eso solo lo suficiente para que se vieran sus rostros, aquello era lo más cercano que tendría a una venganza.
—Artemisa... —pronunció el señor D saliendo de su despacho—¿Estas bien? Porque lo subiste, podíamos hacerlo de otra manera... No quiero a la gente hablando a tus espaldas.
—Estoy bien, no se preocupe... Lo pensé mucho, y digamos que es una forma de darles un golpe duro— mencionó fríamente—, me aseguraré de que esto no nos afecte negativamente.
— No me importa lo que pueda decir la prensa, no quiero que esto te afecte negativamente... Los chismes y los malos comentarios de otros, aunque lo neguemos nos afecta, ni tu ni yo somos una excepción— le aconsejo sentándose en el escritorio—, no quiero leer tus correos este fin de semana, mi nieto llega hoy de Inglaterra así que lo haré ponerse al día con los proyectos.
Artemisa resoplo no le parecía aquello, quería mantener su mente ocupada.
—Señor Dimitri, no puede...
Empezó a quejarse mientras este volvía a su oficina y con mirada seria le ordeno.
—No quiero ningún email tuyo el fin de semana, ve al spa, cómprate ropa, date una cena cariñosa... No te lo pido, te lo ordeno.
—Mejor iré por un trago.
Al terminar todo el trabajo Artemisa recogió sus cosas y se cambió en el amplio baño de la oficina, menos mal había guardado un vestido de emergencia en la oficina. Se maquillo un poco y se recio perfume, bajaría y que todos vieran que aquello no le afectará. Terminó y espero que las puertas del ascensor se abrieran, ingreso y pulso el botón del primer piso.
Cuando estas se abrieron todos la observaban y hacían comentarios, en el vestíbulo a Rosa quien gritaba y luchaba contra el guardia de seguridad.
—Pensé que ya te habías marchado — dijo lo suficientemente alto, los hombres se giraron para darle una explicación.
—Estamos reteniendo todas sus cosas, no sabemos si puede haber memorias o USB como información o en su teléfono, le explicamos que es un procedimiento legal, pero se niega a ceder.
—Llamen a la policía si se niega a abandonar el edificio, no tienen por qué soportar los insultos de esta mujer— les aconsejo, por primera vez no le afectaría que fuera su amiga, ella tal vez nunca pensó de la misma manera que Artemisa hacía ella, entonces, ella tampoco lo haría.
—Tu m*****a perra... tú lo hiciste — le grito enojada mientras intentaba llegar a ella.
—Eso es algo que tampoco yo sé, pero me alegra saber qué clase de persona sus —le respondió —, dicen que nadie se mete donde nadie deja a un tercero entrar, pero creo es más tu sentido de querer ser más que yo, que realmente estás dispuesta a todo... Nunca sabemos las verdaderas caras de las personas hasta momentos como este.
—Nunca serás más que yo, mientras yo viva jamás estarás por encima de mi— dijo enojada mientras soltaba miles de insultos.
Artemisa por su parte se mantuvo seria sin caer en sus palabras maliciosas.
—En estos momentos demuestras que ambas podemos decir de manera claro lo que pensamos... pero tu solo eres irrespetuosa mientras tanto yo con respeto demuestro que nos criaron de manera distintas — soltó dejando a todos congelados se sabía que Artemisa era una chica muy calmada y nunca respondía ante las injurias y malos comentarios de otros. Una leona acaba de surgir y nadie se atrevía a meterse en su camino.
No dejaría que nadie más jugará con ella.
Subió en el primer taxi que encontró, y se dirigió a un bar cerca de la empresa, hoy se daría el gusto de gastar dinero bebiendo como si no hubiera mañana, no se detendría. Al llegar el ambiente era calmado, aunque cuando la noche empezará a caer sin duda la música suave cambiaría por una más movida, tomó asiento en la barra y le sonrió al barban. Siempre evitaba los lugares con muchas personas, pero por hoy intentaría no pensar tanto en aquello.
— ¿Qué desea beber? —le preguntó el chico sonriéndole.
—Mmmm, no se mucho de tragos, pero me gustaría empezar con algo liviano—le explico nerviosa.
—Okey, lo que la señorita desee —dijo para empezar a preparar el trago,
Y luego de eso vinieron uno tras otros a medida que el lugar llegaba aún más personas, se sentía relajada y fresca como si no hubiera nada más que aquella emoción, luego de eso el sueño se hizo presente sentía sus ojos pesados, todo el cansancio de los últimos dos días empezaba a ser peso sobre si, al igual que la tristeza.
—¿Sabes por qué estoy aquí ahogando mis penas? —le preguntó al hombre a su lado quien realmente no parecía nada interesado en lo que la chica hablaba, más bien era muy parlanchina para su gusto.
—No podría saberlo, señorita y tampoco estoy interesado en hacerlo— le respondió tangente, bebiendo de su copa estaba de mal humor para aguantar a alguien borracho.
