Amato acaba de fallecer hace dos días, finalmente su deseo se hizo realidad, su corazón ya no pudo soportar más y perdió la vida. La señora Amato no tuvo funeral, solo fue cremada y sus cenizas descansan en la urna familiar de los Legrand.Segundo y, lo que me trajo a verle: Estoy completamente seguro de que usted sabe que uno de sus hijos son es suyo, ¿Es correcto?- Señor Legrand, apenas estoy asimilando lo primero y ¿ya viene con lo segundo? – Respondió Massimo sin ocultar su malestar.- Massimo D’Angelo, pareciera ser que ya recordó que su mujer no murió… Y, ya recordó que uno de sus hijos no le pertenece. – Dijo Pierre con una voz seductoramente peligrosa.- ¿A dónd
- ¿Así que esa fue su última voluntad? – Dijo Massimo con asombro.- Sí, por esta misma razón estoy aquí y no en el cine buscando a tu hijo. – Dijo Pierre, haciéndole saber que él sabía todos los movimientos de su hijo.- Alessia, mi mujer, hizo mucho daño, ella para mis hijos ya está muerta desde hace mucho tiempo, ¿Por qué quieres aparecer de repente y contar una verdad que solo le hará daño a Paolo? Yo, como sea, pude soportar que mi hijo no lleve mi sangre, eso a mí no me importa. Él seguirá siendo mi hijo, pero él, él está joven, él no merece esto. – dice Massimo, molesto al punto de querer levantarse de la mesa.- Massimo, será mejor que tomes asiento y lleguemos a un acuerdo, porque de lo contrario, tanto tú como yo sabemos que iré a buscarlo. – Dijo Pierre en tono de advertencia.Massimo no tenía opción, sabía que Pierre era alguien poderoso, más poderoso que él, si bien quería podía actuar, si bien quería se lo podía llevar, si tan solo Pierre, le decía a Paolo la verdad, la
Luego de que Massimo, por fin, aceptó que Paolo tuviera un acercamiento con su verdadero padre, tenía mucho que pensar, mucho que hablar con su hija Laura y Luciano, pero, por el momento, no sabía cómo quitarse aquella sensación de ansiedad.De la nada, tomo su móvil, busco entre sus contactos a alguien, le llamo y espero que tuviera un tiempo libre para platicar.- ¡Hola! ¿Massimo?- Paloma… - Dijo Massimo un tanto descansado.Por el momento quería todo y nada a la vez, solo quería no pensar, tenía que hacer, pero se resistía a ello.- ¡Massimo! ¡Qué agradable sorpresa! – Dijo Paloma al escucharlo.Paloma rara vez hablaba con Massimo, si bien, ambos sabían que eran padre e hija, esa parte Massimo prefería dejársela a Marco. Ya que, aunque le costase reconocer, Marco Barzinni era el padre de su hija y él, él solo era lo mismo que ahora sería Pierre para con Paolo, nada.- ¿Estás bien, Massimo? – Preguntó Paloma, intrigada.- Eh, ¿Mmm? ¿Me preguntaba si estabas libre un par de horas o a
Massimo se volvió a sentar, miró la cantidad de vestidos expuestos ahí y se perdió en dos imágenes; Su hija Laura, ¿Algún día vivirá esto? ¿Algún día se casará? Y luego Diana, él se recriminó el hecho de que Diana siempre estaba ahí, para él, pero él, ¿Realmente estaba para ella? Aún no fijaban fecha para casarse, pero ambos ya daban por sentado que eran una pareja.Le incomodaba pensar en el hecho de no poner atención en esos detalles, además de que aún sentía culpa por no poder darle hijos a esa mujer. Ella decía que no quería, pero era obvio que se trataba de una mentira, solo bastaba con verla con las hijas de Pietro.Diana llevaba esta semana fuera del país, tuvo que viajar a Japón por negocios, Massimo la quería acompañar; sin embargo, al surgir lo de Luciano, él no podía fallar y ambos tuvieron que hacer un cambio de planes de última hora.Su actual pareja llegaría mañana, justo antes de la boda, todo lo había planeado así, para que, si surgía algún contratiempo, tuviera un día
