Hola Disculpen la hora, espero les guste el capítulo de hoy.
Paloma se quedó en silencio después de escuchar lo último que decía Pietro, ella se acomodó en ese abrazo, siempre había soñado como hubiera sido si su padre viviera, ahora que lo tenía ahí, ese abrazo se sentía maravilloso. La vida le estaba dando una oportunidad, aunque esa oportunidad implicaba mentirle a su madre, ¿estaba dispuesta a hacerlo? ¡Aún no lo sabía! Pero en ese momento lo que sentía, eso era lo que importaba. — Paloma, prométeme que no hablaras de esto con tu madre… — Dijo Pietro un tanto preocupado. — ¿Algún día lo harás? – Pregunto Paloma al hombre que la abrazaba. — ¿Hacer qué? – Respondió Pietro sabiendo cuál sería la respuesta. — ¿Hablarás con mi madre? – Pregunto Paloma seriamente. Pietro sabia a donde llevaría una discusión con su hija en ese momento, no quería un drama innecesario, no, al menos en ese momento, así que solo despego un poco el abrazo de su hija y le dijo: — No te voy a prometer que lo haré inmediatamente, solo déjame encontrar el momento adec
Pietro subió a su camioneta, Marco y Paloma solo pudieron ver cómo aquel hombre se iba del lugar, ella aún no cabía en el asombro de todo lo que estaba ocurriendo, estaba sumida en sus pensamientos, cuando una cálida mano tomo la suya. — Hija… Paloma… — Dijo Marco con un poco de nervios. Paloma volteó a verle con lágrimas en los ojos. — ¡Perdóname papá! No es mi intención hacerte pasar por eso, ya lo has vivido con Massimo y ahora con él. Sé que no es justo para ti, ¡Perdóname! — Paloma, hija, no tienes por qué pedir perdón. Más bien yo soy quien debería pedir perdón, vi tu carita con miedo, sé que cuando se trató de Massimo, no tome las cosas de una buena manera, pero las circunstancias eran diferentes. Paloma, él desde que supo que vendrías al mundo acepto ser tu padre, te tomo como su hija y eso nunca podría arrebatárselo, jamás pienses que te voy a negar ese derecho, él es y será siempre tu padre, yo también lo soy, pero las circunstancias fueron diferentes. Paloma continuaba
Pietro se encontraba abrazando a Celeste, su nariz estaba enterrada entre aquellos rebeldes risos, el aroma de esta mujer, lo generaba cierta tranquilidad. Mientras la abrazaba, por un momento su mano bajó de su cintura a su vientre bajo, cuando hizo esto un recuerdo llego a su mente, el aroma a agua de rosas, ese vientre cálido, anteriormente ya lo había vivido, era como si estuviera en un déjà vu. Estuvo a punto de decir algo, pero prefirió callar, no podía confiar en su mente, pero algo era seguro, ver a Paloma frente a frete, había provocado que su mente se revolviera. — Celeste… — Dijo Pietro mientras la volteaba para tenerla de frente. — Dime… — Respondió la mujer viéndolo a los ojos. — Hace 20 años tuve un accidente, perdí todos mis recuerdos, lo que soy y vez ahora, no es nada de lo que era antes, el hombre que ves ahora es lo que pude construir después de ese accidente. Estuve en coma y muchos otros estados más por 5 años, cuando desperté no podía valerme por mí mismo, la
Pietro dejó en la puerta a Celeste, algunas profesoras cuchichearon cuando vieron a aquel apuesto caballero ayudar a descender del auto a la chica, la mayoría de las profesoras del colegio conocían a Pietro Pellegrini. Aquel encantador hombre, poseía un atractivo físico difícil de pasar desapercibido y al ver que Celeste bajaba de la mano de aquel hombre, sintieron celos, lo que provoco esos cuchicheos. Celeste se percató de ello, pero prefirió no darle mayor importancia, el tema de su reciente relación solo le incumbía a ella y él, nadie más podría opinar, con ello en mente llego al aula de profesores, dejo sus cosas y se preparó para la clase. La directora del colegio se acercó y le pidió pasar a su oficina, aquellos cuchicheos rápidamente habían llegado a los oídos de la directora, que quería entre otras cosas confirmar o descartarlos. — Miss Zanini, usted sabe que este colegio es un lugar de trayectoria familiar y los rumores, no son algo que acepte en la institución. Le pido que