—Ese maldito hombre me engaño y cuando no consigo información por mí se acostó con mi mejor amiga —dijo dándole un sorbo a lo que sea que estuviera tomando —. Pero les enseñe una lección, pero ¿sabes qué? No me siento satisfecha.
—Entonces deberías darle una lección — le respondió el hombre, su voz era grave y muy fuerte, apoyo la cabeza en la palma de su mano observando su perfil.
—Lo he pensado, pero decir que el sexto nunca fue bueno sería una mentira—se lamentó soltando un gran suspiro.
—Entonces... de vuelve todo lo que te hizo.
—¿Engañarme? No sé si lo has notado.... pero el desgraciado me engaño de muchas maneras, me uso y ahora parece que soy la idiota la cual salía con un hombre que no valía ni un segundo de sí tiempo.
—Entiendo cómo te sientes, pero te recomendaría que dejaras todo pasar o...
Ella se sentó rápidamente e inclino la cabeza para observar su rostro o lo que las luces del lugar dejaban ver.
—¿O...? —repitió lo último que dijo de manera
—¿Juego peligroso? —propuso.
—¿Peligroso? Dices que le lance algo a su carro—ella sonrió de solo pensarlo, y aplaudió emocionada.
—Págale con la misma moneda—dijo susurrando cerca de su oído haciendo que se estremeciera, ella lo miró y sus ojos se encontraron, sus alientos se mezclaban.
Ella no podía apartar la mirada de aquellos hermosos ojos.
—Engañarlo, tienes muchos peces por aquí.
Artemisa lo pensó por un momento tal vez hacer aquello no la hiciera sentir mejor tal vez luego de aquello podría creer que le causaría el mismo dolor; tal vez para Ricardo nunca significó nada o solo era un juego ante sus ojos, una chica que no tenía nada con la cual un chico rico podía divertirse. Nunca había salido con chicos tal vez una que otras citas, pero una aventura de una noche, aquello de solo pensarlo le pareció emocionante, no había sentimientos pasajeros, solo lujuria, luego cada uno desaparecería y nunca jamás se encontrarían. Sonrió al hombre a su costado, un juego peligroso no estaría demás.
—¿Debería? —apoyo el codo de la barra, y con una sonrisa se acercó y le susurro al oído—¿Quieres?
Declan la observó, no parecía tener experiencia seduciendo a los hombres.
—¿Qué me estas ofreciendo?
—Una noche.Esa fue su única respuesta.—La tomo, una noche con esta hermosa señorita—se levantó tomando su chaqueta y le tendió la mano para ayudarla a incorporarse.Artemisa tomó su mano sin dudarlo, al levantar la mirada noto la gran diferencia de altura entre ambos altos, parecía vestir casual, aunque llevaba un aire informal traje, pero sin corbata y zapatos mocasines.—Señorita, ahora que hemos subido a este plan... Puede llamarme Declan— con voz ronca, Artemisa le sonrió y le grito su nombre en medio de todo el ruido.—Artemisa, un placer.Artemisa se tambaleó al sentir como alguien la empujaba cocha cando contra Declan, quien la agarro fuertemente sus caderas evitando que ambos cayeran.—Gracias.—Creo que es hora de marcharnos.Al salir del bar se encontraron con la brisa helada de la calle, Artemisa tembló liger
Declan apretó la mandíbula, cuestionándose si subir al auto con aquella mujer fue una buena decisión, aunque no podía negar que le atraía, había ido aquel bar para relajarse lo había logrado al menos las dos primeras horas, estar de vuelta en Alemania era una mezcla de sentimientos, luego había terminado escuchando las quejas y despechos de la mujer que sostenía entre sus brazos y besos le volvían loco. Quien iba a decir que terminaría así, sin duda era una mujer singular. Declan se sorprendió al notarla muy cerca de él, había quedado flecha do de sus labios hasta podía decir que deseaba besarla sin parar, sus ojos estaban dilatados y se podía notar el deseo en ellos, Artemisa no se alejó manteniendo sus brazos al redor de su cuello, se acercó quedan aún más cerca, rosando sus labios, Declan se intentaba controlar no quería desnudar su cuerpo y mostrar mucho menos delante de su chófer, ella luego se lo agradecería de eso estaba seguro. —Artemisa—dij
Ambos bajaron del auto, Artemisa todavía cubierta con la chaqueta que este le había dado, sentía su cuerpo temblar ante la emoción, al igual que en el bar le tendió la mano guiando la dentro del gran edificio. Al ingresar al ascensor marco el último piso, se vía lujosa, aunque tenía curiosidad no preguntaría, solo bastaría con saber su nombre. Las puertas del ascensor se abrieron paso a un magnífico lugar era elegante y un poco vintage. Declan la acerco a él agarrando su cabeza y uniendo sus labios sus manos se detuvieron en su cintura, el cuerpo de ella tembló con emoción, adrenalina y deseo. —¿Esta segura? — preguntó para saber qué ambos deseaban eso, aunque tenía una erección dentro de su pantalón, jamás se olvidaba de preguntar aquello porque sabía la gran diferencia en estar excitado y querer tener sexo—. Porque cuando entremos a mi habitación no habrá marcha atrás. Artemisa lo meditó por un segundo, y con confianza susurró: —Lo estoy, quiero ten
