Hola Espero les guste el capítulo del día de hoy.
Pietro estaba recostado en la habitación de invitados, seguía esperando a que el cansancio lo venciera e hiciera quedar dormido, mientras ello sucedía, recordó aquel primer doloroso recuerdo de su nueva vida. Guadalupe y Paloma jugando en el parque, su hija casi tenía 8 años, tenía mucha energía, subía, bajaba, se columpiaba, recordó cómo se sintió cuando supo que su mejor amigo se había casado con quien hubiera sido su esposa.A pesar de no tener recuerdos, el solo hecho de pensar en aquella penosa situación, le había dolido, pero no podía culparlos, ellos habían seguido con sus vidas, para ellos, en ese tiempo, él estaba muerto.Bien pudo un día tocar a la puerta y decir “Estoy vivo” Pero ¿Qué ganaría con ello? Tal vez recuperaría a su mujer e hija, pero seguramente el sentimiento que tenían antes de morir, al menos de Guadalupe, ya no sería el mismo y Paloma, ni se dijera, ella no tendría ningún recuerdo de él, para ella su padre era Marco, las cosas no hubieran resultado fáciles, n
Pietro regresó tan pronto como Elijah estuvo de vuelta en casa, el camino de regreso se le hizo eterno, ansiaba ver a su familia; pero, sobre todo, ver a Celeste, durante su estancia en Suiza, ella no se había comunicado con él. El hombre entendía que ella no había aceptado su propuesta, aun así, ansiaba verla, el hecho que ella no aceptara su propuesta le había agradado, eso mostraba que no era cualquier mujer, tenía su carácter a pesar de ser una mujer dulce. Al llegar a casa, con el primero que se encontró fue con su nieto, quien al ver su auto entrar por el portón, detuvo su juego con chéster y espero tranquilamente sentado en las escaleras para acceder a la casa. Una vez estacionado el auto frente a esta, el chofer fue a abrirle la puerta. — Señor Pellegrini, me hubiera avisado para ir a recogerlo. — No te preocupes David, me gusta conducir, por favor, prepara mi camioneta, voy a salir en breve. — ¡Si señor! — ¡ABUELO! ¡LLEGASTE! ¡LLEGASTE! – Dijo Enzo dando brinquitos
Luego de una larga charla, Pietro salió del estudio un poco más tranquilo, quería tomar un baño y salir a ver a Celeste. Él se encontraba ansioso por verla, así que para no llevarse una sorpresa de ir hasta su casa y no encontrarla, decidió llamarla. — ¡Hola! — ¿Celeste? — ¿Sí? — Soy Pietro… — Eso ya lo sé, agregaste tu número a mi móvil, la última vez. — Acabo de llegar de viaje ¿Puedo ir a verte? Te llamé para ver si estabas disponible y no interrumpía algún plan. — Mmm… No, en realidad no. Spike y yo decidimos pasar un día en casa, así que si gustas venir aquí nos vemos. — Llego en 1 hora… — Dijo Pietro mirando su reloj. — Está bien, aquí nos vemos. — Respondió Celeste sintiendo una ligera punzada en su estómago. La facilidad con la que las cosas pasaban entre ella y él era lo que más le gustaba, no había complicaciones, no había dramas, solo una relación o intento de una, entre un hombre y una mujer que recién se habían conocido. Pietro se sentía como un adolescente que
Marco tenía una semana que había visto a Pietro, aún no podía quitarse esa extraña sensación de estar haciendo algo mal, pero él sabía que, si esa noticia llegaba a Valeria, no sería algo fácil de asimilar, sus bebes estaban cumpliendo 4 meses y aunque habían pasado la etapa complicada, no podía confiarse. — Valeria, mi vida, ¡Tranquila! Todo va a estar bien, ya verás, los pequeñitos estarán bien… Hemos seguido las indicaciones al pie de la letra, deja de mover la pierna que me pones más nervioso. — Dijo Marco al ver que su esposa estaba hecha un mar de nervios. — Marco, aún no salgo de mi asombro de saber que seremos padres y el tiempo sigue corriendo, los bebés ya tienen 4 meses, ¿puedes creerlo? – Dijo Valeria acariciando su pancita, que de un momento a otro ya era bastante notoria al ser dos pequeños. — Señor y señora Barzinni, por favor, pasen por aquí. — Dijo la Dra. Berlusconi. — Veamos cómo van estos pequeñitos. Valeria subió a la camilla con ayuda de Marco, descubrió su ya