Massimo lucía angustiado, no podía dejar de pensar en aquello, de solo imaginar que su hijo se fuese de su lado, se le partía el corazón.- Debo hablar con Luciano y Laura… - Dijo Massimo lo que pensaba.- ¿Luciano? ¿Qué no él…? ¿Estaba desaparecido? – Dijo Paloma con sorpresa.De pronto, imágenes de lo sucedido cuando lo conoció le llegaron de pronto y sintió un escalofrío recorrerle.- Lo he localizado y sé que es una sorpresa para ti, no te preocupes, él no se va a acercar a ti, él sabe que ha hecho mucho daño y que las cosas que hizo no fueron correctas, solo quiere ver a sus hermanos.Sé que te hizo daño, no lo disculpo, es solo que, bajo las peores influencias, uno puede cometer muchos errores. – Dijo Massimo al ver la impresión de Paloma.Massimo había conversado muy brevemente sobre Paloma con Luciano, su hijo le había dejado claro que no pretendía tener un acercamiento con ella. Comprendía los errores que había cometido y sabía que era demasiado hipócrita querer acercarse a al
Mientras Massimo hablaba con Paloma, una idea le llegó a su mente. - Bueno, ya no te quiero agobiar más con mi vida, quiero que me acompañes a un lugar… - Dijo Massimo levantándose de la banca.- ¿Cuál? - Preguntó Paloma, intrigada.- Mi antigua casa…- ¿En la que vivías antes de que saliera lo de Leonardo…?- ¡Efectivamente…! ¡Hay algo que te quiero dar…!- ¿A mí? ¿Por qué? - Preguntó Paloma, intrigada.- Por tu boda, en esa casa hay algunas cosas que quisiera que tuvieras…- ¡Wow! ¡No tienes que hacerlo! Con tu presencia ese día, es más que suficiente…- ¡Anda! Vamos a casa, son cosas que quiero que sean para ti, Laura y las niñas.- ¡Bien! Si eso es lo que quieres hacer, adelante, pero ¿Acaso Laura no debería estar aquí?- Mmm… Ella ahora está un poco ocupada, pero sé que ella estará feliz de que tú tengas algunas de las cosas que te voy a dar.- Bien, si ella estaría de acuerdo, no le veo el problema.Minutos después, estaban llegando a la antigua casa de Massimo; para él, aquella
Massimo y Paloma recogieron todo aquel botín. Paloma, a regañadientes, aceptó las joyas que su padre le entrego, después de ello, Massimo tomo la caja y salieron de la habitación.- Así que, ¿aquí vivió mamá cuando era joven? – Dijo Paloma observando aquel lugar.- Sí… En realidad, este siempre fue mi hogar, aquí vivía desde niño. – Dijo Massimo con nostalgia.- ¡Vaya! Sí que es enorme esta casa, oye, Massimo, pero ¿Acaso esta casa no se las habían embargado?- Sí, pero legalmente le pertenece a Laura… - Dijo Massimo tranquilamente.- ¿Cómo?- Leonardo, no sé cómo, pero movió esta y la casa de Caterina a nombre de Laura, por lo que, legalmente, esta y la casa de Caterina le pertenece a Laura.- ¿Ella lo sabe?- No, aún no… Quiero que pasando tu boda hagamos varios cambios, pero no quiero que ninguno afecte tu gran día… - Dijo abrazando a su hija.- ¡Gracias!- ¿Por? – preguntó Massimo, intrigado.- Por esto, por pensar en mí, por pensar en mi felicidad, sé que no hemos estado muchos a
Eran las 7:00 pm, Massimo aparcaba su camioneta frente a la casa de Valeria y Marco, ayudó a bajar a su hija. Ella llevaba la urna con las cenizas de su bisabuelo, las agarraba como si su vida dependiera de ello.- Anda, vamos, te llevo, no quiero que te regañen por mi culpa. – Dijo Massimo como si de una niña chiquita se tratase.Paloma tomó la mano de su padre; para ella, eran pocas las interacciones, pero esas pocas, le alegraban el día. Massimo, de cierta manera, había puesto un muro, él sabía que no podía pedir mucho, ella era su hija, pero estaba claro todo lo que sucedió.Al igual que con Luciano, él dejaría que el tiempo, solo el tiempo, pudiese recuperar algo de lo que él perdió.- Señorita Paloma, sus padres la andan buscando como locos… - Dijo la chica de servicio.- ¡Oh! ¿Pero no me han llamado? – Dijo Paloma desconcertada.- Sí… Pero no responde el móvil… - Dijo la chica mientras la veía entrar de la mano de su padre.- ¡Hija! ¡Hija! ¡Por Dios! ¿Dónde has andado? ¿Te hemo