"Declan" ese nombre de pronto apareció en su mente y todos los recuerdos de la noche pasada, sus manos, sus besos y sus caricias como recorrían su cuerpo. Se estremeció solo pensar de sentir aquello tan íntimo de nuevo; pero sin duda tal vez nunca lo volviera a ver, aquello tal vez sería lo mejor. Le evitaría la vergüenza de verlo a la cara, jamás había hecho algo como aquello, todos los hombres con los que se había acostado habían sido sus novios, durante la mayor parte de su adolescencia y años después Ricardo, sólo recordarlo provocaba que el malestar aumentara, enrolló la sábana en su cuerpo cubriendo su desnudez, buscó en la habitación su ropa hasta encontrarla, pero no había rastro de su ropa interior, con vergüenza se vistió con una camisa que halló al lado de la mesa de noche, sus mejillas se tiñeron de un fuerte rosa. Salió de la habitación en pequeños pasos, mirando así los lados, camino hasta llegar a lo que parecía una sala, tenía que marcharse antes que al
De pronto realmente me atrapó y me dejo ese sentimiento, de añoranza en mi corazón como una corriente que sigue sin detenerse que me arrastra; sin llegar a pensar que lo que tú amas y lo que yo amo terminarías siendo...Hoy sería un nuevo día y nadie arruinaría su buen humor, se había comprado un lindo vestido amarillo el cual combinó con sus botas color marrón de taco, y un abrigo del mismo color de las botas; hoy era un día especial hoy llegaría el tan anhelado nieto del señor Dimitri, aunque había pocas personas que lo hayan visto o tratado con él ya que se murmuraba que vivía más tiempo en el extranjero que en Alemania con su única familia paterna.—Buenos días, tenga un lindo día— saludo a las chicas de recepción y a todas las personas que conocía, subió al ascensor cuando estas abrieron sus puertas ignorando las miradas sobre lo que había ocurrido.Nadie la irritaría.—Si quieren hablar al menos háganlo cuando no estoy —dijo ante las idioteces que se atrevían
20/03/20No ha sido facil, últimamente la presión puede conmigo pero lo que me alegra es que lo tengo a él.... mi relación con mi madre cada día para mas lejana ella no puede entenderme ni yo a ella, sin embargo yo intento lo imposible.Aún así esto no parece ser suficiente.Solo quiero decir lo que siento, hoy a sido un día largo lleno de problemas y situaciones que quiero olvidar.25/05/20Hace mucho tiempo que no escribo por aquí y se siente un poco extraño últimamente los momentos feliz abundan en mi vida, Declan, Yexy hasta pienso que podría ser irreal y pensar cuando podría despertar de mi sueño.Aún así sentía que algo me faltaba, tal vez muy pronto todo su mundo estaría completo.Encontraría la ficha que le faltaba.
Capitulo 7 A la hora del almuerzo un mensaje llego al grupo principal de la empresa.Declan: señorita artemisa, muero de hambre........... Quiero ir a comer........ Terminé todo mi trabajo, abuelo......Artemisa; Señor Declan, está escribiendo en el grupo principal... Puede ir a comer si lo desea.Escribió rápidamente una respuesta y la envió, segundos después el mensaje de Declan desapareció del chat, a lo que está río fuertemente. Y volvió a escribir otro mensaje.Artemisa: No se preocupe puede ir a comer...—Tomemos un descanso, iré por un café.Le aviso y se dispuso a marchar.—Por favor, podrías traerme uno—le pidió a lo que ella sonrió y respondio.—Me lo pensaré.Fue su única respuesta ante de marcharse. Bajo a la cafetería del décimo piso, obviamente mucha gente estaba en el cafetería y al verla ingresó susurrando cosas.—Mati, por favor dame dos cafés y dos tortas —le pidió a la señora mayor tendiendo la tarjeta.
Tomó lo que necesitaba y camino hasta el pequeño cuarto de papelería que había en el piso, puso la hoja y pulso pero esta no parecía querer fotocopiar o hacer algo, apago y la volvió a encender, reviso si tenía papel, aquello la estresada de sobremanera, suspiro cuando empezó a fotocopiar al menos algo funcionaba hoy hasta que parecía que no lo haría más habia intentado arreglar esa cosa cinco veces todavía no entendía porque se estancaba el papel, dio una patada a la cosa esa, ya había intentado de todo, saco el papel lo arreglo, verifico si no había una atorada, pero, nada. Sin duda el lunes la estaba maldiciendo.—Maldita maquina— grito, esta acalorada, era evidente en sus mejillas.Declan se encontraba entreteniendo con la escena, parecía no muy entusiasmada con la pobre fotocopiadora, si supiera que si la dañaba le costaría tres veces su sueldo de cuatro meses, sería una pena. Se aclaró la garganta llamando la atención de la joven, se volvió y casi murió del susto, ahí es