Estimadas lectoras y lectores Aquí dejo un capítulo más de esta historia, poco a poco les voy a ir desentrañando que fue lo que sucedió en ese año y medio, como es que Franco y Leonardo han aparecido. en ocasiones, nuestras decisiones y deseos terminan afectando a más personas de las que deberían.
Camila y Emma llegaron a casa, la primera le pregunto a Greta sobre la persona que salió de la casa, está sin ningún reparo dijo: — El abuelo de Enzo estuvo en casa, pero la verdad es que no entendí nada. Camila y Emma se vieron al mismo tiempo con su semblante lleno de duda y temor. — ¿Por qué dices eso Greta? – Dijo Camila un tanto contrariada. — La señora y el señor se abrazaron por largo rato y luego se encerraron en el estudio por otro rato más. No sé qué pensar, señoras… — Dijo Greta un tanto confundida. — Greta no pienses cosas, seguramente ya te falla la vista, anda, ve y prepáranos un té relajante, ¿sabes dónde está Valeria? – Dijo Emma tratando de suavizar las cosas ante el rostro preocupado de Camila. — Sí, señora Emma… Luego de ello ambas mujeres fueron al estudio, era claro que debió haber ocurrido algo con esa visita, él ¿Qué? Debian averiguarlo ellas mismas con Valeria. Al llegar al estudio y abrir la puerta, se toparon con una diminuta mujer sentada en el diván d
Luego de salir de casa de Celeste, Pietro condujo al mirador donde había estado con Celeste, él había tenido que salir rápidamente de casa de Guadalupe, sabía que si permanecía ahí más tiempo, sus sentimientos terminarían nublando la razón y eso no los llevaría a nada bueno. — “La vida era más fácil cuando no tenía recuerdos, hoy me siento un maldito desgraciado por sentir lo que siento, por pensar lo que pienso, Guadalupe, de verdad me gustaría que tú y yo nos fugáramos y comenzáramos nuevamente, lejos de todo esto que nos separa.” Pietro permaneció ahí largo rato esperando a que su nieto saliera de la escuela, luego de ello, condujo hasta la escuela, antes de que Enzo saliera tomo aire y cambio su semblante al mismo de siempre, bajó del auto y espero a ver que su niño apareciera por la puerta. — ¡Abuelo! ¡Viniste! ¡Viniste! ¿Vamos a ir al cine? ¿Me vas a llevar? – Dijo Enzo caminando y saltando, tomado de la mano de su abuelo. — ¡Sí! ¡No tengo opción! ¿Has pensado en que película
Franco Amato había permanecido varios años recluido en un hospicio que solo era usado para personas que no tenían recursos. Marco Barzinni había aparecido como un gran benefactor, mientras Franco estuviera siendo alimentado y cuidado, además de que no le sucediera nada, recibirían un jugoso cheque, el cual al personal que laboraba ahí, agradecía fervientemente. Tras de la última visita de Marco a Franco, se esperaba que este hombre dejara de ser cuidado, sin embargo, lo que Marco no pudo evitar, era que alguien ya seguía sus pasos de manera muy cercana, ese alguien que, silenciosamente, había estado moviendo los hilos para parecer un cero a la izquierda. El día de hoy se presentaba en el hospicio con papeles en mano y una ficha de identidad, Franco Amato hijo se presentaba en el hospicio para reclamar a quien un día fue el inquebrantable “juez Amato”. — Dr. Mareau, más vale que se mantenga bien calladito. Debe saber que lo que hizo a lo largo de todos estos años, le puede provocar e
Pietro vio salir a Celeste de aquella pequeña casa, todo le parecía tan surreal, hacía poco tiempo ella estaba en casa, ¡Su casa! Ella podía vivir cómodamente y ahora estaba ahí, en la casa que le regreso como detalle para hacerla feliz, esa misma, que esperaba no volviera a utilizar a menos que fuera para pasar algunos días. El hombre perfectamente vio en el rostro de la chica duda, sus ojos se posaron en la pequeña pancita de 3 meses que albergaba a sus hijos, ¡Sus hijos, por dios! Estaba perdiendo tanto por un maldito error.— ¡Debiste avisar que vendrías! – Una delgada voz lo saco de sus pensamientos.— Celeste… Yo… ¿Por qué te fuiste de casa? ¡Esa es tu casa! – Dijo Pietro tratando de encontrar las mejores palabras para hablar.— Pietro, voy a mi trabajo, si gustas hablar del tema de los bebés, salgo a las 7:00 pm, podemos hablar hasta esa hora, ahora no puedo llegar tarde.— ¿Dónde trabajas? Puedo llevarte…— Gracias… Pero no es necesario…— Celeste por favor, ya estoy aquí, sirv
