—Los Soprano incautaron nuestro armamento. Incautaron la droga de los franceses y tus diamantes —le aclaro —. Mi padre tiene a la esposa de su líder, los tenemos agarrados por los huevos y los estamos haciendo pagar todo y con intereses incluidos, pero, así como ellos nos traicionaron a nosotros robándonos nuestras mercancías, a ellos también le hicieron una mala jugada. El Gobierno Albanés se las incautó antes de que pudieron lograr seguirlas trasladando a otros países —al relatar aquello lo veo negar con una pequeña sonrisa ladeada en su rostro, es más que obvio que el mismo tiene toda la mercancía pues toda la policía de este país, e incluso el gobierno y presidencia, le rinden cuentas a él —. Así que, en pocas palabras, tú eres quien tiene todo y eso prueba que nosotros obviamente no te hemos hecho ninguna jugada.—Princesa, sí, es cierto, el Gobierno Albanés incautó todo, así como también es cierto que todo lo tengo yo. Me encantan los finales felices —dice, antes de tomar otro p
21 de diciembre de 2020.Estados Unidos: Los Ángeles, California.Demetria JohnsonAcomodo el mechón de cabello que sale de detrás de mí oreja y cierro el pequeño espejo de mi polvo compacto, el cual tenía abierto para poder mirar qué tan horrible me encontraba hoy día. La respuesta es simple: más que ayer. —¡Agente Johnson! ¡A mi oficina! —grita Lund.—¡Voy! —grito yo de regreso y luego me doy cuenta de mi error. No debo comportarme de tal manera.Soy un desastre andante, una vergüenza para la humanidad, un fracaso para el planeta tierra.Creo que si muriera les haría un favor a todos.—¿Qué hemos dicho de esos gritos? —reclama él en cuanto entro a su oficina. Todos los demás agentes tenemos cubículos, mientras que él, por ser el jefe, tiene una oficina con quince veces más espacio que el que tenemos los demás. No es que me esté quejando... O, bueno, un poco.Es solo que me quejo en mi mente para no meterme en problemas, aunque a veces mis pensamientos se desentienden del habla y te
23 de diciembre de 2020.Estados Unidos: Washington D. C.Xander AdkinsSiento mis pulmones llenarse aire y me estremezco. Aprieto mis parpados con fuerza porque pesan tanto que no los puedo abrir, suelto una pequeña queja, aunque mi garganta se siente reseca y no puedo hablar. Mi pulso se acelera y mi sangre hierve... ¿Qué carajos?Logro abrir mis ojos y en seguida los vuelvo a cerrar porque la luz hace que me ardan. Mi mente se nubla, mis sentidos se enloquecen y confunden. Mi cabeza está a nada de explotar. Nada nuevo, ya debería estar acostumbrado a esta sensación. Todo mi pecho se siente en llamas, como si tuviese una gastritis. Sinceramente, no me sorprendería con todo el alcohol que tomo.Intento abrir mis ojos una vez más, pero es en vano, comienzo a parpadear intentando abrirlos por completo. Siento una mano en mi hombro y a Elena, mi secretaria, decir palabras que mi cerebro aún no procesa del todo, me remuevo intentando apartar su toque, pero solo logro mover mis manos, apr
Al llegar a la sede principal de Adkins Industries, lo primero que hago es ir al salón de reuniones y encuentro a todos encerrados y con caras largas debido a ello. Todos me reclaman por el hecho de haberlos dejados encerrados y sin poder salir, luego siguen con los reproches por lo que cada uno supone que sucedió anoche o porque quieren saber si lo que dicen las noticias es cierto, y, finalmente, están los que preguntan sin rodeo alguno si pienso renunciar para poder seguir con mi vida de mierda porque no puedo ser de esa manera y empresario al mismo tiempo, es tan contradictorio que no concuerda.—¿Seguro que no? —pregunto, desabotonando mi saco y quitándomelo para colgarlo en el perchero detrás de mí antes de caminar directo hacia la punta de la larga mesa que se encuentra en el lugar. Mientras camino me arremango las mangas de mi camisa blanca y comienzo a hablar: —, porque hace dos años tuve los mismos problemas que tuve ahora, yo jugaba en casinos, me tatué mucho —al decir eso ú
