Estimadas lectoras y lectores Les dejo un nuevo capitulo, trabajo para poder subir mas...
Massimo sentía que el USB que le había entrañado su sobrino le quemaba las manos, era una extraña sensación, él había notado como el semblante de Aldo cambio cuando este le entregó la memoria, no entendía la razón, pero era importante que viera su contenido. Massimo condujo hasta lo que era su nuevo hogar, era impresionante la eficiencia con la que aún seguía trabajando Matteo, la casa ya estaba iluminada y hasta portero había, al entrar a la mansión, no olía a polvo y viejo, todo relucía y comenzaba a sentirse el calor de su hogar, aunque solo, este de ahora en adelante sería su hogar, aunque en realidad no era muy diferente a cuando era joven, ya que su única compañía era Emma, su ama de llaves. El hombre caminaba hacia su estudio, cuando una voz femenina, se escuchó por el pasillo. - Papá ¿Eres tu? - Dijo Laura con duda. - ¿Laura mi vida que haces aquí? - Me preocupaste, ayer tampoco llegaste a casa y preferí buscarte. - Dijo Laura con sus ojos expectantes. - Mi niña, lamento
Alessia abrió los ojos, le dolía todo el cuerpo, se sentía confundida, la habitación tenía un extraño olor a limpio, una mezcla de desinfectante y medicamentos la rodeaban, sus ojos se movían de un lado a otro intentando ver mas haya de lo que enfocaban, pero por mas que lo intentaba, lo único que pudo lograr fue comenzar a ver borroso, quiso hablar pero nadie la escucho, de pronto con toda la fuerza que tenía intento gritar para llamar la atención, pero nada, no pudo escuchar nada, de pronto ella pudo escuchar como alguien entraba a la habitación, “Por fin alguien viene, ahora mismo sabrán quien soy” pensó.- ¿Es la paciente Alessia Amato? – Se escucho una voz masculina.- ¡Sí señor! ¿Por qué la pregunta? – Se escucho una voz de mujer.- El señor Pietrovich nos la a encargado mucho, debemos cuidar muy bien de ella, pero…- ¿Cuál es el, pero…?- Necesito que redactes que la paciente murió en UCI. – Dijo el hombre soltando un ligero suspiro.- Déjeme entender… ¿Quiere que la declaremos
Luego de todo un espectáculo, aquellos a los que les fue encomendada la tarea de cuidar a la que fuera la esposa del mayor de los nietos de Caterina Pellegrini, movieron a la paciente a una habitación mas privada, todo ello a la espera de poder trasladarla a un lugar fuera del hospital y fuera del radar de sus personas cercanas. No hubo tiempo de avisarle a los pequeños hijos, finalmente el esposo habia decidido cremar a su mujer, aun que no estaba presente, el solo hecho de que un Pellegrini había pagado la cuenta de hospital y la cremación, hacia evidente quien estaba detrás de ello.Esa noche fue realmente larga, no solo para aquellos que llevaban a cabo diligentemente la tarea encomendada, para los padres de Alessia, pero sobre todo para Massimo, quien con cada línea que leía su corazón se desquebrajaba, su cuerpo se llenaba de ira, de dolor y de decepción de sí mismo.Todos los informes que aparecían en la información que le había entregado Aldo, apuntaban indirectamente a Alessia
- ¡Massimo ya despiértate! ¡No seas perezoso! Eso déjamelo a mi… Massimo, vas a llegar tarde a la empresa, tu padre se va a volver loco si no estas listo para la junta, anda amor, ya levántate… - Decía una suave voz al oído de Massimo.Massimo poco a poco fue abriendo los ojos, miraba como la luz del sol se colaba por las cortinas de la habitación principal, miro un poco desubicado a su alrededor, se sintió desconcertado.- ¡Massimo Pellegrini, ya levántate! Luego no quiero que me heches la culpa de que llegamos tarde al trabajo… - Dijo nuevamente esa sueve voz, pero ahora con un tono enérgico.Massimo se tallo los ojos, no cabía en el asombro, la mujer que le hablaba era nada mas y nada menos que ¿Guadalupe?- ¿Guadalupe? – Dijo Massimo incrédulo.- Massimo no te hagas que estas dormido, ya esta el desayuno, te hice café de olla y pan francés, Emma dijo que debemos ir pronto por la despensa, hay varias cosas que faltan en la cocina.Massimo observo a la mujer que le hablaba, pero no p