Pietro terminó cocinando una exquisita pasta y preparando una deliciosa ensalada, Celeste quedo sorprendida, eran cosas que no imagino que ese hombre supiera hacer. Ella debía reconocer que en realidad no conocía al hombre con el que pasaría todos estos días, pero estaba decidida a darse una oportunidad.Celeste se ponía nerviosa ante la presencia de Pietro, aquel hombre de verdad poseía no solo un atractivo físico, sino también un atractivo interior. Cualquier mujer se sentiría cautivada por aquel elegante porte, por esa sonrisa envolvente, por esa seductora mirada y por su comportamiento, sus gestos amables, su gracia y seguridad.Al final, la recién llegada pareja ceno a la luz de las estrellas, en la primera cena, Pietro la sirvió en el jardín, aunque no debía, Celeste tomo un poco de vino. Después de ello, la hizo relajarse un poco más, aquella primera noche fue agradable, él era capaz de cautivarla gracias a su atractivo, sus interesantes temas de conversación y ese agradable sen
— ¿Marco? ¿Estás despierto? – Dijo Federico al entrar a la habitación.— ¡Sí! ¿Ya tienes lista la información que te solicite? – Dijo Marco mientras se levantaba de la cama.— Si… Ahora que volví a revisar todo, sería bueno que estuviera alguien más aquí. — Dijo Federico con precaución.— ¿Quién?— Massimo Pellegrini, él es la cabeza de los Pellegrini, aunque aún existe Leonardo, siendo sincero, no sé qué haría con lo que te voy a mostrar.— ¿Es necesario?— Solo si no quieres cargar con la pesada pila de la verdad, únicamente tú.— Federico, no estoy de humor para juegos, ¿es necesario que el este aquí?— Sí.Con un sí a cecas respondió Federico, bien sabía que había fallado de igual manera a Marco, él solo le había echado un vistazo a la información que contenía el maletín, del cual tuvo dos copias. Esto lo hizo creyendo que Marco lo revisaría primero, ya que el plan inicial era vengar a su amigo, las cosas se desviaron hasta el punto donde ahora se encontraban, Pietro ya cargaba con
--- Lazio (En la actualidad) ---— Laura, vamos a hacer una cosa, voy a tocar en la puerta de Massimo, tal vez cuando escuche una voz diferente decida abrir.— Está bien…Paloma llamó a la puerta de Massimo, pero no recibió respuesta, pensó en algo y dijo:— Laura, la habitación de Massimo está en primer piso, su habitación obviamente tiene ventanas ¿No?— ¡Sí!— ¡Tienes mucha razón! Podemos entrar por ahí, sígueme…Ambas jovencitas llegaron a la ventana, pero tenían que saltar una pequeña barda, en el actual estado de Laura, eso sería peligroso, por lo que Paloma mando a Laura dentro de la mansión y luego de entrar, abriría la puerta por dentro. Luego de trepar la barda, Paloma dio un brinco y entro a la habitación de aquel hombre, al entrar se topó con una habitación pulcramente cuidada y decorada, Massimo estaba recostado en la cama, una botella de alcohol estaba tirada en el piso, era evidente estaba alcoholizado y se había quedado dormido.Paloma fue y abrió la habitación que era
Massimo se levantó, tomo un baño y salió para casa de Federico Santoro, el hombre difícilmente era de los que tomaban hasta embrutecerse, pero en esta ocasión, la culpa lo carcomió hasta llegar al punto de perderse en alcohol, no era la mejor manera de resolver las cosas, pero al menos callaba la voz interna de la culpa.Luego de conducir por más de 30 minutos, finalmente llego, al tocar el timbre fue atendido por Federico, el cual con semblante neutral le permitió el paso y lo dirigió a donde Marco ya se encontraba, Massimo al ver a Marco no pudo evitar emitir un comentario sarcástico.— ¡Vaya! ¿Hasta qué alguien te partió la cara o ¡Te partiste la cara en la regadera?— Massimo, no estoy para tus comentarios… Además, tú no luces tan jovial y sano que digamos.— Señores, ambos necesito que se comporten, sé que estoy hablando con adultos, no con escuincles. —Dijo Federico al ver la tensión entre ambos caballeros.Massimo llevaba lentes de sol y una cara de pocos amigos.— ¡Estoy un poc