24 de diciembre de 2020.Estados Unidos: Los Ángeles, California.Sherlly HolmströmSus ojos marrones y sonrisa pícara es lo primero que me recibe al despertarme por la mañana.Erick se acerca y deja un pequeño beso en mi mejilla, antes de volver a acostarse de lado, quedando frente a mí, mientras examina mi rostro, mientras me mira como si fuese su todo. Su mitad, su vida, lo más importante que tiene. Por algo me ha pedido matrimonio ¿No?Aún no lo puedo creer.Me casaré y lo haré con una persona que corresponde mis sentimientos. Alguien que está en el mismo mundo que yo, que sabe lo que es durar meses por fuera debido a nuestro trabajo, que entiende el peligro que corremos y es por eso que cada vez que volvemos a vernos disfrutamos del uno al otro como si no hubiese un mañana.—¿Quieres que haga el desayuno o que te desayune a ti? —propone y yo me hago la que se lo piensa.—Pero devórame con ganas —le exijo.—¿Acaso te lo he hecho lento alguna vez? —enarca una ceja.—Buen punto, sab
—No me grites, niña —ordena, como siempre lo hace —. Prefiero morir haciendo lo que más me gusta y antes de lo pautado a quedarme sentada todos los días de mi vida en una silla mirando al horizonte sin hacer nada productivo.—Nos dejarás solas.—Se tienen la una a la otra.—Eso no es así —refuto —. Somos nosotras tres, siempre hemos sido las tres.—No, Sherlly, comenzó un conteo y ya no hay vuelta atrás, falta poco para que la bomba explote y se decida lo que se tenga que decidir.—¿De qué hablas? ¿Por qué nunca eres completamente honesta con nosotras? ¿Por qué siempre nos dices las cosas a medias?—Porque no puedo —es todo lo que dice y me decepciona. Cada vez me decepciona más.—Seyra tiene razón, hay algo grande detrás de nosotras, se ha detenido, no ha querido escarbar en nuestro pasado porque no sabe por dónde comenzar y porque te tenemos el suficiente respeto como para no dudar de tu palabra —o al menos, yo sí lo hago, porque la verdad es que a mi hermana le importa muy poco.—A
24 de diciembre de 2020.Estados Unidos: Washington D. C.Xander AdkinsTomo la baranda con fuerza y la aprieto con los puños sujetándome de ella, hago un gran esfuerzo por inclinarme hacia arriba y subir, la parte superior de mi cuerpo queda por sobre la baranda y contraigo mi abdomen mientras cuento hasta cinco, para luego bajar y volver a repetir la acción una vez más.Llevo así más de cuarenta minutos, haciendo diferentes ejercicios tal y como lo hago todos los días, es por ello que me mantengo en buena forma a pesar de toda la mierda dañina que le meto a mi cuerpo. Mis ojos azules me devuelven la mirada a través del gran espejo que se encuentra en mi cuarto de entrenamiento y un recuerdo se desbloquea.Yo estirando mi mano y pidiéndole que no me dejara allí solo...Mi niñez son de las pocas cosas que aún conservo en mi mente, hay otras que he bloqueado, pero nunca olvidaré a esa persona que estuvo y sigue estando para mí. Esa que desde que todo pasó juró prometerme, esa que desde
Cuando las empresas casi se van a la quiebra yo lo comprendí, entendí todo lo que debía hacer para sacarlas adelante. Emily, mi mejor amiga de toda la vida y amor de ese momento, pensaba que era un simple vicio de alcoholismo y ludópata compulsivo, pero no era así. Ella en realidad no vio lo peor de mí. Ahora, al igual que en ese momento hace tres años, yo bebía y jugaba, pero no como antes, me controlaba un poco más. Saqué la empresa adelante estando en la mierda y el orgullo fue tanto que me metí de lleno en las tareas de informática, electrónica, cuentas y nuevas creaciones. Comencé a crear cosas que dejó a muchos impresionados, cosas por las que hemos ganado billones en estos dos años que he estado en la vicepresidencia y que ninguna otra empresa de la competencia ha podido lograr. Visitaba a mi psicólogo una vez a la semana y hablábamos de cosas triviales. En un momento él me preguntó por mis vicios, ni siquiera me hizo incomodar el tema como siempre sucedía. Me di cuenta de qu