Era martes por la tarde, Paloma había ido al colegio de Gio, le había acompañado en la prueba de vestuario para la obra. Valeria no se había sentido muy bien ese día y pidió ayuda a su hija, luego de acompañarlo, el chofer llevaría a Gio a casa, ya que la hermana, aún tenía algunas cosas por hacer fuera, al salir del colegio vio uno de los cafés que le gustaban y decidió pasar por uno. Mientras tomaba un poco de aquel delicioso café americano con jarabe de avellanas, revisaba las fotos que le había tomado a Gio y Enzo, la chica sonreía al ver las caras y poses de ambos chiquillos. Pietro tuvo una reunión de negocios, aunque le molestaba vestir formal, en esta ocasión no tuvo opción, aquellos hombres con los que se reunió eran de la vieja escuela y exigió vestimenta para la ocasión. Una vez terminada la reunión, el plan era esperar a que Celeste saliera del colegio para llevarla a casa, el chofer ya había pasado por Enzo, así que, sin ningún problema, podría esperarla el tiempo que f
Paloma claramente entendió lo que aquellas palabras quisieron decir. Pietro, por su lado, luchaba con un incesante dolor de cabeza, parecía que, al ver a Paloma, su mente hubiera hecho corto circuito; aun así, trataba de mantenerse estoico, no quería preocupar de más a la chica que estaba a su lado, bastante tenía con verlo en persona, para cargar con sus achaques. Paloma, después de un largo e incómodo silencio, finalmente decidió hablar.— Me hubiera gustado que nos buscaras… Quiero saber ¿Cómo es que estás vivo? Todos sabemos que tú estabas muerto, eso es algo de lo que papá casi no habla, pero mi mamá me dijo que él fue quien entro a identificarte.Pietro intentaba conducir, solo quería distraer la mente, en realidad no entendía por qué había decidido conducir en ese estado, luego de pensarlo unos minutos, concluyo que esa era una reacción demasiado estúpida, por lo que decidió aparcar el auto en un parque que vio, sinceramente, no se sentía bien conduciendo.— Paloma, sé que tien
Paloma se quedó en silencio después de escuchar lo último que decía Pietro, ella se acomodó en ese abrazo, siempre había soñado como hubiera sido si su padre viviera, ahora que lo tenía ahí, ese abrazo se sentía maravilloso. La vida le estaba dando una oportunidad, aunque esa oportunidad implicaba mentirle a su madre, ¿estaba dispuesta a hacerlo? ¡Aún no lo sabía! Pero en ese momento lo que sentía, eso era lo que importaba. — Paloma, prométeme que no hablaras de esto con tu madre… — Dijo Pietro un tanto preocupado. — ¿Algún día lo harás? – Pregunto Paloma al hombre que la abrazaba. — ¿Hacer qué? – Respondió Pietro sabiendo cuál sería la respuesta. — ¿Hablarás con mi madre? – Pregunto Paloma seriamente. Pietro sabia a donde llevaría una discusión con su hija en ese momento, no quería un drama innecesario, no, al menos en ese momento, así que solo despego un poco el abrazo de su hija y le dijo: — No te voy a prometer que lo haré inmediatamente, solo déjame encontrar el momento adec
Pietro subió a su camioneta, Marco y Paloma solo pudieron ver cómo aquel hombre se iba del lugar, ella aún no cabía en el asombro de todo lo que estaba ocurriendo, estaba sumida en sus pensamientos, cuando una cálida mano tomo la suya. — Hija… Paloma… — Dijo Marco con un poco de nervios. Paloma volteó a verle con lágrimas en los ojos. — ¡Perdóname papá! No es mi intención hacerte pasar por eso, ya lo has vivido con Massimo y ahora con él. Sé que no es justo para ti, ¡Perdóname! — Paloma, hija, no tienes por qué pedir perdón. Más bien yo soy quien debería pedir perdón, vi tu carita con miedo, sé que cuando se trató de Massimo, no tome las cosas de una buena manera, pero las circunstancias eran diferentes. Paloma, él desde que supo que vendrías al mundo acepto ser tu padre, te tomo como su hija y eso nunca podría arrebatárselo, jamás pienses que te voy a negar ese derecho, él es y será siempre tu padre, yo también lo soy, pero las circunstancias fueron diferentes. Paloma continuaba