Marco dejo en casa a Paloma después de una revisión exhaustiva, aun no podía sacar de su mente al joven que había recién conocido, no podía negar que era la viva imagen de su amigo, eso le dejaba un sabor agridulce. A Marco en un principio, le había dolido saber que Paloma no era hija de Pietro, ya que eso significaba que nada de su amigo quedo en este mundo, ahora que la verdad había salido a la luz, no sabía si estar tranquilo o no, no sabía cuáles eran las intenciones de aquel joven, “¿Por qué apareció de la nada? ¿Cómo fue que ni el, ni Pietro supieron de su existencia?” pensaba mientras observaba a su hija dormir.Esto era algo que no perdonaría a Leonardo, por muy anciano que estuviera, esto que hizo le iba a costar muy caro, su familia era su prioridad, no perdonaría un insulto de esa magnitud. Aunque su reacción debía permanecer en pausa, ahora lo más importante para él, era arreglar las cosas con su esposa, había pensado en conducir hasta Gaeta, pero demoro un poco más en el c
Massimo aún no superaba la sensación que le había dejado aquel hermoso sueño, caminaba por los pasillos de la mansión y sentía como si estuviera viviendo un deja vu o en dimensiones paralelas, aunque la mansión lucia diferente, cada paso que daba podía ver la silueta de su exesposa y podía oler el perfume de su cuerpo, su voz aun la tenía rezumbando en sus oídos. Rápidamente despejo esos pensamientos, debía ir a la compañía, había citado a Aldo, ese joven que, a pesar de recién haber aparecido, tenía las respuestas a varias de las incógnitas que le surgieron. Massimo tomo un baño, se puso ropa casual, esta era la primera vez que iría vestido de esa manera a la compañía, no tenía tiempo que perder, era hora de hablar largo y tendido con Aldo. Antes de salir de casa, dejo una nota en la mesita de noche de su habitación par ano preocupar a su hija, le prometía regresar a la brevedad, el estaría en la compañía. Massimo condujo como alma que llevaba el diablo, su corazón estaba envuelto e
Massimo se sentía exhausto, de pronto esa corta charla con su sobrino lo hizo sentirse exhausto. - Aldo, ayer vi y leí toda la investigación, puedo decirte que me duele ver en qué se convirtió la mujer que ame, la madre de mis hijos. Bien sé que si te digo que ella en algún momento fue buena, no me lo creerás, pero así fue, fui un completo imbecil, desde los 16 años hasta los 30 me aferré al recuerdo de la mujer que conocí en el colegio, ella fue mi salvavidas cuando tu abuela murió. Massimo veía a través del ventanal, no le estaba dando la cara, de pronto una mano tocó su hombro, al verlo, sintió como si viera a su hermano. - ¡Tío, no puedo creer que vivas de recuerdos! Eres Massimo Pellegrini, tú no eres de esa clase de persona, pero te voy a decir una cosa, tampoco soy un maldito asesino, no soy el desalmado que ahora crees que soy, sabes bien que ella no puede salir impune de lo que me hizo. Massimo lo escuchaba con atención, por más que quisiera evitarlo, Aldo tenía el mismo
Marco y Valeria regresaron a la casa, ella tomó el ramo de flores, su bolso y dijo: - ¡Estoy lista! Podemos irnos, esta casa tiene muy buenos recuerdos, pero, mis recuerdos los quiero contigo y nuestros hijos. Marco volteó a verla y vio esos ojos color almendra llenos de amor. - ¡Valeria te amo, no lo olvides! Valeria y Marco cerraron las puertas de esa casa, dejando atrás los recuerdos de lo que un día fue y ya no será más, subieron al auto y fueron en búsqueda de un lugar donde poder cenar y pasar esa noche. La pareja encontró un lugar muy tranquilo para cenar, luego de un día lleno de emociones a flor de piel, ellos disfrutaban de su plática, de la compañía mutua. Valeria no tenía dudas, él era el hombre de su vida, a pesar de los malos momentos vividos, el estar ahí juntos, era la mejor recompensa que podría tener, además de sus hermosos hijos. Luego de cenar, la pareja tomada de la mano caminó por las calles del centro de Gaeta, ella sentía por primera vez una tranquilidad q