Celeste estaba en una especie de trance, ella estaba preocupada por los niños, sin darse cuenta de que era ella la más afectada. — Miss, por favor, revise… Revise a los niños… Los niños… — Repetía Celeste sin poder levantarse. — Celeste, tranquila, todo va a estar bien, ya pedimos ayuda, los niños están bien. Celeste sabía que estaba mintiendo porque podía escuchar el llanto de ambos chiquillos. — Mis niños, por favor, vayan, bájense del escenario, ahorita, me levanto, tranquilos, bajen… Por favor, bajen, no es segur… — Dijo Celeste, luego se desmayó. La directora del colegio se angustió y trato de levantar ella misma el bastidor, pero era demasiado pesado, más fue su susto al ver sangre debajo de las piernas de la chica. — ¡DIOS MÍO! – Grito la directora llevándose las manos a la boca. Enzo y Gio querían subir al escenario, pero la directora se los prohibió, rápidamente un grupo de hombres llego al escenario y entre al menos 6 personas levantaron el bastidor. Celeste est
Valeria se levantó del asiento, queriendo ver a quien le pertenecía esa voz familiar, grande fue su sorpresa, cuando la secretaria abrió la puerta, una silueta familiar, un rostro familiar estaba frente a sus ojos, el rostro de Valeria palideció, sus ojos se abrieron mucho más y luego de ello todo comenzó a girar. La madre de Gio casi cae al suelo, pero aquel hombre logro sostenerla, era evidente el estado de embarazo de aquella mujer, Enzo y Gio se asustaron al ver la reacción de Valeria, corrieron a tratar de ayudarla. La directora, al ver la reacción de los niños, se levantó del escritorio y le habló a la secretaria para que se los llevara y trajera un botiquín. Pietro por su lado, cargo el cuerpo inerte de Valeria y lo deposito con sumo cuidado en el sillón que estaba en la oficina de la directora, al momento Pietro no pensó en lo que acababa de ocurrir, solo pensó en que debía sostener a la mujer que tenía ante él. Los niños obligados tuvieron que abandonar la oficina de la di
Pietro llegó al hospital donde Celeste había sido trasladada, obviamente pensando en que ella no tenía familiares, se presentó como el prometido de la chica. — Disculpe, trajeron aquí a mi novia y prometida; Celeste Zanini. ¿Me puede decir su estado? — ¿Su nombre? — Pietro Pellegrini, ¿puede decirme cómo está? ¿Dónde está? — Señor, la señorita Zanini, efectivamente acaba de llegar a urgencias, lo que tengo aquí es que trae roto el fémur de su pierna izquierda y el de su pierna derecha está estrellado, tiene comprometidas ambas piernas, pero será mejor que hable con el médico que tomo su caso, siga por ese pasi… Antes de que la recepcionista pudiera terminar de decir algo, Pietro corría por el pasillo a la zona de urgencias, lo que le acababan de decir era una total desgracia, no era un incidente menor como lo había hecho creer la directora del colegio. Llegando a la sala de urgencias, se dirigió a un par de enfermeras que estaban en el lugar y pregunto por Celeste, una de las enf
Pietro caminaba de un lado a otro, todo el papeleo había sido firmado y el hombre había solicitado con un médico de su entera confianza, atendiera a Celeste, eran pasadas las 11:00 pm cuando una enfermera le notifico que la cirugía había iniciado y que tan pronto tuviera alguna noticia se la harían llegar. Luego de casi 4 horas, el médico conocido por Pietro salió y se dirigió al hombre: — Pietro… — Dr. Mandeli ¿Cómo está mi … Esposa? — Pietro, todo ha salido muy bien, ahora solo viene la recuperación, afortunadamente hemos atendido a tiempo la herida y aunque la fractura lucia muy aparatosa, ella ha sido muy fuerte y valiente. Ahora que lo pienso, ya veo porque ella es tu pareja, tú eres igual de fuerte. El Dr. Mandeli había sido el hombre que atendió a Pietro hace 20 años cuando todo el mundo lo daba por muerto. En aquella época el joven médico era un recién egresado de la especialidad en Ortopedia, los médicos más avanzados le envidiaban, ya que era un chico que absorbía conoci